Algunos países latinoamericanos sufren el azote del populismo autoritario. Muy particularmente, Venezuela, Nicaragua y Cuba viven gobernados por tiranos, quienes no escatiman en el empleo de todas las fuerzas del Estado para amedrentar, perseguir opositores y encarcelar a cualquier hombre o mujer que suponga una amenaza para su poder.
La situación en Nicaragua se ha recrudecido a lo largo de los últimos días. El presidente Daniel Ortega ha encabezado una campaña contra la Iglesia católica en su país.
Ordenó el viernes el arresto de Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, un abierto opositor a su régimen.
El papa Francisco, por su parte, expresó ayer su preocupación por la crisis en el país centroamericano y su deseo de que los nicaragüenses alcancen un diálogo, y así poner fin al asedio de Ortega contra la Iglesia.
Mientras ello ocurría en Nicaragua, el Grupo de Amistad Parlamentaria México-Venezuela, encabezado por Gerardo Fernández Noroña, y acompañado por Raquel Bonilla de Morena, viajó a Venezuela para reunirse con el presidente Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores.
Acto seguido, el dictador no vaciló en “presumir” su encuentro con los mexicanos.
Maduro, fiel a su retórica hueca en contenidos, y contaminado por ese sempiterno discurso anti-yanqui, expresó en su cuenta de Twitter que:
“Somos un país abierto al encuentro, a la solidaridad y a la hermandad entre los pueblos…
México y Venezuela son naciones que coinciden en el pensamiento rebelde, frente a los atropellos de la hegemonía imperial”.
Nicolás Maduro
Sin embargo, no es novedad la simpatía de la pseudo izquierda mexicana con los regímenes dictatoriales latinoamericanos.
En este contexto, el lector recordará cómo el presidente AMLO defendió abiertamente a sus homólogos Nicolás Maduro, Miguel Diaz-Canel y Daniel Ortega en el marco de la organización de la Cumbre de las Américas.
La defensa de la participación de estos tres dictadorzuelos llevó al presidente mexicano a buscar diferencias con Joe Biden, en un grosero intento de consolidar su imagen como líder antiyanqui.
De igual manera, otros personajes de la pseudo izquierda mexicana han apoyado abiertamente al régimen venezolano y se han declarado admiradores del modelo cubano.
Entre ellos se encuentra también Yeickol Polevnsky, cuyas admiración por Cuba queda limitada al discurso, pues la legisladora ha sido sorprendida gozando de los privilegios de su posición; algo muy lejano al discurso que sostienen ella y el resto de los simpatizantes de la 4T.
¿Qué mira la pseudo izquierda mexicana en los regímenes dictatoriales latinoamericanos? Sencillo.
Buscan emular un modelo caracterizado por la ausencia de un proyecto de Estado, donde la personalidad de un caudillo impera sobre las leyes, y donde éstas no son más que instrumentos utilizados a conveniencia para la consolidación de su poder.
Poco les importa el combate contra la pobreza o la desigualdad. Todo queda siempre en el discurso. Y los pueblos pagan las consecuencias.