Ayer, de manera sorpresiva Citigroup dio a conocer su salida de las operaciones bancarias en México –créditos hipotecarios y automotrices, atención a clientes, cajeros y tarjetas de crédito, entre otros-. Total que dejan todas la banca de consumo y banca empresarial, lo que además incluye su salida del mercado de las Afores. Con lo que dejan a 23 millones de clientes y 22 mil empleados en la incertidumbre.

Según el comunicado de Citigroup, esta decisión forma parte de lo que ese grupo considera como “refrescar” su estrategia, pero ayer fuimos el único país de que anuncian una salida puntual. Dijeron que saldrían también de otros mercados, pero del único que se “fueron” fue… México. A pesar de que aquí son el tercer banco en importancia.

El anuncio tomó por sorpresa a todo mundo. Para empezar, los empleados de Banamex no estaban enterados de la decisión, mucho menos los clientes, que desde ayer buscaban información sobre qué ocurriría con sus cuentas. Hoy mismo se reporta en Estados Unidos que también tomó por sorpresa a los inversionistas y analistas en Wall Street. De la misma manera, las reacciones de funcionarios del gobierno de México evidencian que también les tomó por sorpresa el anuncio.

Si bien se sabía que Citigroup ya había señalado desde hace varios años su intención de simplificar su modelo de negocios, que se centra de manera fundamental en casi todo el mundo en la banca de inversión y la banca privada, y que ello implicaba necesariamente salirse de segmentos y mercados que no estaban completamente alineados con ese modelo de negocios, como es el caso de Banamex, sus negocios en México sí les dejaban una importante rentabilidad, por lo que sólo hay especulaciones respecto a las verdaderas razones por las que salen del país.

El anuncio de ayer, aparentemente se hizo sin tener aún un acuerdo con algún comprador interesado en Banamex o bien, los interesados en comprar los distintos segmentos de los que busca salirse en México, lo que normalmente ocurre cuando se comunica una decisión de esta naturaleza y magnitud. Estos anuncios se dan, de manera normal, anunciando un comprador para no provocar escenarios indeseados para lograr el mejor precio de venta y no afectar la certidumbre de clientes y trabajadores.

No está claro qué es lo que motivó a Citigroup a soltar una noticia así, que lejos de generar un entorno propicio para obtener las mejores condiciones en la venta de los activos involucrados, está provocando mucho ruido. Por lo pronto, empresarios mexicanos metidos en el mercado de la banca, como Ricardo Salinas o Carlos Slim, ya empezaron a zopilotear sobre Banamex. Ambos magnates tienen los recursos para ello y pueden hacer sinergias con sus bancos actuales – Azteca e Inbursa, respectivamente. De hecho Slim, antes de comprar Telmex, había buscado ya quedarse con Banamex.

No está claro si Citigroup, cabeza corporativa de Banamex, anticipa un mercado mexicano con pocas oportunidades de crecimiento en los próximos años o si prefieren anticipar su salida de un mercado donde cada vez se le pone a los bancos más controles y topes sobre las comisiones que pretenden cobrar; o, si en efecto está simplemente la intención de simplificar sus operaciones a nivel internacional.

Lo que es un hecho es que aunque supuestamente la decisión forma parte de una estrategia global, el anuncio de ayer solo se refiere al caso de Banamex en México. Por lo que la comunicación corporativa, tan extraña, tan al aventón, generando tanta incertidumbre y sólo dejando ver una urgencia de vender todo o en partes, que su salida se parece a una “venta de garaje” donde las cosas se ponen a remate sin mayor orden a los que van apareciendo, para recuperar lo que sea.

Así que, en medio de las tantas especulaciones que se han desatado por la falta de información sobre los motivos reales de la decisión, lo único que está claro es que Citigroup valoró más soltar la noticia ya, que los efectos adversos por lo poco cuidado de la comunicación sobre el tema. Es decir, minimizó el tiradero que iba provocar, pues lo que le urge es salir de México. Sus razones tendrán. Esperemos la venta y traslado de los activos sea más cuidada que el anuncio de su salida y que las autoridades (SHCP, CNBV y Cofece) hagan una adecuada supervisión. Y desde luego no nada más se fijen en los impuestos que van a recaudar por la venta. Hay millones de personas en juego en esta operación.

Javier Tejado Dondé en Twitter: @JTejado