Un columnista normalmente bien informado, José Ureña, de 24-horas.mx, difundió una historia fantástica acerca del problema de salud del presidente López Obrador en Mérida, Yucatán.

Ureña cita a “un reportero” —¿quién?, quién sabe—. Ese un reportero dijo: “Yo vi cómo se desplomó el presidente”.

¿En serio él vio? No es creíble. El dueño de Milenio, Francisco González, diría que esa mentira no es verdad, y no puede serlo: no había reporteros en la reunión en la que Andrés Manuel se sintió mal por su tercer contagio de covid.

Tal vez por esa razón, en su columna el señor Ureña aclara que en realidad no fue un reportero el que vio caer a AMLO, sino un directivo o un ejecutivo. Algún gerente del Diario de Yucatán, pues.

El tal un directivo “asumió su vocación reporteril para enviar la primicia a su redacción”. Tan profesional él.

Pregunté por aquí y por allá y en la reunión con AMLO no participó ningún directivo del periódico yucateco mencionado ni de ningún otro medio de comunicación.

La fábula contada por José Ureña se suma a la original, la del Diario de Yucatán, medio de comunicación que dio a conocer el falso infarto sufrido por el presidente. ¿Por qué la muy poco ética actitud de un periódico que suele ser honesto? Quizá por fanatismo ideológico de sus editores y administradores.

No hubo tal infarto, como explicó esta mañana el secretario de Salud, Jorge Alcocer, quien no solo es una eminencia médica, sino un hombre de principios que jamás mentiría acerca del estado de salud de una persona, cualquiera que sea su posición social, económica o política.

Conozco muchas enfermedades —desgraciadamente ninguna mía—, así que trato con frecuencia a médicos de todas las especialidades y aun subespecialidades. Entre ellos, cardiólogos relevantes.

Pregunté por aquí y por allá y se me dijo que el hemodinamista que siempre ha atendido a AMLO —lo ha hecho desde su infarto de 2013— esta vez no ha sido requerido, lo que significa, como dijo el doctor Alcocer, que el corazón del presidente de México funciona con normalidad.

¿Hemodinamista? Cito al Colegio de Hemodinamia: “Los hemodinamistas ingresan a las venas y arterias del cuerpo unos tubos largos, huecos delgados, llamados catéteres, con el fin de diagnosticar problemas en la circulación de la sangre o realizar tratamientos en ellas o en el mismo corazón”.

No se necesitó nada de eso en el caso de AMLO. Fue covid, nada más, y se recupera con reposo y paracetamol.

En resumidas cuentas, el malestar generado por el coronavirus —fiebre, inflamación en la nariz y la garganta— ha obligado al presidente López Obrador a descansar unos días, algo que le hacía bastante falta a alguien que, como sabemos, no para prácticamente ningún fin de semana y que tiene jornadas de trabajo agotadoras, que empiezan con reuniones a las seis de la mañana.

No creo que nunca haya empezado a trabajar a esa hora el tal un ejecutivo del Diario de Yucatán que con tanta irresponsabilidad inventó el chisme.