El viaje de vida y muerte de Crescenciano Abel Exaltación de la Cruz José Francisco de Jesús Mojica Montenegro y Chavarín, José Mojica, para abreviar, es sin duda muy interesante. De San Gabriel, Jalisco, México, el 14 de septiembre de 1895 (Wikipedia dice 1895, Gabriel Pareyón, 1896, Octavio Sosa, 1869; este último, un error sin duda), a Lima, Perú, el 20 de septiembre de 1974 (Pareyón establece Arequipa). Pasando por Guadalajara, Ciudad de México, Nueva York, Chicago, Hispanoamérica, Europa. Tenor cantante de ópera, de canciones, actor de cine que llegó a ser muy popular. Al grado de que realizaran una película sobre su vida y una serie semanal de revista de dibujos con episodios de su devenir; ambas, a partir de la autobiografía del propio Mojica y supervisadas por él.

Hijo de madre soltera, en la película Yo pecador (1959, Alfonso Corona Blake, director; basada en su autobiografía) se da entender que su destino queda marcado desde antes de nacer, pues la abuela materna golpea violentamente a bastonazos y patadas a la madre para que aborte: “Si me lo salvas, te lo ofrezco virgencita, ¡sálvamelo!”, implora la madre del nonato a la imagen de la virgen de Guadalupe. Por ello, al ingresar al seminario Franciscano de Cuzco, en Perú en 1942, tomaría el nombre de Fray José de Guadalupe Mojica. Pero fue al morir la madre, en 1940, cuando en plena fama pero bajo depresión se le presenta al artista una nueva revelación: se le aparece Teresita del Niño Jesús, que lo conmina a abrazar el sacerdocio. La versión de los primeros números de la revista mencionada es un poco diferente a la de la película, pero no tenemos por qué no creer en Mojica, quien ha escrito la autobiografía y ha supervisado la realización artística de la misma. Recordando a Philippe Lejeune y su obra El pacto autobiográfico, como lectores, tenemos que confiar en que el autobiografiado nos dirá la verdad.

Por otra parte, la vocación católica que la madre inocula al niño se comprende mejor cuando se analiza el lugar de nacimiento, San Gabriel, Jalisco, asimismo geografía de origen del compositor Blas Galindo y el escritor Juan Rulfo. Este ha explicado la profunda raigambre religiosa de esta zona que fue área de combate de la guerra cristera contra el gobierno federal en los veintes-treintas del siglo XX; conflicto y condición de fe que se ven reflejados en el nombre del pueblo: a partir de 1934 se llamó oficialmente Venustiano Carranza, mas en 1993 logró recuperar su nombre de santo, San Gabriel.

|Buen momento para escuchar una primera interpretación de Mojica, “María la O”, de Ernesto Lecuona|:

Pero el viaje entre el nacimiento y la muerte recorre un amplio periplo y tiene momentos de señalada importancia: el descubrimiento fortuito del canto, el debut como como tenor, el viaje a Nueva York, la presencia de Enrico Caruso, su contratación en la Ópera de Chicago, su éxito en la industria del disco grabando canciones mexicanas y latinoamericanas (Ernesto Lecuona lo llevó de gira a Cuba), su incursión en el cine de Broadway, México y Argentina, su ingreso al seminario y el sacerdocio.

Madre e hijo partieron a Guadalajara, después, a la Ciudad de México donde tras truncarse la posibilidad de estudiar agricultura, José comienza estudios de canto con el célebre profesor José Eduardo Pierson, con quien hemos iniciado esta serie de textos sobre cantantes mexicanos de formación operística que se volvieron famosos con los discos, el cine y la televisión. En realidad, su voz de tenor lírico ligero tiene un rápido desarrollo. Debuta en papeles pequeños en el Teatro Ideal de la capital del país, y ya el 5 de octubre de 1916 lo hace como protagonista en el Teatro Arbeu, como el Conde Almaviva en El barbero de Sevilla, de Rossini.

|Mojica y “Ojos tapatíos”, de Fernando Méndez Velázquez|:

Pronto parte a Nueva York, donde se sabe tiene que trabajar como lavaplatos, pero logra contrato con una compañía operística para interpretar papeles secundarios. Aquí se presenta una duda en relación a la presencia de Caruso. Las biografías señalan que este, al escucharlo, lo recomendó con la Ópera de Chicago, donde alcanzaría buen éxito, un buen número de roles principales y alternaría con artistas tan importantes como Mary Garden, Lilly Pons y Amelita Galli-Curci. No obstante, José Octavio Sosa lo ubica cantando en México los papeles secundarios de las óperas que Caruso cantó en 1919; lo que he registrado en este espacio.

|Mojica interpreta “Gratia plena”, de Mario Talavera|:

En su Diccionario Enciclopédico de Música en México, Pareyón escribe “Después de la muerte de Rodolfo Valentino fue contratado para actuar en cine en Hollywood. Entonces grabó numerosos discos para la firma Edison (1922-1925) y llegó a ser considerado como ‘el mejor tenor del mundo’ y ‘el más famoso’ luego de cantar con Mary Garden Pellèas et Melisande, de Debussy”. Como siempre, en esto hay mucho de publicidad, sin duda Mojica es un buen tenor. No obstante, en la mayoría de los registros discográficos, tanto de ópera como de canciones, no se le nota facilidad para el registro agudo e incluso se percibe el defecto de un ligero “capretino” en el vibrato. Es posible que después de algunos años de cantar el repertorio de tenor lírico ligero como Almaviva o Faust perdiera parte de las condiciones vocales para ello. Como quiera que sea, Carlos Díaz Du-Pond en su libro memorístico hace el registro de lo que sería la última y muy exitosa presentación de Mojica en México en 1924:

“Ese domingo, al anunciarse que el siguiente se cantaría Fausto con la reaparición en México del tenor José Mojica en el papel de Fausto, nuevamente se desató una ovación. Nos informaron que Mojica era un tenor mexicano que había debutado en la Impulsora y que en vista de sus grandes posibilidades se lo habían llevado a Chicago en donde era una de las grandes estrellas, que había obtenido grandes éxitos con la famosa Mary Garden cantando Pelléas y Mélisande y Thaïs.

El día 15 de junio escuché por primera vez a Mojica, su éxito fue enorme y nos llamó la atención el maquillaje y el vestuario que traía… Al domingo siguiente se cantó Manón de Massenet con un extraordinario Des Grieux en la voz y figura de Mojica, al menos eso nos pareció… Se despidió Mojica el 29 de junio como el Conde de Almaviva de El Barbero de Sevilla”.

|Mojica canta “Alma mía”, de María Grever|:

La fama de Mojica se incrementaría al grabar discos en Estados Unidos y filmar más de una decena de películas en Hollywood. Regresó a México en 1938, igualmente a hacer carrera en el cine y las canciones. Ya era muy conocido por haber grabado “Júrame”, de María Grever, en Nueva York, donde vivía la compositora. Al morir la madre en 1940, se da esa epifanía de la que hemos hablado y decide ingresar al seminario en Cuzco, Perú, en 1942. Al confesar la decisión a su amigo Agustín Lara, este le compone y dedica “Solamente una vez”, que aunque la estrenó Ana María González en Argentina, Mojica la canta en la película Melodías de América (1942; Eduardo Morera, director), que se rodaba en ese país y de la cual Lara era el musicalizador; de hecho, existe la inusual versión a dueto entre González y Mojica. Y aunque se ha dicho que es una canción sobre el amor a dios, su belleza melódica y la letra permiten una interpretación incluso sensual al grado de convertirse en realidad en una canción de amor en general

Pedro Vargas entrevista en 1969 a Mojica y hablan sobre Lara y la gestación de su canción, “Solamente una vez”:

A pesar de su posición como seminarista y fraile franciscano, Mojica continuó su actividad artística, sobre todo con el objetivo de recaudar fondos para su causa religiosa.

| “Dime”, de Gonzalo Curiel|:

Sin duda, todo se conjuntó en Mojica para convertirse en una figura prácticamente legendaria, rayana en el simbolismo: El tenor que devino fraile franciscano. El que abandona el mundo del pecado (Yo pecador) para abrazar la salvación y el amor de dios. La última frase en “Off” de la película es reveladora:

“Y el hombre pecador quedó para siempre humillado, infinitamente humillado, hasta el último día de vida que Dios quisiera darle, permitiendo que pasara por él esa corriente sagrada que transforma las cosas y las criaturas naturales en sobrenaturales y eternas”.

Aquí, Ana María González y José Mojica cantan a dueto “Solamente una vez”:

José Mojica

Héctor Palacio en X: @NietzscheAristo