Ya transcurre el cuarto año del gobierno de López Obrador, quien en campaña prometió que en seis meses corregiría el drama de la inseguridad, luego pretendió con sus programas sociales reencaminar a los jóvenes para que no se aliaran con la delincuencia, después dijo que su estrategia de “abrazos, no balazos” funcionaria de forma inmediata, que los delincuentes tomarían el camino del bien, que si no se portaban bien, los “acusaría con sus mamás”, pero, lamentablemente, su estrategia no dio resultados y la situación empeoró por mucho ¿será que en su conservadurismo cristiano espere un milagro?

Un aumento drástico

Ya no se puede tapar el sol con un dedo, el fracaso de la política de AMLO no fue culpa de los neoliberales, ni del chapuzón de Calderon con Checo, ni de los conservadores; la realidad es que los índices de delincuencia se incrementaron, los homicidios dolosos aumentaron casi al doble y el narco opera por el territorio nacional de manera impune con los abrazos. No hay ley ni institución de seguridad que garantice la paz y ni la seguridad en el país. Se acabó el Estado de Derecho.

Rivapalacio

El periodista Raymundo Riva Palacio dio a conocer una estadística escalofriante, cuando Felipe Calderón llegó al poder y enfrentó a los cárteles de la droga, tenían bajo su control 80 municipios, de un total nacional de 2 mil 471, pero actualmente, de acuerdo con un informe oficial del Pentágono, más de 30% del territorio nacional –823 municipios– es controlado política y económicamente por criminales.

El viernes pasado en Sinaloa, AMLO prácticamente dio a entender el fracaso de su política de Bienestar y por tanto la de seguridad, pero insistió en que su estrategia de seguridad (de abrazos, no balazos) se basa en atender las causas y fortalecer las condiciones de educación, trabajo y vida familiar.

En lógica pura, si dice que la delincuencia se ha incrementado, se debe a que su política social, fracasó. De acuerdo con los datos que Coneval dio a conocer en agosto de 2021, el número de personas en situación de pobreza aumentó en 3.8 millones de personas en comparación con 2018. En 2018 había 51.9 millones de personas en situación de pobreza, mientras que en 2020, la cifra incrementó a 55.7 millones.

El problema de la inseguridad está latente, las masacres, los homicidios dolosos y el número de víctimas mortales, aumentan cada día, como se ha mostrado, es casi el doble de lo que tuvieron juntas las administraciones de Calderón y Peña Nieto, pero el presidente se justifica todo el tiempo.

Queriéndose evadir, AMLO reparte culpas diciendo lo mismo que hace cuatro años: ¿Qué, no había masacres durante todo el periodo neoliberal? Sobre todo, ¿no declaró la guerra Calderón?

La negación

Una reportera de las mañaneras, lo cuestionó: “seguimos viendo, son masacres por el enfrentamiento entre los grupos criminales, pero en medio está la sociedad, presidente”. AMLO, que ya no se sabe si se burla o realmente piensa que la sociedad es tonta, respondió: “Sí, sí, y tratamos de evitarlas, pero hay una gran diferencia, no es el Estado. Imagínense que Calderón tenía a García Luna de secretario de Seguridad”.

Mientras Andrés responde lo de siempre, y sus fieles le aplauden, él, evadiendo su responsabilidad, los cadáveres se apilan y ya son más de 120 mil muertes en esta administración; todo por la incapacidad del gobierno para proteger la vida de los ciudadanos y dicho por él, todos son víctimas, ya sea de los criminales o de la ciudadanía.

Estas declaraciones de AMLO están precedidas de otras, altamente perturbadoras, donde él mismo aclaró que no fue “un desliz” cuando aseguró que su gobierno también protege la vida de los delincuentes y que no se retractará, porque su administración tiene la obligación de preservar la vida de todos los mexicanos, incluso si son presuntos infractores de la ley.

La sumisión del ejército

Las bandas criminales parecen operar libremente, persiguen y atemorizan a integrantes de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Nacional que no logran entrar a los municipios dominados por el crimen organizado.

Cuántas veces más seguiremos escuchando a líderes de Morena como Gastón Arriaga en Tamaulipas gritar, “¡arriba el cartel del Golfo Putos!”, o al gobernador morenista de Sinaloa, Rubén Rocha, asegurar que la existencia de retener de civiles armados en Sinaloa “no es nuevo” y que se exageró la nota debido a que los detenidos cerca de Badiraguato fueron periodistas.

Lo peor, hasta el supuesto envalentonamiento del presidente frente a los Estados Unidos nos lleva a esta terrible red de complicidad y de protección. AMLO prácticamente canceló los acuerdos de colaboración en materia de seguridad con Estados Unidos.

No sabemos si vivimos con un gobierno sumiso o cómplice, pero al final, hemos visto al presidente detenerse para hablar con la mamá del Chapo, decomisar menos drogas que nadie, liberar al hijo del narcotraficante y evitar la detención de criminales mientras la crisis de seguridad está peor que nunca.

¿Será que cree en la voluntad divina? O ¿será parte de una red de complicidades que incluyen a todos los órganos de gobierno?