A la espera de la decisión que tome el ex canciller sobre su futuro político -lo más sensato sería que diera su apoyo simbólico o real a la virtual candidata a la presidencia Claudia Sheinbaum-, evaluaré los errores estratégicos y de comunicación que cometió durante los dos meses y medios de “recorridos” alrededor de la República.

Al comenzar los recorridos, el ex canciller iba segundo después de Sheinbaum, con un gran reconocimiento por su labor en Relaciones Exteriores y simpatizantes por toda la república.

Sin embargo, en lugar de  hacer campaña en territorio, optó por hacer caso a la estrategia del “asesor político” y viejo conocido suyo al ecuatoriano Jaime Durán Barba, personaje que estuvo detrás de las campañas políticas de los derechistas Mauricio Macri y Guillermo Lasso, quién presume “ganar 9 de cada 10 campañas” en las que colabora.

Utilizando el manual de Durán Barba y sus más cercanos asesores, totalmente desconectados del mexicano promedio, Marcelo Ebrard desperdició la primera mitad de los recorridos con frivolidades chuscas, ordeñando vacas, subiendo a pangas y bailando canciones de “Caballo Dorado”; todo con el fin de crear “contenido” para TikTok, Twitter y YouTube.

En la segunda mitad de los larguísimos meses de recorridos alrededor del país, Ebrard comenzó a hacer actos masivos, pero ya era demasiado tarde: Claudia, Adán Augusto y Noroña le llevaban ventaja.

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Otras decisiones extrañas que le restaron apoyo al menos entre el electorado simpatizante de Morena y el presidente fueron anuncios como el de proponer  sumar a Andrés Manuel Jr. a una eventual “Secretaría de la 4T”, además de su anuncio del plan fascistoide  de seguridad “A.N.G.E.L.”, copia de los mecanismos represores del presunto criminal Rudy Giuliani, en Nueva York.

Otro grave desatino fue el haber  “inaugurado” con bombo y platillo dos “Casas Violeta”, parte de un futuro programa social denominado “Pasaporte Violeta”, el cual ni siquiera existía entonces (ni existirá).

Esos fiascos estratégicos de comunicación y la pérdida de tiempo en TikToks y frivolidades nos llevaron al resultado que ahora parece inevitable, pero que no debió haber sido así: un estancamiento de sus preferencias y su eventual y contundente derrota ante la virtual candidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo.