Lo ocurrido el miércoles a las puertas de Palacio Nacional, de ninguna manera debe tratarse como un asunto menor, independientemente de si se trató de un montaje como han dado en señalar algunas voces o si es resultado de la furia desatada de familiares y amigos de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa. Para el caso, en cualesquiera de los dos supuestos, no queda bien parado el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Las imágenes de los momentos de tensión que se vivieron a las afueras de la residencia del primer ejecutivo de la nación, cuando la mañana del miércoles un grupo de normalistas de Ayotzinapa, presuntamente compañeros de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014 en el estado de Guerrero, derribó a la fuerza una de las puertas de Palacio Nacional con una camioneta, son reflejo de la decadencia que enfrenta el actual régimen.

“El grupo pretendía acceder al recinto donde el presidente, Andrés Manuel López Obrador, estaba celebrando su habitual conferencia “mañanera” de prensa de cada día.

Para ello, utilizaron un vehículo estacionado en la zona al que le rompieron las ventanas, retiraron el freno de mano y empujaron una y otra vez contra la puerta a modo de ariete hasta que esta cedió.

Los policías militares encargados de la seguridad del edificio utilizaron gas para dispersar al grupo y crearon una barricada humana para impedir su acceso, por lo que los manifestantes comenzaron a retirarse del lugar pocos minutos después”. (BBC News Mundo 06/03/24).

Este fue uno de los reportes que dieron la vuelta al mundo respecto a lo sucedido a la residencia que alberga al presidente mexicano.

En la misma noticia, se detalló; “Los normalistas quisieron presionar así a López Obrador para que se reúna personalmente con ellos y tratar de desbloquear y avanzar en la investigación sobre la desaparición de los 43.

El mandatario calificó lo sucedido de ‘provocación’, aunque descartó que se vayan a tomar represalias contra el grupo.

‘No va a escalar, es que lo que quisieran es que nosotros respondiéramos de manera violenta, nosotros no somos represores. Se va a arreglar la puerta y no hay ningún problema, pero lo que quieren es provocar’, manifestó”.

Ahora bien, algunas expresiones refieren que se trató de un montaje del propio gobierno de la Cuarta Transformación para desacreditar las manifestaciones y reclamos que en los últimos días han protagonizado los inconformes por el caso Ayotzinapa, quienes mantienen un plantón a las puertas de Palacio Nacional con la exigencia de ser recibidos por el presidente de la república quien se ha negado a ceder a las presiones.

Según observaciones de quienes mantienen la teoría del montaje, existen elementos para acreditarlo. Apuntan por ejemplo, el que los encapuchados que empujaron la camioneta contra la puerta coincidían en un patrón de vestimenta, siendo que usaban tenis de la misma marca.

Entre otras cosas, afirman no es coincidencia que una camioneta de la Comisión Federal de Electricidad se encontrara convenientemente estacionada y sin el freno de mano para ser dirigida hacia la puerta dañada.

Además, señalan que normalmente con mucha anticipación al 8M se colocan enormes vayas para proteger el palacio ante las protestas de mujeres, pero en esta ocasión no estaban colocadas aún cuando los inconformes de Ayotzinapa ya tenían varios días con su protesta.

Ello sin contar con que no había elementos de ninguna fuerza policial cerca para que hubiesen protegido el edificio, dispersado a los manifestantes y evitado el daño a los bienes de la nación.

En toda esta serie de coincidencias, es que se presume habría habido hombres infiltrados para provocar el zafarrancho y colocar al presidente en calidad de víctima.

Lo que sí no deja de causar extrañeza es la reacción del propio presidente López Obrador, quien durante su conferencia mañanera fue enterado de lo que ocurría en tiempo real y no se inmutó ni siquiera un poco, como si supiese que no pasaría a más. Y prácticamente lo mismo sucedió con los uniformados que en teoría se encuentran en la sede presidencial para proteger al jefe de Estado.

Las imágenes que circulan en redes sociales en donde se observa a algunos elementos uniformados son verdaderamente vergonzosas por decir lo menos. Cualquiera pensaría que se trata de videos chuscos, pues mientras se lleva a cabo el ataque a Palacio, a ellos se les ve colocándose las botas y otros artículos con tal calma que si en realidad se hubiese tratado de un atentado contra el presidente quizá se hubiese logrado concretar ante la ineptitud y torpeza de los encargados de su seguridad.

Ahora bien, si no se trató de un montaje, como lo señaló el abogado de los familiares de los estudiantes de Ayotzinapa, Vidulfo Rosales, quien dejó en claro que los disturbios en Palacio Nacional la mañana del miércoles se debieron a un aumento de la confrontación por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues el tema es aún más delicado por todo lo que ello significa, siendo que por muchos años fueron sus grandes aliados.

“Nunca hubo la sensibilidad del presidente para mandar un emisario o funcionario del gobierno. Nadie se acerco y ya ayer la protesta, el objetivo de la protesta era únicamente entregar ese documento en la puerta de Palacio Nacional”, expresó el abogado en entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva.

Detalló que el primer mandatario ha mostrado indiferencia y arrogancia, dando un trato de disidentes a las víctimas del caso Ayotzinapa, los padres de los estudiantes desaparecidos.

¿Montaje o furia desatada? Para el caso es lo mismo; Andrés Manuel López Obrador no queda bien parado.