La reforma eléctrica ha recibido un golpe demoledor a partir del realismo económico: el mundo se mueve hacia las energías limpias, si el gobierno niega esta tendencia global simplemente no habrá inversión y parte importante de la que está en el país saldría. Un ejemplo ha sido la declaración de Francisco Garza, presidente y director general de General Motors México, durante su participación en el IMEF:

“Desafortunadamente si no existen las condiciones, México ya no va a ser un destino para la inversión, porque no van a estar estipuladas las condiciones para que nosotros cumplamos con nuestro objetivo de ser cero emisiones de largo plazo”

El presidente ha ganado el debate sobre su propuesta de contrarreforma a partir del manejo de las percepciones y de la ausencia de quienes se oponen. La retórica y la propaganda gubernamental puede movilizar adhesiones de muchos. También puede doblar a opositores la intimidación desde el poder o la seducción de estar en lo correcto. La cuestión es que la lógica del inversionista no da espacio a la especulación y menos a la mentira.

A diferencia de lo que ocurre en la política, las decisiones fundamentales para el empresario y el inversionista no son caprichosas o personales; además, el error tiene consecuencias devastadoras, ya se ha dicho, las empresas quiebran, los países no. Las grandes empresas no sólo tienen órganos de gobierno de decisión colectiva, además, su buen manejo está muy vigilado y en caso de falta está severamente sancionado por los órganos reguladores públicos. Incurrir en engaño o en ocultación hacia los inversionistas resulta en cárcel, multas o inhabilitación para sus directivos, además de sanciones cuantiosas para las propias empresas.

No sólo eso. Afortunadamente las empresas cada vez están más observadas y supervisadas en cuanto a corrupción. El político puede denunciar prácticas corruptas y no hacer nada. Eso ya es costumbre en estos tiempos. No así en la empresa. La ocultación, la denuncia falsa o la connivencia por prácticas corruptas está igualmente sancionado. A pesar de la agenda pendiente, como lo muestran los casos recientes de los Documentos de Pandora asociados al fraude fiscal y blanqueo de capitales, se puede advertir que en la lucha contra la corrupción es mucho más lo que se ha hecho en la economía global, que lo que ocurre en la política. Sea dicho de paso, un factor de recurrente venalidad entre empresa y político en el mundo ha sido el financiamiento de campañas electorales con el propósito de obtener el favor del gobernante.

De la misma forma las grandes empresas se mueven ahora por criterios de compromiso en materia ambiental. Con mayor claridad la industria automotriz, clave para el desarrollo económico de nuestro país.

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Los órganos de decisión colectiva en la política para efectos de transformaciones fundamentales son los Congresos. La votación calificada es una salvaguarda para que la mayoría no imponga su criterio. Por ello la pluralidad es garantía de responsabilidad, aunque en no pocos casos lleva a la parálisis legislativa. Para el caso concreto de México los dirigentes del PRI se han promocionado como reventadores del bloque opositor bajo el que fueron electos. Se arropan en el supuesto diálogo y un concepto engañoso de democracia deliberativa. Queda en sus diputados o en sus senadores, actuar con realismo y con lealtad al país y a su propia organización para contener el avasallamiento del poder, propuesta, que el inversionista desde ahora anticipa lo que habrá de suceder de continuar por la ruta del despotismo burocrático asociado a la generación de energías sucias.

Federico Berrueto en Twitter: @Berrueto