Proceso ya no es lo que era, o por lo menos eso considera un periodista que pasó más de 20 años en sus filas y que apenas hace unos meses presentó su renuncia ante “la derechización” que se vive en la revista.

Alejandro Caballero renunció a Proceso en septiembre, y en una carta abierta agradeció por los más de 20 años que vivió el acontecer nacional de primera mano, en compañía de tesoros del periodismo mundial como Julio Scherer García y Rafael Rodríguez Castañeda.

Pero la revista que Alejandro Caballero conoció, y de la que muchos nos aferramos en los periodos más oscuros de la historia reciente (como el salinato, el ascenso de los cárteles, la guerra de Felipe Calderón y la pandilla de Enrique Peña Nieto), ya no existe más, o al menos eso parece.

El periodista Alejandro Caballero renunció a Proceso por “la derechización”

En su carta, el periodista Alejandro Caballero alerta que la derechización” está consumiendo a Proceso y señala, en específico, la responsabilidad directa de los mandos actuales representados en: Jorge Carrasco, Santiago Igartúa y José Gil Olmos. En este espacio no toca juzgar la labor de otros compañeros periodistas, pero sí resulta pertinente retomar la denuncia realizada por Alejandro Caballero en su despedida a Proceso.

“Me voy, sin embargo, alarmado por el rumbo que ha tomado la empresa que edita Proceso desde que en enero del 2020 se definieron nuevos mandos. Un acelerado desprestigio, una derechización de su línea editorial y una crisis económica de la que no se informa a los trabajadores, tienen a Proceso en quizá la más delicada situación desde que se fundó en 1976 (...) Debo reconocer que el desastre que avizoré con el arribo de Carrasco a la dirección se quedó corto. No sólo se ha derechizado la línea editorial del semanario y su página web, sino que se ha perseguido y hostigado a quienes hemos criticado su arribo a la dirección. El actual es un Proceso opuesto al que nos legaron Don Julio y Rafael, pero a tono con el tamaño de sus nuevos mandos: hacia adentro maltrato laboral y hacia fuera alianza con medios que lo último que hacen es respetar a sus trabajadores.”

Alejandro Caballero en su renuncia a Proceso

Hay que hacer memoria: ¿cuándo fue la última vez que un reportaje de Proceso generó debate nacional o provocó un terremoto en las estructuras del poder? En la terrible dinámica de medios de llamar la atención “haiga sido como haiga sido”, la verdad es que ahora el único debate que Proceso propone, es la creatividad o edición de sus portadas. Y que quede claro, existe un mérito periodístico enorme en la construcción de la portada de una revista, pero forma sin fondo no es mucho, y mucho menos es Proceso.

En Barruntos Políticos nos preguntamos si, en otros tiempos, en Proceso se hubiera publicado un reportaje confuso sobre un programa social dirigido a los más pobres y en el que no queda muy claro el delito o la actividad criminal que se quiere denunciar ¿En otros tiempos se hubiera publicado un ataque directo a una persona que no desempeña cargo público alguno y que apenas y tiene presencia en un negocio ampliamente dominado por grandes compañías multinacionales?

Y sí, hablamos del reportaje de “Sembrando Vida y la fábrica de chocolates”, el que lleva dedicatoria para Andrés Manuel López Beltrán y que ni siquiera fue elaborado por los periodistas “de casa” de Proceso.

Los tiempos cambian, pero para México siempre será importante tener a una revista Proceso firme y contundente en el análisis político y la denuncia social. Que Proceso no se suba al tren de un conglomerado de medios sólo porque sus logos juntos se ven bonitos, como sus portadas. Que recuerden que toda una generación de lectores críticos y con memoria, aún los necesita.