He estado pensando muy seriamente en irme de vacaciones dos o tres meses a Europa. ¿El motivo?: Los criterios tan básicos que tiene Gerardo “Tata” Martino para armar sus convocatorias a la Selección Nacional Mexicana, parecen basarse fundamentalmente en estar (que no jugar) en Europa.

La obsesión del futbolista mexicano por irse al viejo continente, aún a costas de su propia carrera deportiva, basada fundamentalmente en un complejo de inferioridad ante Europa, tara secular heredada de generación en generación desde hace ya cinco siglos, pero que vive en el ámbito futbolístico un cenit que raya en la psicosis, y que tiene a la Selección Mexicana en una crisis que se adivina igual o peor al desastre en Argentina 1978, por la cercanía al mundial de Qatar.

Vemos el penoso espectáculo de ver correr tras un balón en la cancha (porque a lo que hacen no se le puede llamar JUGAR) a personajes muy por debajo de la calidad de futbolistas de élite que sí deberían tener su sitio en la selección, cómo lo son Aldo Rocha (del Campeón Atlas), Victor Guzmán (del sub campeón Pachuca) y de Alan Mozo (del sub campeón de Concacaf, Pumas de la UNAM) en lugar de unos que gozan de un lugar que no se merecen, cómo el hasta hace unos meses jugador de gran nivel Orbelín Pineda, el ‘GUTI’ Gutierrez, Héctor Herrera o el mismo Andrés Guardado, que su único mérito es vivir en Europa.

El caso de Pineda es paradigmático al complejo hacia el viejo continente en cuestión: por irse contratado a un equipo de un caserío en las provincias de España (Vigo) ha perdido, por completo, su nivel futbolístico y en el peor momento, a pocos meses del mundial, algo no muy distinto sucede con Diego Lainez, quien calienta asientos de palco (ni siquiera de banca) en el Betis de Sevilla.

El señor Martino está casado, además, con nombres y combinaciones de estos que está ya probado no le funcionan ni le funcionarán. Es necio y de cabeza cuadrada, al no tomar en cuenta cómo es debido a un joven jugador con la nacionalidad mexicana cómo lo es Marcelo Flores, que las poquísimas veces y minutos que ha jugado le ha cambiado el rostro al equipo tricolor. Lo mismo con el mejor portero mexicano en la actualidad, el ya consolidado Carlos Acevedo, y su necedad desesperante de no llamar de emergencia a Javier “Chicharito” Hernández, que si bien haya tenido indisciplinas, la no existencia de un centro delantero que no sea el aún en recuperación de espeluznante fractura de cráneo, Raul Alonso Jiménez, que por lo mismo resulta prácticamente imposible retome su nivel de aquí a fin de año (mundial de Qatar) no queda pues, más remedio que acudir a el, al ya histórico Hernández.

Las columnas más leídas de hoy

Vemos entrar a trotar a la cancha a un Rodolfo Pizarro, sólo preocupado por sus peinados y sus luces en el pelo, la caída en picada del nivel deportivo de JJ Macías por el capricho de irse a un Club de un suburbio a las afueras de Madrid (Getafe), pero al tiempo de recordar el gol de Julian Quiñones al Pachuca, que lo firmaría cualquier estrella en la Champions League, al tiempo de constatar cómo Alexis Vega no hizo caso al espejismo de Europa y renovó contrato con el Guadalajara da esperanza de que el futbolista mexicano se vaya quitando las telarañas de inferioridad de la mente, que nunca olvidar, nuestras mejores selecciones tenían sólo a dos o tres jugando en Europa; deben ir a Europa y ser seleccionados hombres como Carlos Salcido, Javier Hernández, Pavel Pardo, Luis García ó Hugo Sánchez, es decir que sobresalgan y marquen diferencias, no sólo por el hecho de haber firmado un contrato y tomado un avión para entrenar y vivir en Europa, cosa que tristemente hoy sucede.

O se recurre ya, a un “bombero”, tipo Miguel Herrera antes de Brasil 2014, o al hoy desempleado Tuca Ferreti (brasileño hecho en México) o incluso, porque no darle una oportunidad a otro mexicano cómo Roberto Hernández, de probada efectividad y que hoy triunfa en Guatemala. Dado el mismo problema de la tara arraigada de ver, todo lo que tenga que ver con Europa, como lo “NON PLUSS ULTRA”, y a nosotros mismos cómo unos enanos que NO somos, lo anterior tiene cómo disyuntiva que el futbol mexicano vaya derechito a una humillación exhibida ante miles de millones de espectadores a lo largo y ancho del planeta en el marco de la Copa mundial de Qatar a celebrarse a finales de año.

Las fallas estructurales en el futbol mexicano son un tema aparte, inaudito que en una liga decente se juegue sin ascensos y descensos así sea de forma temporal y con hasta 9 extranjeros en la cancha y sin torneos de Copa, sin embargo esas correcciones no serán a corto plazo. O bien, se rescinde de inmediato el contrato al señor Martino y se retoma el rumbo, o insisto, me voy a España de vacaciones para ser elegible a jugar con mi selección un mundial, así sea a mis 47 años que tendré ya para entonces, que para el ridículo de antología que se haría con ese esperpento argentino al frente de nuestro combinado nacional, de apellido Martino, pues el gusto y la experiencia de haber jugado un Mundial no me lo quitaría nadie.