El tercer informe de gobierno “oficial” del sexenio de Andrés Manuel López Obrador tiene varias interpretaciones que seguramente otros colegas han hecho en este y otros medios. Sin embargo, me gustaría plantear un peligro, bastante real, que estará presente de aquí a tres años, cuando se lleve a cabo la sucesión presidencial.

Sea quien sea el elegido para representar a Morena y si la oposición mexicana sigue con su tendencia autodestructiva y atomizadora, es muy probable que a AMLO le suceda una persona de su mismo partido como presidente. Aún así, es demasiado temprano para “cantar victoria” y señalar que ya están “sentadas las bases” de la transformación” y que ya se logró ese objetivo, como señaló en su informe, mismo que tuvo ya algunos visos melancólicos.

Tanto la destrucción de las pensiones, como el despilfarro en el gobierno, la condonación de impuestos y la privatización pueden regresar gracias a una mala decisión, o producto de un golpe de estado, duro o blando, llevado a cabo por la derecha abierta o encubiertamente fascista.

Para muestra, algunos casos:

√ Rafael Correa estabilizó y mejoró la calidad de vida en Ecuador. Escogió a un “sucesor”, el traidor Lenin Moreno, quién en un par de años destruyó todos los logros de Correa, quién ni siquiera puede regresar a su país.

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√ Evo Morales creó un “milagro boliviano” y tras un golpe de estado militar, tuvo que huir de su país para salvar su vida, residiendo en México y en Argentina. Durante el año que los golpistas estuvieron en el poder, murieron decenas de activistas y luchadores sociales y se remataron y privatizaron bienes de la nación andina. Reparar ese daño tomará casi todo el tiempo que tendrá en el gobierno “Lucho” Arce.

√ Lula da Silva volvió a Brasil prácticamente una potencia mundial. Su sucesora, también elegida por él, Dilma Roussef, cayó luego de un golpe de estado blando mediante la modalidad conocida como “Lawfare”. Lo sucedió un fascista impuesto y después, Lula fue inhabilitado con mentiras para imponer al simpatizante nazi Bolsonaro.

En México será igual: la derecha está dispuesta a todo, incluyendo un baño de sangre, para recuperar sus privilegios. En la elección de su sucesor y en la “limpia” de las instituciones podridas por medio siglo de neoliberalismo está el darle continuidad a su proyecto, señor presidente.

Esa también es su responsabilidad antes de irse a “La Chingada”. No lo olvide.