El senador
Hace corajes todos los días. ¿El motivo? Ha entendido su realidad. Contra sus deseos, no tiene posibilidades de ser candidato presidencial de Morena en 2024. El presidente López Obrador no confía en Ricardo Monreal, y esto es suficiente para descartarlo. El partido de izquierda elegirá entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. No parece haber nadie más en la carrera.
¿No es una imprudencia eliminar tan pronto a Adán Augusto López? Puede ser, pero no encuentro argumentos para incluirlo. Es decir, todavía no veo presidenciable al secretario de Gobernación. Ha destacado por su seriedad y eficacia, pero algo le falta. Quizá solo necesita tiempo para estar en la contienda, no lo dudo, pero ni hablar, en este momento no compite.
Lo peor para el senador Monreal no es su imposibilidad de avanzar en Morena, sino sus malos resultados en las encuestas de preferencias electorales. Pobre, carece de atractivo para la oposición. Es decir, si renuncia al partido en el poder, difícilmente será aceptado como el candidato del PAN, el PRI, el PRD y Movimiento Ciudadano. Todos estos institutos políticos cuentan con aspirantes más populares.
Ricardo Monreal solo tiene una opción benéfica para sí mismo: no comer aguacate, tan dañino antes o después de hacer corajes. Es un consejo de amigo.
El gobernador
En la misma situación está Enrique Alfaro. El gobernador de Jalisco hace años era algo así como el ídolo de quienes rechazan a AMLO. Parecía el único político con fuerza para realmente enfrentar a Andrés Manuel. Tal percepción inclusive generó entusiasmo excesivo en no pocos analistas. Alguien normalmente objetivo como Enrique Krauze se dejó vencer por la emoción y dijo de Alfaro: “Honra la tradición liberal de Jalisco”. Después, comparó al primer gobernador militante de Movimiento Ciudadano con un prócer del pasado: “También Mariano Otero enfrentó gallardamente el acoso injusto del gobierno. Y pasó a la historia por resistir”. Arrepentido debe estar el historiador por tales palabras.
Seguramente Otero resistió, pero Alfaro no. A este la fama de héroe le duró poco. Su prestigió acabó cuando, muy pronto, demostró su absoluta incapacidad para gobernar, aderezada además con escándalos impropios de quien se suponía iba a “honrar la tradición liberal de Jalisco”.
Alfaro soñó con ser presidente, pero ya no lo será. Está lejos de ser el político más popular en su partido. Luis Donaldo Colosio Riojas lo supera ampliamente en las encuestas.
Como al senador Monreal, al gobernador Alfaro solo le queda abstenerse de comer aguacate, tan perjudicial si se consume cuando se hacen grandes corajes.
Federico Arreola en Twitter: @FedericoArreola