Hoy México ha perdido completamente el rumbo político. En medio del debate sobre la pertinencia de la conformación de alianzas políticas rumbo a los próximos comicios presidenciales -quienes muchos ven como la única vía para derrotar a Morena en 2024- el sistema de partidos políticos ha sido destruido por la ausencia de plataformas ideológicas y por los intereses personales.

El PRI, aquel partido de izquierda surgido de la Revolución Mexicana (sí, de izquierda) que luego devino en una agrupación de derechas (a partir del periodo neoliberal) es hoy un partido que no representa a nadie. ¿Quién puede definirse hoy día como un auténtico priista con una clara plataforma ideológica?

El PAN, la agrupación de centro derecha algún día fundada por Manuel Gómez Marín, surgida con el objetivo de constituir el bloque opositor al PRI y a los ideales revolucionarios, es hoy día un partido que sin mayores reticencias se ha sumado al PRI (el enemigo de antaño) y al PRD, en una alianza anti natura que ha desdibujado completamente los orígenes de Acción Nacional

El PRD… ¡ni se diga! El partido nacido tras el supuesto fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, y que buscaba recuperar los ideales revolucionarios perdidos durante el periodo neoliberal, es hoy una agrupación que lucha por su propia supervivencia a nivel federal y que representa a nada ni a nadie. ¿Es aún el PRD un partido de izquierda coaligado electoral y legislativamente con el PRI (el neoliberal de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto) y con el “reaccionario” Acción Nacional?

Movimiento Ciudadano, surgido inicialmente como un partido de izquierda (Convergencia) que apoyó a AMLO en sus primeras campañas presidenciales, se presenta hoy como una opción política joven y renovada. MC busca hoy mostrar un nuevo rostro con personajes como Samuel García y Luis Donaldo Colosio. ¿Qué representa MC? ¿Es un partido de izquierda, centro o derecha? No lo tengo claro.

El Partido Verde y las otras sanguijuelas del sistema político mexicano representan lo peor de este país: la impunidad, la corrupción y el dominio de unos cuantos sobre el interés público. El impresentable Verde, que nada ha aportado a la patria, ha contravenido sistemáticamente la ley electoral, se ha vendido al mejor postor y ha conformado alianzas de acuerdo a sus intereses mezquinos en turno.

Morena, el gran partido fundado por AMLO que le abrió las puertas de Palacio Nacional en 2018, no representa más que la visión de un solo hombre: una plataforma política caracterizada por el combate contra la corrupción y la lucha en favor de los pobres, revestida de un discurso populista que ha obnubilado a la mayoría de los mexicanos.

A pesar, empero, de su inminente hegemonía nacional, Morena ha fallado a México. La corrupción permea en todos los órdenes de gobierno, el número de pobres ha incrementado, el crimen organizado se ha fortalecido, la violencia se ha recrudecido y los índices de inseguridad han alcanzado un récord histórico.

En suma, México ha perdido hoy su rumbo político. El sistema de partidos se ha desfigurado, y los mexicanos tenemos ante nosotros dos opciones: votar por la continuidad de un fracasado proyecto político caracterizado por muchos discursos y escasos resultados, u optar por una alianza opositora cuya única bandera es la de “contrarrestar” los efectos devastadores del paso de Morena. Así las cosas.