Las formas y el fondo, en la vida como en la política, siempre importan. Esa concepción ha venido acechando a la oposición que, en las últimas décadas, ha tomado decisiones que le han traído costos políticos muy altos. Han intentado de todo para poder reinventarse, pero nada les funciona. Cambian la narrativa que, al final de cuentas, termina siendo el epíteto reaccionario de lo que hoy representan. El propio Jorge Romero, luego de tomar protesta, dijo que tomaría distancia del PRI, al menos una pausa para realizar un balance de la productividad que les ha arrojado. Si hacemos un corte de caja de los últimos años, el PRIAN, en enclaves que constituían epicentros sustanciales para ellos, han pasado a manos de Morena. Es muy probable, de acuerdo con las encuestas de opinión, que eso suceda con Aguascalientes, Chihuahua y Querétaro.
Aunque a la oposición, lo menos que les importa es que lo critiquen, han estado, en los círculos de opinión, generando esa corriente para ir pensando en el proceso presidencial del 2030. Y la pregunta es: ¿quién? A Xóchitl Gálvez, con la explicación más sencilla de que fue quien más “agallas” tuvo para enfrentar al presidente, le cedieron la estafeta de abanderada de una coalición que, en el control de daños, concluyó con el finado PRD. De hecho, quien tomó la decisión fue Marko Cortés y el mismo Claudio X. González, para respaldar a Gálvez. Sus méritos, según ellos, la valentía de haber tocado las puertas de palacio nacional. Lo demás, queda claro, es un desenlace que ya todos conocemos con la abrumadora victoria de Claudia Sheinbaum.
Ante este monumental fracaso, y la crisis que ha convulsionado a las estructuras de la oposición, la derecha, ha trascendido, le ha propuesto a Ricardo Anaya ser, una vez más, su candidato a la presidencia. La ruta, para ir abriendo camino, es competir por la gubernatura de Querétaro. El senador, de hecho, está pensando en esa posibilidad para relanzar su imagen que, de por sí, está muy desacreditada por los señalamientos de corrupción. Teniendo presente eso, y la poca capacidad de arrastre que tiene el excandidato a la silla presidencial, no auguramos un escenario positivo. De entrada, se encontrará en el caminó a un movimiento fuerte y vigoroso que ha venido despegando en tierras queretanas. Hablo de la coalición Seguimos Haciendo Historia, que nos describe su mayor momento de apogeo, en especial por los altos índices de aprobación de Claudia Sheinbaum.
Entonces Ricardo Anaya, pese a ser anfitrión en su propia tierra, y seguramente con el apoyo del gobernador Kuri, no la tendrá tan fácil; es decir, no puede cantar victoria, especialmente porque se medirá a uno de los personajes que, en aquella entidad, ha ido construyendo una gran estructura que se movilizó en la pasada elección. Eso, como tal, lo describen los mismos datos que promedió la coalición Seguimos Haciendo Historia para la fórmula del Senado. No hay que hacernos bolas: Santiago Nieto, que es el mayor activo político de Morena en Querétaro, será el coordinador de la defensa del voto o, mejor dicho, el próximo abanderado de la izquierda. Así lo demuestran todas las encuestas de opinión que lo ponen en la cima de las preferencias.
A nuestro juicio, que obviamente viene fundamentado en un andamiaje demoscópico, Morena, a estas alturas, no solamente emparejó al PAN, sino que lo rebasó en intención del voto que, en sí, se desdibuja con el paso de los meses. Por eso se ha ido involucrando mucho el gobernador Mauricio Kuri, específicamente en la narrativa de un discurso que pronunció hace poco. Él mismo dijo, ante la opinión pública, que no le entregará el gobierno a Morena. Eso, como en las demás entidades que tendrá relevo del ejecutivo estatal, no lo decide él, sino el pueblo de México. De hecho, las administraciones ya no pueden intervenir ni tener mucha injerencia por la vigilancia de los procesos, y las brigadas de la defensa del voto que, para las elecciones intermedias, se instalarán comités del lopezobradorismo para salvaguardar las decisiones que se tomen en las urnas.
Entonces, la realidad es que Morena, en un hipotético escenario, tiene grandes posibilidades de ganar la entidad de Querétaro, sobre todo si el abanderado del PAN es Ricardo Anaya. Visibilizando esa posibilidad, se me viene a la mente los intensos debates y el nivel de competencia que asumirá Santiago Nieto. Será un choque, digámoslo así, de dos personajes de la política con mucha preparación académica. Pero cómo los pronósticos no se miden en el nivel de profesionalización, sino en la capacidad discursiva y, con ello, en los comentarios positivos, no hay punto de comparación: al titular del IMPI, en estos momentos, le favorece todo. Tiene el apoyo de las bases del partido; de igual forma, el respaldo de Marcelo Ebrard; y, por su trabajo, tendría el visto bueno de Claudia Sheinbaum, para ir por la hazaña política de conquistar un epicentro clave.
Caso contrario, Ricardo Anaya, por sus negativos, no tiene argumentos para defender, sino un cúmulo de señalamientos que lo ponen contra las cuerdas. En esas predicciones, que vienen abriendo camino, se anticipa una derrota para el PAN y el coordinador de los legisladores de Acción Nacional en el Senado de la República. Una vez consumado ese fracaso, el porvenir no es nada prometedor en esa anhelada candidatura presidencial para Anaya, pues primero, antes de ese enorme desafío, tendrá que pasar su primera prueba de fuego al enfrentar en las boletas a Santiago Nieto en busca de la gubernatura.
Morena, que cimbrará todos los pronósticos y romperá con una hegemonía del PAN, ganará la gubernatura de Querétaro.