Lo que el ejercicio de revocación de mandato nos dejó, es que, aunque la oposición así lo califique, tampoco fue un fracaso, 17 millones de votos no se pueden despreciar. Lo que realmente nos mostró es que la gente está cansada de la polarización, que no se puede ser totalmente proAMLO ni totalmente en contra AMLO y que no podemos seguir inmersos en el radicalismo sin buscar puentes ni encuentros.
Lo importante es buscar una agenda de construcción de las libertades cívicas del Estado de Derecho, de balance de los poderes y que, de una vez por todas, se retome la materia constitucional que nos permita hacer un país de estructuras políticas sólidas, que combata directamente las causas que nos han llevado a este momento.
Aprendizajes de ambos lados
Morena no puede pensar que los votos que perdió se recuperan sólo con discursos y tiene que empezar a dar verdaderos resultados. La oposición, por su parte, tampoco puede pensar que les va a ser fácil retomar posiciones si carecen de una oferta política, que deben empezar a convencer y conectar con el pueblo mediante un programa de Gobierno que los convierta en una alternativa viable, que hagan ganar la confianza de millones de mexicanos que se encuentran cansados de los dimes y diretes de la política y de los políticos y que con su silencio este domingo, expresaron claramente su desencanto.
La oposición tiene un arduo camino por delante, esos votos no son un cheque en blanco, hay que ganarlos, hay que convertirse en la oposición que el pueblo de México merece, porque hasta ahora, tanto los partidos como los políticos han dejado mucho qué desear.
Morena tendrá que entender que si quiere recuperar a los votantes perdidos debe dar las soluciones prometidas porque ya quedó demostrado que el acarreo, la compra de votos, los cochupos, no les funcionaron como hubieran querido y que los discursos repartiendo culpas y justificándose ya llegó a su límite.
¿No que muy demócratas?
Ahora le sale lo autoritario a Morena, ahora con la Ley de la Industria Eléctrica, ante la contundente derrota y los intentos de bloqueo y del fracaso frente al marcaje de los ciudadanos a los legisladores, dejan ver la verdadera farsa del caro circo democrático que fue la revocación de mandato.
El pasado domingo se presentaron a votar las bases clientelares de Andrés, es decir, ciudadanos convencidos en la transformación que ofrece su proyecto. Funcionarios de los gobiernos federal y locales de Morena orquestaron una operación que no se veía desde hace más de 30 años. En pocas palabras, fueron capaces de superar los vicios del PRI que nos llevó años de lucha erradicar.
Antecedentes
En septiembre de 2021 se aprobó la iniciativa de revocación de mandato enviada por el Ejecutivo que fijó las condiciones del ejercicio, fundamentada en la ley electoral, en la que se establecían los vetos a la propaganda gubernamental y que al INE le correspondía cumplir la legislación vigente de organización, vigilancia del cumplimiento de la ley y el conteo de votos.
Lamentablemente el primero en violar la Ley fue el propio presidente, él y sus principales funcionarios en plena campaña para la ratificación del mandato, violaron flagrantemente la ley y de ello pretendieron responsabilizar al INE.
En su artículo 5, la Ley señala que: “El proceso de revocación de mandato es el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza”.
Pero este precepto no se cumplió, desde el momento en que quien mandó la iniciativa, fue el ejecutivo federal, AMLO y su partido Morena, no la ciudadanía.
El artículo sexto señala que: Para que la votación sea vinculante, se debe alcanzar una participación de “al menos 40 por ciento de las personas inscritas en la lista nominal de electores”. La meta quedó muy lejos, acudieron a las urnas un reducido 17% del padrón electoral.
En el artículo 41 dice: “INE deberá habilitar la misma cantidad de casillas que fueron determinadas para la jornada del proceso electoral anterior” y para cumplirlo, el gobierno debería proporcionar los recursos presupuestales necesarios.
AMLO decidió retirar los recursos al INE e iniciar un debate. Con la reducción del presupuesto fue imposible establecer el mismo número de casillas, pero no por culpa del INE, sino de AMLO.
Dicho lo anterior, el ejercicio de revocación pasó por amenazas y provocación permanente desde Palacio Nacionaly Morena, al final, salió con su base clientelar por delante.
Los resultados y las lecciones
El 82% del padrón electoral no asistió, es decir, 76´319,904 de ciudadanos decidieron no avalar un procedimiento viciado de origen.
El gobierno debe entender los verdaderos resultados. Mexico ya no quiere la demagogia, el populismo, el partido único, queremos un gobierno que atienda los problemas reales como la inseguridad, servicios de salud, infraestructura, educación sin adoctrinamiento, libertad, pluralidad y muchas cosas más.
Casi 80% de ciudadanos no les interesó participar en un proceso de ratificación egocéntrica. AMLO no sólo gobierna con Morena y 15 millones de ciudadanos, no puede confrontar, atacar y descalificar a 80 millones de mexicanos y llamarlos conservadores, neoliberales o traidores a la patria.
La oposición tiene una gran oportunidad si logra entender los resultados que este ejercicio arrojó y actuar en consecuencia para representar a todos esos mexicanos que buscan una alternativa de gobierno, que brinde mejoras a sus condiciones de vida y tener oportunidades de desarrollo.
Esperemos que tanto el gobierno como la oposición, entiendan que vivimos una democracia representativa, que volteen a la población, de lo contrario, México quedará estancado y con una crisis de gobernabilidad, Estado fallido y en franco peligro de una convulsión social.