El conflicto armado desatado a partir de los ataques de Hamás del 7 de octubre de este año, pero con amplias, largas y profundas raíces históricas, se puede convertir para Israel lo que fue para los gobiernos y el ejército de EUA Vietnam, o en lo que fue para la URSS Afganistán, o para Francia, Argelia, toda proporción de singularidades guardada, es decir, en una catástrofe militar. Las guerras asimétricas genialmente desarrolladas por las fuerzas más débiles en apariencia pueden terminar en costosas derrotas para los ejércitos más poderosos cuando estas se convierten en guerras de todo un pueblo, que fue la doctrina militar vietnamita desarrollada desde la histórica batalla y victoria de Dién Bién Phú contra el ejército colonialista francés (1954).

Hoy la guerra en Oriente Medio está tomando senderos que el gobierno y el Estado de Israel no habían previsto cabalmente, debido a la estrategia impulsada por el “Eje de la Resistencia”, llamada así la alianza que en contra de Israel-EUA conforman en la región Irán, Siria, Irak, Yemen, y un conjunto de organizaciones político-militares con importantes recursos de todo tipo (incluyendo millones de dólares) y con presencia en diversos países de la región. Cuando George W. Bush llamó a Irán, Irak, Siria, Libia, Corea del Norte, Cuba y Venezuela, países “parias” integrantes del “eje internacional del terrorismo”, los aludidos en la región de Medio Oriente y Levante respondieron diciendo que formaban el “Eje de la Resistencia Antimperialista”.

Hoy dicho frente se ha ampliado considerablemente, incluyendo a Hamás, Hezbolláh, los huthíes de Yemen, Líbano, Irak, la jihad islámica palestina, la organización Badr, Kataeb Hezbollah (estas últimas asentadas en Irak), y otras más, quienes en conjunto tienen como denominador común religioso islámico la rama chiita que se practica en Irán (la otra rama del islamismo es la suní, en Siria predomina otra vertiente religiosa cercana a la chií), y que por lo tanto aceptan su liderazgo político-militar indiscutido, la autoridad religiosa de los ayatolas iraníes y su guía estratégica. Este conjunto de organizaciones y países aliados amenazan con convertir la guerra actual contra Israel-EUA en una “guerra con estrategia de enjambre” que golpee al ejército israelí por los más distintos puntos de la geografía y de su presencia militar, con cuya estrategia, la poderosa presencia militar estadounidense “disuasiva” está resultando un fracaso, y puede convertirse entonces en una presencia militar activa gradualmente que proyectaría el conflicto armado actual a niveles impredecibles, porque otras potencias como China y Rusia intervendrían.

China tiene ya un pedido formal de Joe Biden para que intervenga en la región influyendo para moderar la reacción y futuras acciones de Irán. Pero los ayatolas actúan de manera muy inteligente mediante el impulso de las distintas organizaciones político-militares bajo su influencia, ubicadas en la llamada “Media Luna Chiita” que configuran parte central de las líneas maestras geopolíticas y geoestratégicas y militares regionales.

Pero, debemos incorporar al análisis la dimensión geoeconómica involucrada en el conflicto: la región de Oriente Medio y Levante es una región estratégica y fundamental para la economía de la propia región, pero especialmente para las economías occidentales y otras sumadas a la alianza atlántica (la OTAN) mediante la producción-consumo del petróleo, el gas y los tendidos de los oleoductos y gasoductos que cruzan la región, el transporte petrolero por el estrecho de Ormuz (en las fronteras iraníes) y que comunican con el Mar Mediterráneo, zona de seguridad nacional, igualmente que el petróleo, para los países de Europa Occidental, llamado “mar entre tres continentes” (2.5 millones de metros cuadrados de agua), por colindar con el sur de Europa, el norte de África y el extremo occidental de Asia.

Desde la geo economía sabemos que se juegan varias cuestiones estratégicas de gran calado en la región que involucran a México, a pesar de su lejanía geográfica: como la reconfiguración en curso del emergente mercado mundial del petróleo, desprovisto de la supremacía monetaria-financiera del US dólar, que trastocaría seriamente el orden económico global actual, y por consiguiente, la correlación de fuerzas políticas, militares e ideológicas en la región y cambiaría los roles estratégicos de las potencias actuales de la alianza atlántica que aún dominan el orden global, así como los del Eje de la Resistencia Antimperialista con sus nuevos integrantes y nuevos poderosos aliados que son los miembros de la Organización de Cooperación de Shángai, y eso lo saben todos los actores. En conjunto, todo implica que en el momento actual del conflicto Israel-Palestina, se ha modificado sustancialmente el entorno estratégico, lo cual no parecen percibirlo a cabalidad algunos actores como EUA e Israel.

El mercado mundial del petróleo tiene en la región un epicentro fundamental: hoy la OPEP tiene 13 integrantes, destacan por su producción Arabia Saudita, Irán, Irak y Venezuela, con 10 aliados entre los que destaca Rusia. La importancia del petróleo sigue siendo mayúscula en la economía globalizada, la previsión de dicho organismo es que la demanda crezca en 2.4 millones de barriles diarios (mbd) en el segundo semestre de 2023, en un contexto de recortes a la producción ordenada por la OPEP de 2.0 mbd para elevar los precios promedio de venta.

Dicho aumento comprende a las naciones industrializadas de la OCDE, con 0.2 mbd, aunque en Europa se pronostica un retroceso de 0.5%. El consumo mundial en 2023 será de 101.9 mbd, 2.34% más que en 2022. China y EUA siguen impactando la estructura del consumo. Para 2024 la OPEP producirá 40.46 mbd del total (aproximadamente 40%). Es sabido que en el mercado mundial existe una cesta de precios del petróleo con dos grandes referentes: el del West Texas Intermedio y el Brent. El primero que referencia el precio del crudo mexicano, se ubicó en un promedio de $76.08 USD por barril, y el segundo en $71.74 USD por barril.

Irán produjo 3.14 millones de barriles diarios de petróleo (julio, 2023), quien ha sido muy afectado por las “sanciones” occidentales, Irak 4.27 mbd, y Arabia Saudita 8.9 millones de barriles diarios (misma fecha). México estabilizó su producción en 1.8 mbd. Todos los datos son de la OPEP publicados en Forbes (Forbes, 2023). Rusia produce 9.4 millones de barriles diarios, y junto con China protagonizarán los movimientos del mercado petrolero global. China acaparará la mitad del incremento de la oferta global, y Rusia ante las compras de China e India llegará a un ingreso cercano a los 15,000 millones de USD, con un precio por barril mayor a los 60 USD (las potencias occidentales habían establecido un límite máximo del precio para Rusia en menos de los 60 USD por barril), y aumentó sus exportaciones de diésel hasta 1.2 millones de barriles diarios, cifra récord. (Datos Agencia Internacional de Energía, para 2023).

El peso regional de Irán, Irak, Rusia y China (como aliados) en la producción-consumo de petróleo y en las transacciones comerciales es muy significativa. Entre Rusia, Irán e Irak producen mucho más petróleo diario que Arabia Saudita y su influencia en el mercado mundial y en los precios es por tanto mayor.

Ahora bien: China, Rusia e India están “des-dolarizando” sus intercambios comerciales, usando formas alternativas de pago, como son: yuanes chinos (RMB) respaldados en oro, rublos respaldados por reservas de oro, contratos a futuro de petróleo respaldados por oro (petro-yuanes) o compras de petróleo de India a Rusia con rublos y rupias o mediante swaps. Ello va operando un cambio estructural en las tenencias de reservas internacionales en bancos centrales de economías grandes como China, precisamente, además de que los bancos centrales están comprando masivamente oro (desde 2009) al grado que su demanda suma el 33% del total, lo cual no sucedía desde 1950, y ello desploma las reservas en USD. (Merino, Observatorio del Sur Global, mayo, 2023).

China redujo aceleradamente sus tenencias de deuda en bonos del tesoro americano (es de los dos mayores tenedores de ella), ya que en 10 años los redujo en 40%, está des dolarizado la tenencia de deuda internacional. China e India son acumuladores de reservas de oro desde hace varios años. Rusia ha aceptado realizar los pagos del comercio con China en RMB chinos. Arabia Saudita anunció que iniciará su facturación en RMB chinos. Argentina y Brasil se han adherido a esta modalidad. Se trata de una tendencia que con mucha fuerza crece y modificará el sistema monetario y de pagos internacionales.

El precio del petróleo actualmente ha subido 6% y el Banco Mundial estima que un agravamiento del conflicto impulsará una crisis de precios del crudo. Su pronóstico es que llegarán a $90 USD por barril si el conflicto se mantiene acotado. Lo que afectaría gravemente es la interrupción de los suministros de petróleo que podría oscilar entre 500,000 y 2.0 millones de barriles por día, impactando el precio hasta poco más de $100 USD por barril, porque del otro lado tenemos la desaceleración del crecimiento de la economía mundial que reduce la demanda. Si la magnitud de la interrupción de los flujos de suministro es mayor (entre 5.0 y 8.0 millones de barriles díarios) el precio llegaría a 140 USD por barril.

El correlato del aumento de los precios de la energía es el aumento del precio de los alimentos, y la inflación crecería sustancialmente hasta dos dígitos probablemente. El alza de las tasas de interés sería inevitable. México se vería “arrastrado” a contender con estas variables negativas para 2024, en una coyuntura política muy compleja de sucesión presidencial que encontraría en la economía un factor de desestabilización significativo, aunque el mayor ingreso petróleo por precios altos daría un margen de maniobra importante.

Todo esto está hoy en juego en Oriente Medio.