IRREVERENTE

En pleno vuelo

Les platico: Y si a lo anterior le sumas que presumes no leer a los que opinan diferente a ti, lo siento, pero solo falta que lleven flores a tu funeral y ni cuenta te has dado que hace mucho tiempo pasaste a mejor vida.

Me divierto leyendo a los que toman los chats como un escape a sus frustraciones, limitaciones, traumas y complejos.

Hay quienes meten en un mismo chat más de cien posts al día. Pobre tiempo el de ellos, no han de tener mejor oficio en qué ocuparse, y peor el de los que los leen.

Me han ofrecido incluso recompensas para salirme de ellos pero por alguna razón, me resisto a dejarlos.

A un amigo que no sé de dónde saca tiempo ni paciencia acabo de decirle que admiro su estoicicidad, porque se crece al castigo. Yo no puedo, pero no me salgo, le divierte leerlos. Son fanáticos de la más pura cepa.

Algunos son tan torpes que revelan los secretos que otros les confiaron. A esos se les llama traidores.

Otros platican en los chats sus propios secretos. A esos se les llama imbéciles, según el diccionario personal de Voltaire.

La idiotez es una enfermedad extraordinaria. No es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás con quienes convive, así sea virtualmente.

Con razón...

Leyendo lo que muchos escriben en esos chats pienso que la prueba más clara de que existe vida inteligente en el Universo, es que hasta ahora nadie ha intentado conectarse con el género humano.

Cierto día, a uno de ellos le sugerí que antes de seguir excretando sus babosadas en un deshilachado chat regio vuelto vil chal, le convendría terminar de perdido su primaria, aunque sea en la Nocturna, de esas que promueve la Secretaría del Bienestar.

Como lo hice público -porque públicas eran sus argumentaciones- a los de ese mentado chat nos endilgó su CV, en el que presumía incluso un doctorado. Nomás le faltó mencionar que es egresado de las clases del Tarot de Marsella que Alejandro Jodorowsky imparte cada viernes en el primer café que se le atraviesa en el camino.

Y ya para concluir, porque me espera un largo viaje que me llevará por encima de dos mares, les comparto esta reflexión del inmerecidamente desconocido Jonathan Swift:

“La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse”.

PD

A quienes pululan por la miríada de chats-chales que contaminan en forma digital la vida vegetal, me veo en la imperiosa necesidad de aclararles que una cosa es MEMESTER y otra MENESTER.

La primera palabra caracteriza y define a los que disfrazan su ignorancia del lenguaje mediante MEMES y p3nd3jadas con las que buscan hacerse los graciosos e interesantes.

MENESTER -en cambio- es una ocupación.

¿Entendido? ¿No? Cuánto lo siento. Cáele a la Nocturna; hay becas.

CAJÓN DE SASTRE

“¿Quieren más o les guisamos un huevo?”, remata la irreverente de mi Gaby.