Ayer, el diario Reforma, actuando con menos recato que la mafia, insistió en acosar a los hijos de AMLO. Así lo dije en un artículo, pero me quedé corto: El Universal hizo lo mismo.

Pregunté que desde cuándo es noticia que los hijos visiten a su padre. ¿Ya no tienen derecho a hacerlo con respeto a su intimidad? ¿No está permitido que un presidente dedique tiempo a su familia?

Para Reforma y El Universal la llegada a Palacio Nacional de José Ramón y Andrés Manuel López Beltrán fue un hecho noticioso nada más como pretexto para seguir negando a los dos jóvenes el privilegio de tener una vida privada.

Reitero, eso no es periodístico: es inmoral, mucho muy inmoral. Será legal, pero no ético.

Ambos diarios tenían fotógrafos agazapados en los alrededores de Palacio Nacional, y tales ¿paparazzi? cumplieron con su misión: lograr imágenes para exhibir a dos personas que no trabajan en el gobierno.

El tono de las informaciones de El Universal y Reforma era idéntico por infame: las fotografías en la entrada de la sede de la presidencia de México se utilizaron para insistir en no probadas acusaciones contra ellos.

Se trata de una canallada, la de golpear a los hijos del presidente, en la que también participan el portal de internet de la familia del priista Roberto Madrazo —Latinus, en el que colabora Carlos Loret de Mola—, lo mismo que Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, la asociación civil fundada por el empresario de ultraderecha que se siente y tal vez sea dueño de la oposición, Claudio X. González.

Lo he dicho varias veces y lo sostengo: como no pueden con Andrés Manuel López Obrador, cuya aprobación se incrementa en cada encuesta, entonces atacan a sus hijos. Ni la mafia actúa tan miserablemente como la derecha mexicana.

Ayer mismo Carlos Loret volvió a la carga contra el segundo de los hijos del presidente de México. Una nueva acusación calcada de la anterior, que por cierto no demuestra nada.

Tendremos que acostumbrarnos: el golpeteo contra la familia de Andrés Manuel ya no cesará.

La derecha va con todo para tratar de detener a Morena en el 2024, y como sus dirigentes políticos, periodísticos y empresariales no conocen los límites éticos, lanzarán todo tipo de calumnias contra lo más querido por AMLO: sus hijos.

Como estrategia, es mala. Tanta indecencia solo recordará a la gente que vota un hecho irrefutable: es moralmente imposible que en 2024 triunfe la perversidad.