Los indicadores sobre la perspectiva de un estancamiento económico con inflación creciente se afianzan. Pero además, se extiende la crisis socio-política en toda Europa Occidental y Europa Central, y la guerra euro-asiática cruza por episodios intensamente destructivos y tenuemente se tratan de abrir canales diplomáticos para el diálogo hacia un posible acuerdo muy difícil. Las variables críticas generaron primero un escenario volátil y de vulnerabilidad en el sector monetario y cambiario, hoy están en la economía real causando estragos.

En dicho contexto de altísima complejidad por la maraña de intereses tan grandes que chocan y en donde cada economía regionalizada trata de salir lo mejor librada posible, México alineado en la región de Norteamérica tiene una situación menos crítica que en otras ocasiones, pero sobre todo posee opciones de salida para el futuro inmediato: estrechar vínculos con la Cuenca del Pacífico, aunque en la zona latinoamericana la Alianza del Pacífico no está posicionado sólidamente por los estragos que está causando en esas economías la constante apreciación del dólar americano, y que ya provocaron un comentario bastante fuerte del Mandatario colombiano Gustavo Petro, en el sentido de que ese rally cambiario alcista estaba destruyendo muchas economías, incluida la colombiana, su gran aliado latinoamericano.

Aunado a la perspectiva de un escenario de estancamiento económico con inflación sostenida, articula la crisis de los mercados cambiario-monetarios y financieros de altas tasas de interés, con la economía real de las economías altamente desarrolladas están regresando al ciclo de sobrendeudamiento público: el área europea está pasando de un crecimiento promedio de 5.2% (fase de auge del ciclo económico) en 2021, a 3.1% para 2022 (para el FMI sería de 2.6% este año) y con un pronóstico de 0.5% para 2023 (0.6% según el FMI) que marcaría el tránsito hacia la recesión económica.

La etapa de acelerado crecimiento económico europeo, posterior a la fase aguda de la pandemia global estará llegando a su fin en el 90% (dice el FMI) de las economías desarrolladas que se situarán allí. Se sigue insistiendo en que el caso más crítico (por su gravitación en el contexto europeo y global) será el de Alemania con un decrecimiento de -0.3% (2023), Italia -0.2%, Francia -0.7%. La fase de crisis llegará, el decrecimiento económico, la etapa de “destrucción creativa” concepto memorable aún de Joseph Schumpeter.

Para este fin de año las variables críticas siguen siendo la energía y los alimentos: con racionamientos ante la escasez en la primera, y alza de precios en los segundos. Desde estos días ya España y Portugal tienen las tarifas más altas en electricidad de toda Europa (cortes súbitos y racionamiento es la perspectiva inmediata). Pero la insurrección masiva de la sociedad europea pone en la mesa también la variable de gobernabilidad. En conjunto, estas variables afianzan otra: la variable de la incertidumbre.

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Ello es así porque como afirman los economistas del Banco Mundial todos los indicadores económicos que empiezan a cambiar su comportamiento durante la etapa previa a las recesiones económicas, inician una trayectoria hacia abajo: PIB, pedidos en el sector manufacturero, mercado financiero, índices de confianza de los consumidores, todos empiezan a deslizarse hacia la situación de recesión, que puede evolucionar hacia la crisis. Y allí el comportamiento de los indicadores de los EUA son fundamentales (es el mayor importador de bienes y servicios) y lleva ya dos trimestres consecutivos (medio año) en retroceso: -0.6% y -1.6% (son tres trimestres seguidos los que marcan el periodo recesivo).

El comportamiento de los precios de la energía eléctrica es un buen ejemplo de la problemática actual con la energía en Europa: en el caso de Portugal será de 136 euros el MWh, mientras que en España será de 40 céntimos menos (135,6 euros). Las más altas de Europa. Mientras en EUA la inflación parece haber llegado a su techo (8.2% en septiembre) pero ha alcanzado su máximo en la Zona del Euro (10.0% en septiembre), con una ligera desaceleración en octubre de 2022. La factura que están pagando en Europa por NO desarrollar una política de pacificación en el conflicto Rusia-Ucrania es muy alta. Los desajustes macroeconómicos son severos.

Las cadenas de suministro se han roto y han encarecido todos los costos del consumo: por mar y tierra, centralmente. Hoy en día estas cadenas están totalmente integradas ya que la información entre proveedores y productores fluye holgadamente, porque es la nueva forma moderna de funcionamiento de las plantas productivas en el modelo just in time. Antes había una deficiente comunicación e incertidumbre para los trasportistas y distribuidores. Hoy no. Existe un sistema de predicción apoyado en una nutrida base de datos al interior del ciclo económico. La ruptura encarece la fase de transporte y distribución, el suministro y el precio al menudeo.

La “stangflaction” es un momento económico peculiar en donde las tasas de interés se mantienen altas, por lo tanto, la actividad económica está desacelerada y los premios a la inversión en el mercado de dinero son altos pero hay volatilidad, cambios súbitos de tendencia. La política fiscal se vuelve opcional: pro-cíclica o anti-cíclica. En el primer caso es contraccionista, se actúan conforme a la situación imperante; en el segundo se vuelve expansiva, se aumenta el gasto y se inyecta liquidez a los mercados financieros, caen los precios de los activos y caen también las tasas de interés y se estimula la inversión y el consumo.

La Cuenca del Pacífico es la zona de mayor dinamismo económico, tecnológico, de inversión y crecimiento del PIB desde la segunda parte de la década de los años 80 y durante el siglo XXI. Es una zona de integración económica de inmenso potencial para el desarrollo económico y el bienestar social, están vigentes: una Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico, un Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, la Asociación Económica Integral Regional y la iniciativa china de “La Franja y la Ruta” y su posible extensión a América Latina. Ésta “extensión” debe acelerarse.

Para 2022 la proyección económica para las economías de esta zona es que su participación en el PIB mundial será de 34.4%; solamente China, Japón y Corea del Sur llegarán a 25.8%, China sola tendrá la quinta parte de la economía global, es decir, el 20.5%, y América Latina y el Caribe llegarán a 7.2%. Es evidente que una cantidad de economías como las de ALyC requieren urgentemente un acelerador económico, un pivote de impulso de gran intensidad. Su evolución es lenta, tortuosa y con retrocesos. Las economías de la Cuenca del Pacífico ofrecen esa posibilidad. México tiene que voltear a dicha zona de articulación económica y tecnológica. Las cifras podrían ajustarse ante la turbulencia registrada en Eurasia y Europa.

La mayor expectativa está en la FETAAP (antes APEC) que integra la Alianza del Pacifico latinoamericana (AP). Se ha dicho que este es “el siglo del Pacifico Latinoamericano”. Existen documentos muy importantes que trazan una ruta crítica para articular en forma decisiva a la AP dentro de la FETAAP: los más recientes, la “Hoja de Ruta de Beijing sobre la Contribución de APEC para la Implementación del FTAAP” se adopta en cumbre de Líderes (China, 2014); la “Declaración de Lima sobre el FTAAP”, así como, la aprobación del “Estudio Estratégico Colectivo sobre Cuestiones relacionadas con la Implementación del FTAAP” (Perú, 2016). México tienen que sacar todo el provecho posible al T-MEC dada la interrelación histórica con EUA, menos con Canadá, pero apostar en serio a la diversificación estratégica hacia la Cuenca del Pacífico, es decir hoy, la FETAAP, y acelerar la incorporación a la “Hoja de Ruta de Beijing”, sin descuidar la profundización en el T-MEC, resolviendo los diques que puedan surgir. No son rutas excluyentes.

En la próxima entrega detallaremos más este planteamiento que puede ser perfectamente bien acompañado por un enfoque nacional geopolítico y geoestratégico, que refuerce la Soberanía y amplié la Auto Determinación de México, pero que excluya completamente lo militar.