La República de Cuba es un símbolo en la historia de América. Localizada en el Caribe, la isla ha marcado durante décadas el devenir del continente. Independizada de España en 1898 tras la guerra hispano-americana, Cuba cayó bajo la influencia del gigante norteamericano.

Luego de años de dictadura, el nuevo líder Fidel Castro, quien había derrotado previamente al régimen de Fulgencio Batista, declaró a su gobierno como marxista-leninista, y con ello, su adhesión a la ideología de la Unión Soviética, y en consecuencia, su rechazo hacia los Estados Unidos y las potencias occidentales.

A partir de entonces, el régimen castrista representó el “incómodo vecino latinoamericano” para los Estados Unidos. Luego del fracasado intento de invasión de la Bahía de Cochinos por la CIA en 1960, y tras la crisis de los misiles de 1962, el gobierno del demócrata John F. Kennedy y sus sucesores buscaron incansablemente aislar a la isla, así como expulsarla de los organismos internacionales.

Bloqueo económico a Cuba

Décadas más tarde, y luego de años de bloqueo económico promovido y profundizado por los todos gobiernos estadounidenses, se alcanzó la normalización de las relaciones bilaterales de los Estados Unidos y Cuba durante el gobierno de Barack Obama. Desafortunadamente para las intenciones del presidente estadounidense, el Senado republicano,  liderado por el anticastrista a ultranza Marco Rubio, bloqueó cualquier atisbo de profundización de la normalización de las relaciones, lo que dejó al presidente Obama en una débil situación política, y se tradujo en tímidas reformas ejecutivas implementadas por el Departamento de Estado.

En 2016, Donald Trump ganó el estado de Florida derivado en gran medida de la campaña anticubana promovida por su campaña, lo que incluía ataques contra el gobierno de Obama en torno a sus acciones en favor del restablecimiento de la relación diplomática.

México y sus relaciones diplomáticas con La Habana

Por parte de nuestro país, el gobierno de México, fiel a su ideología surgida de la Revolución Mexicana, respaldó el régimen castrista, y fue el único estado miembro en rechazar la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos en 1964. De igual manera, a pesar de la presión ejercida desde Washington, México conservó sus relaciones diplomáticas con La Habana; lo que le generó, previsiblemente, un enfriamento en la relación bilateral con el vecino estadounidense.

Es así como México se ha mostrado históricamente como un aliado de los cubanos. No únicamente compartimos una marcada herencia española, sino que mexicanos y cubanos hemos sostenido una relación fraternal que hoy día se fortalece.

El presidente AMLO, fiel a la historia de la relación bilateral y a ese priismo revolucionario que le es inherente, anunció hace unos día el envío de medicamentos y alimentos, especialmente tras la erupción de los estallidos sociales derivados de la crisis económica y del aislamiento provocado por las políticas de la administración de Donald Trump.

En suma, el presidente AMLO podrá ser acusado de apoyar a un régimen dictatorial, como lo fue el de los hermanos Castro, y como lo es ahora el del presidente Miguel Díaz-Canel. Es verdad. Sin embargo, bien valdrá recordar la historia de las relaciones diplomáticas de México con Cuba, y a partir de ello, realizar un juicio a la luz del pasado.