Cómo Mueren las Democracias” es un libro escrito por dos investigadores de la Universidad de Harvard, Steven Levistsky y Daniel Ziblatt, donde hacen un alarmante análisis, que bien podría considerarse una guía para reparar una democracia amenazada por el populismo.

¿Cómo se destruyen las democracias?

Los autores, al hacer una extensiva investigación de las formas en que se destruyen las democracias se detienen en Latinoamérica a mediados del siglo XX, con los golpes de Estado militares en Argentina, Chile, Uruguay, República Dominicana, Brasil y otros países donde la democracia se disolvió mediante la coacción y el poder militar.

Se refieren a presidentes electos democráticamente, demagogos y populistas que al arribar al poder iniciaron el proceso de desmantelamiento de la democracia, tal como lo hizo Hitler en la “estela del incendio del Reichstag en 1933 en Alemania”.

El proceso mexicano

En México, AMLO adoptó esa nueva forma de golpe de Estado y de dar muerte a la democracia, apenas tomó el poder, fijo las reglas y las sigue firmemente:

Primero, eliminar y maniatar todos los organismos autónomos, como la CRE, CNH, CNDH o el INAI, acotándoles facultades y limitándoles el ejercicio presupuestal, colocando tanto como le fue posible, a incondicionales para tenerlos a sus órdenes. Un ejemplo de ello, la CRE, un órgano técnico autónomo que fue creado para regular el mercado energético, luz y gas, hoy está a expensas de la CFE; igual con la CNH o la CNDH, un ”florero” al servicio de AMLO.

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Segundo, someter al poder legislativo. Contando con mayoría, ordenó a las bancadas de Morena y aliados que sus iniciativas se aprobaran sin mover “una sola coma”. Después, en 2021, perdió la mayoría calificada y al ver que sus reformas constitucionales no prosperaban, siguió el ejemplo de Hugo Chávez, intentó, con su propuesta de reforma electoral, eliminar de un plumazo a la oposición, desconociendo la pluralidad y eliminando a los plurinominales, todo con tal de garantizar una mayoría absoluta en el Congreso para que estuviese su servicio.

Destruyendo la democracia

En el caso estadounidense consideran la llegada de Donald Trump en 2016 como otra forma de quiebre de las democracias, menos dramática, pero igualmente destructiva.

Mencionan el ejemplo de Venezuela con Hugo Chávez, que a su llegada desmanteló la Asamblea Legislativa y las instituciones de rendición de cuentas.

La tremenda Corte

Aparte de pasar por alto el carácter inconstitucional de las reformas, la “aplanadora” morenista no ha dudado en violar el proceso legislativo. Así, uno tras de otro, los decretos o iniciativas de ley se han topado con lo único que aún no ha podido maniatar y destruir, el poder judicial y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se han mantenido estoicos, firmes, fuertes y apegados a la Constitución.

Aunque el presidente los descalifique brutalmente, en términos de la ley no tiene ningún argumento. Tanto en iniciativas declaradas inconstitucionales o cualquier decisión que de manera colegiada ha tomado la SCJN, lo han hecho cumpliendo a cabalidad con su mandato.

La Corte cumple y eso para AMLO es que son “opositores”, sirven a “intereses particulares” o “están contra él”.

Ataques sin fundamento

En toda su argumentación no menciona una sola defensa de sus propuestas, que son anticonstitucionales y dignas de un demagogo dictador.

Si tuviera la más mínima razón, en su mañanera, donde a diario despotrica, podría mostrar dónde se equivocó la Corte, pero no es así, su único fin es desprestigiar, pulverizar y tomar al servicio de su persona las instituciones que más le molestan, el INE, el INAI y la SCJN.

No lo ha logrado, a pesar de haber impuesto a tres incondicionales: El ministro Arturo Zaldívar, la ministra pirata, Yasmín Esquivel, esposa de José María Riobóo y la ministra Loreta Ortiz, esposa del fiscal para delitos electorales y compadre de AMLO, Agustín Ortíz Pinchetti.

Como sociedad civil no podemos quedarnos al margen, hay que actuar para impedir la muerte de la democracia mexicana, debemos hacernos escuchar para evitar que se instaure un sistema autoritario, populista, demagogo y represor.

Como lo hicimos por la defensa del INE, hay que responder a la convocatoria del 28 de mayo que ya obtuvo el apoyo del sindicato de la Corte, de juristas y de académicos. Salgamos a marchar en defensa del poder judicial, un bastión de la democracia que se ha comportado a la altura en tiempos difíciles.

Twitter: @diaz_manuel