Se está convirtiendo en la principal fuerza opositora al gobierno de López Obrador por encima de los partidos y sus liderazgos, la inflación es una amenaza latente para el actual régimen. Porque no importa si das apoyos económicos a millones de familias mediante los programas sociales, esos solo los reciben una vez al mes o cada bimestre; sin embargo, la escalada de precios en los productos de consumo se sienten diariamente en el bolsillo de todos los mexicanos, incluso en esos, que con todo y apoyos gubernamentales, ahora no les alcanza para lo que estaban acostumbrados a adquirir.

Por esa razón, la prioridad del Presidente y su gabinete hoy en día, más allá de los demás problemas existentes, es combatir a como de lugar esta alza de precios que desde hace décadas no se había vivido.

Explicaciones pueden haber muchas: los efectos de la pandemia, la invasión de Rusia a Ucrania, la escasez de agua, y también, los aumentos por decreto y no por condiciones de mercado, del salario mínimo en México. Todo eso se ha combinado para que producir sea más costoso y por ende, haya que cobrarle más al consumidor final.

El paquete anunciado por la Secretaría de Hacienda que busca incrementar la producción y topar precios de algunos productos de la canasta básica, ha sido visto como una medida insuficiente por parte de algunos economistas; y seguramente desde el interior del mismo gobierno, saben de antemano que no servirá de mucho por lo menos en el corto plazo.

Por eso ayer se anunció que a partir de este 17 de mayo se eliminarán de los aranceles a varios productos como la carne, el maíz, trigo y otros, que no solo son parte de la canasta básica, sino que son utilizados en los procesos de producción del campo mexicano. Dicha medida tendrá una vigencia de un año.

Aunado a eso, el Presidente también anunció la intención de rediseñar el muy criticado programa “Sembrando Vida”, para que ahora se enfoque en producir alimentos básicos principalmente de autoconsumo, que permita a los beneficiarios garantizar sus necesidades alimenticias elementales, sin importar la variación de los precios que estos productos sufran en el mercado.

Ambas medidas bien implementadas podrían ayudar a aligerar un poco la carga que tiene hoy el bolsillo de muchas familias mexicanas. Sin embargo, el gobierno tiene que también enfocar sus esfuerzos en garantizar que los productores mexicanos tengan las condiciones idóneas para hacer su trabajo, sin sufrir de extorsiones en sus tierras, teniendo suficiencia de agua, mejores tratados comerciales y evitando sobre costos en el transporte de mercancías por los robos y actos criminales que luego se dan en varias carreteras del país.

Al gobierno federal le debe preocupar y mucho la presente crisis inflacionaria, porque sin importar que sea un tema que suceda o no en otras partes del mundo, lo que más influye en el ánimo del mexicano, del votante, de su elector, es lo que le pasa diariamente a su bolsillo, y nada más. Por eso la lucha más importante que tiene por delante este gobierno es contra la inflación.