“El que pega primero pega 2 veces”.
Filosofía marcial
Pareciera una moda de la actual generación de humanos provocar a sus semejantes para que las respuestas de los mismos a las provocaciones realizadas sean utilizadas en su contra.
Un buen ejemplo al respecto es la tendencia de los monta-choques, adjetivo que se le adjudicó en México a aquellos conductores que al ir manejando su automóvil, lo frenan de manera provocada, para que el conductor que va manejando atrás de ellos, les choque sin poder reaccionar a tiempo, y así, el que choca es provocado para pagar, inclusive es filmado con teléfonos celulares para exponerlo en redes sociales; de igual manera lo hacen motociclistas, ciclistas, y hasta transeúntes, que provocan accidentes premeditados para victimizar a los provocados, extorsionarlos, y hasta amenazarlos, para conseguir un arreglo falso reparador, y así logran consecuentemente convertirse en provocadores profesionales.
Lo que hacen los provocares profesionales en las redes sociales para conseguir sus objetivos psicopatológicos con fines de extorsión como los descritos en el párrafo anterior, es insultar de tal manera a sus víctimas, con comentarios muy dolientes, sobre todo en Twitter, Facebook o Instagram, sabiendo lastimar el “tendón de Aquiles” de susodichas víctimas, para así obtener la respuesta molesta de ellas que usan ilegalmente como motivo de acusación y, repito, extorsión.
Lo mismo ocurre con los mensajes de telefonía celular de diversas plataformas, principalmente WhatsApp, estos provocadores profesionales conocen la manera de irritar con dichos mensajes, escritos o de voz, enviados a sus víctimas, sobre todo en momentos inoportunos: o muy temprano, o muy tarde, o a la hora de los alimentos, con la misma tendencia hiriente que lo hacen en los comentarios de las redes sociales para obtener un beneficio ilegal a la hora de que ellos, como provocadores, se victimizan; algunos más profesionales logran dichos objetivos haciendo llamadas telefónicas, casi siempre intentando que la víctima sea quien les marque, hablando a su teléfono celular y colgando la llamada, enviando mensajes de texto inconclusos o ilegibles u otras artimañas cada vez más perfectibles con base a ese profesionalismo de los provocadores actuales.
Y la respuesta humana ante cualquiera de las provocaciones descritas en el presente ensayo podría ser el silencio, pero desde un punto de vista de leyes naturales, y en referencia a la tercera ley de Newton, la mejor manera de frenar a éstos provocadores profesionales para tratar de evolutivamente extinguirlos, por el bien de la humanidad, es comprender que a toda reacción, corresponde una reacción opuesta, es decir, si existe una fuerza externa, esa fuerza será contrarrestada por otra igual, pero en dirección opuesta, estos provocadores profesionales deben ser denunciados con los propósitos inherentes a sus provocaciones desde el momento que lo hacen, éste principio newtoniano también se aplica al derecho de réplica, al derecho al libre pensamiento, y a la libertad de expresión.
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