En Red Bull ya hicieron público lo que todo mundo sabía, pero nadie daba por oficial hasta el día de ayer. Max Verstappen es el piloto número uno de la estructura austríaca, dejando de lado al mexicano Sergio Pérez en la segunda posición dentro del equipo, con todo lo que ello implica en cuanto a las prioridades que se le dan al neerlandés en temas del desarrollo del vehículo y de las estrategias en pista carrera a carrera.

Y ojo que eso no está nada mal desde ningún punto de vista; en todo equipo de la parrilla de la #Formula1 siempre hay un piloto número uno y un piloto número dos, entendiendo que sus roles dentro de la escudería son muy distintos. El piloto principal es el que siempre recibe las actualizaciones en su coche antes que su compañero, porque para el equipo es el piloto que puede conseguir las mejores actuaciones en carrera y una cosecha de puntos más redituable para la estructura.

El piloto número dos, generalmente es el escudero de su compañero; el conejillo de indias al que el equipo utiliza para entregar datos conseguidos en pista con ciertas configuraciones en el monoplaza, para así decidir si se opta por el mismo set up, o por otra estrategia para el piloto estrella de su garaje. Es así de claro y puede ser así de crudo.

Hablando con honestidad y quitándonos la playera de México, porque como mexicanos claramente apoyamos a nuestro piloto nacional, Checo Pérez, hay que aceptar que no por nada el Doctor Helmut Marko declaró lo que declaró ayer, ante una cadena austriaca en el sentido de destapar la realidad ya sabida por todos, de que Max es el piloto número uno en Red Bull.

El #MadMax tiene un talento indiscutible, que lo ha venido mostrando desde las categorías inferiores; talento que lo hizo debutar en el máximo circuito a una edad impensablemente prematura, y que convirtió el hecho en todo un hito para la historia de la Fórmula Uno.

Además, y sin ir tan lejos, Max es el actual campeón del mundo, siendo el único piloto que durante los años del dominio hegemónico de Mercedes y Lewis Hamilton, dio la cara por el resto de los pilotos y le hizo frente al monstruo de las Flechas Plateadas, hasta conseguir arrebatarle el título e inaugurar una nueva era de protagonismo que ahora mismo vemos en el Gran Circo.

Max, simplemente es el mejor piloto de la actualidad y por eso era natural el pensamiento común que muchos de los especialistas y fanáticos de la máxima categoría, tenemos con respecto a que el chico es el piloto número uno del equipo. Lo único que cambió, es que hasta el día de ayer, desde adentro de la estructura de Milton Keynes, se hizo pública la postura en torno a ello y el Doctor Marko se decantó por el neerlandés como el piloto estrella de Red Bull.

Y lo anteriormente expuesto, no significa que nuestro Checo sea el peor de los pilotos de la parrilla, pensamiento que está muy alejado de la realidad. El tapatío tiene un talento enorme con el que ha hecho su propia historia dentro de la Fórmula Uno desde su mismo debut como piloto rookie.

El tema con Pérez, es que ha llegado ya a un equipo top, quizás en la parte final de su carrera dentro del Gran Circo, las razones son conocidas; el infortunio de no competir durante años con un equipo top. El infortunio de haber corrido con un equipo top como McLaren, en el año en el que montaron su peor unidad de potencia, que prácticamente los borró del mapa en aquella temporada. El infortunio de haber corrido para la ex Racing Point - hoy Aston Martin -, que en su mejor momento y con un coche altamente competitivo, lo echó del equipo pese a ser ahí el piloto número uno. Pero esa mala jugada, lo llevó a firmar con el equipo que hoy es el mejor de los diez que conforman la parrilla del Gran Circo; pero con una condición que de la que él mismo ya estaba consciente, tenía que pilotar al lado de la estrella del mismo y eso no iba a cambiar. Hoy en día, es Max Verstappen el piloto estrella del equipo; Sergio Pérez ha asumido su rol como segundo piloto dando resultados más que aceptables en esta temporada.

Quitándonos el nacionalismo de nuestros corazones, hoy por hoy podemos presumir que tenemos a un piloto mexicano dentro del top de los cinco mejores pilotos del mundo. Ya mañana, para 2023, seguro estoy de que Pérez tendrá todo para convertirse, a base de resultados, en el piloto estelar de los de la bebida energética y quizás regalarnos un campeonato del mundo. Solo queda apoyarlo en lo que resta de la temporada, porque él es el menos culpable de lo que pasa en su entorno.

#NeverGiveUp

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