Todo gira en torno al proceso electoral que vivimos. Ha pasado una semana y el post del análisis aún continúa con mucha intensidad. De hecho, suele ser así, especialmente con una victoria abrumadora como la que obtuvo la abanderada de la izquierda, Claudia Sheinbaum. Fue, sin lugar a dudas, un resultado histórico tanto en participación como en votación. La propia oposición, que todavía siente el vendaval que les pasó por encima, no dan crédito a lo que aconteció. Una de las principales razones del porqué no han asimilado el resultado, es el enorme narcisismo y la arrogancia a pesar de que los aplastaron en las urnas. Con ese desdibujamiento, su futuro político tiene el mismo destino que el PRD. Ellos, en efecto, están pagando muy caro la traición de haber girado a la derecha y, para el caso, tener la desfachatez de hacerse llamar de izquierda.

Por supuesto, a muchos nos causó una enorme tristeza en lo que se convirtió el PRD a nivel nacional, especialmente por la narrativa que adoptaron desde que firmaron el llamad Pacto por México. Eso, además de provocar un declive, sepultó la lucha social que encabezó durante décadas. Recordemos que, hace unos años, el perredismo estuvo apunto de ganar la elección presidencial. Es más, legítimamente la ganó si no se hubiese perpetrado el fraude monumental que fraguó Felipe Calderón. Y así, nada de eso fue suficiente para haberse quedado en el lado correcto de la historia. Jesús Zambrano, que ahora suplica al INE que se revisen los votos, es uno de los principales partícipes del ocaso del PRD. Él, de hecho, despreció a la base social. Pensó— equivocadamente— que la salida de López Obrador no traería efectos colaterales y, al final de cuentas, el éxodo fue a parar a manos del Movimiento Regeneración Nacional.

Podemos decir que, uno de los efectos de la victoria abrumadora de Claudia, dejó saldos negativos para el PRD. La cuestión es que, hoy por hoy, ese rechazo social se lo ganó a pulso el Sol Azteca. Los cálculos no le salieron a Jesús Zambrano y, para sorpresa de ellos, tendrán que navegar a contracorriente, sin estructura ni prerrogativas. Si bien el PAN y PRI conservan su registro, van en la misma dirección que el perredismo, especialmente el Revolucionario Institucional. Ellos, en realidad, sufrieron la peor derrota de su historia. De hecho, se han convertido en la quinta fuerza política de México. Lo peor de todo es que, aun así, Alejandro Moreno seguirá al frente de la dirigencia. Están muy lejos de ese efecto que provocaban en las entidades. De igual forma, su voto duro se diluyó por el desorden que provocó “Alito”.

El PRI, de hecho, es el partido que más niveles de repudio tiene de la población civil, seguido del PAN. Inclusive, Acción Nacional es otro de los partidos políticos que no aprendió la lección que les dejó aquel triunfo arrollador de López Obrador. El panismo, está claro, consideró más importante la guerra sucia que las propuestas. Se enfocó en la misma narrativa banal y desgastada. En lugar de corregir una lingüística soez, arreciaron la hostilidad. Ahí están los números que no mienten. Marko Cortés, político inexperto en procesos electorales, ha fracasado nuevamente. Además de las entidades claves que perdieron, no entrega buenas cuentas y, con una pobre actuación como esa, dado el nivel tan bajo de elocuencia, no les queda de otra más que ser una minoría o un contrapeso blandengue.

Lo peor de todo es que siguen con el mismo discurso. Los personajes más visibles del PAN, en su gran mayoría, insisten en la misma estrategia de ataque frontal. Mentiras, maquinaciones y fabricación, son un elemento que, para el caso, no les funcionó. El más claro ejemplo de ello es que, quedaron al descubierto, muchos de los que se hicieron llamar “intelectuales” y que se prestaron para hacernos creer una realidad que jamás existió. La supuesta irrupción de Xóchitl Gálvez, y el “fenómeno social” que nunca despegó, solo fueron estrategias propagandísticas de la derecha para meter en la competencia al Frente Amplio por México.

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A eso le apostaron antes y después de la campaña. Mintieron en cifras y en encuestas que, al fin y al cabo, tenían un conflicto de intereses con la oposición. Fue meramente publicidad que divulgaba contenido fuera de la realidad que vivimos. De hecho, la inmensa mayoría, con datos sólidos y con la efervescencia que atestiguamos, estábamos convencidos del triunfo contundente de Claudia Sheinbaum, lo mismo del efecto que provocaría en la mayoría de estados donde habrá relevo del ejecutivo estatal. Inclusive, muchos consideran que la decadencia de la oposición aceleró la victoria del lopezobradorismo. En mi punto de vista, eso sí abonó, sin embargo, el mérito de la 4T es, en definitiva, el gran trabajo que ha hecho en el gobierno federal y, desde luego, la honestidad en la rendición de cuentas.

Por eso y por muchas cosas, se augura un futuro prometedor con la llegada de Claudia Sheinbaum a Palacio Nacional.

Notas finales

Muy cerca de la capital del estado de Michoacán se ubica Pátzcuaro, uno de los municipios más emblemáticos e históricos del territorio purépecha. No puedo negarlo, me dio mucho gusto que la prosperidad de esa región está garantizada con el triunfo contundente de Morena el pasado 2 de junio. Conozco a Julio Arreola, ganador del ejercicio democrático. Sé que él, en los próximos tres años que estará al frente del ayuntamiento, dará continuidad a las políticas públicas que impulsó. A ello hay que sumarle que, durante la administración, supo encontrar puentes de colaboración con el gobierno estatal y federal. Siendo así, Arreola logró llevar al municipio a latitudes mundiales al reconocer a Pátzcuaro como uno de los lugares más acogedores de México, de acuerdo con la revista internacional Forbes. Hay 4T para mucho rato.