Hay una fuerte alineación de empresas en el mundo, para la reducción de emisiones, que los estrategas del sector energético del gobierno de la 4T no han querido ver. Aquí van sólo algunos ejemplos de noticias de los últimos días:

Estados Unidos

Ørsted y Microsoft Corporation firmaron un acuerdo. Microsoft comprará energía del centro de energía solar de 430 MWAC de Ørsted, en el condado de Fort Bend, Texas, que se espera que entre en funcionamiento en el segundo trimestre de 2022. El proyecto, representa una inversión de más de 400 millones de dólares en la comunidad local, que beneficiará a los propietarios de las tierras, escuelas y otros servicios comunitarios en los próximos años a través de pagos de arrendamiento e impuestos a la propiedad.

Arabia Saudita

Arabia puso en funcionamiento el parque eólico más grande de Oriente Medio, de 400 MW. Comenzó a construirse en 2019 y está situado en Dumat al-Jandal, en la región de Al Jouf. Ha sido desarrollado por la compañía francesa EDF Renewables y Masdar. Se prevé que sus 99 aerogeneradores suministren energía a 70 mil hogares. Se dejarán de emitir 988 mil toneladas de CO2. Este proyecto es parte de la “Visión 2030” del reino, para diversificar la economía y alejar a Arabia Saudita de su dependencia del petróleo.

Australia

CWP Global, Intercontinental Energy y Mirning Green Energy Limited han anunciado planes para construir en Australia el centro de energía renovable más grande del mundo. Con un área del tamaño de Sydney, que recientemente anunció el uso exclusivo de energía renovable, el proyecto cuenta con una inversión de 100 mil millones de dólares. El objetivo, es convertir la energía eólica y solar en hidrógeno verde. Con capacidad para albergar 50 gigavatios de energía eólica y solar, se ubicará en la costa sur de Australia Occidental y se asentará en 15 mil km2.

Es evidente que las grandes petroleras se están preparando para una vida después de los combustibles fósiles.

Las principales compañías de petróleo y gas invirtieron en energía eólica y solar alrededor de 4 mil millones de dólares en 2015. En 2019 fueron 14 mil millones. La OPEP ahora predice que la demanda de petróleo se estabilizará para la década de 2030. Es una tendencia que obliga a los productores de petróleo del mundo a ajustarse. El futuro está en el mercado de la energía limpia.

¿Recuerdan ustedes cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que “los populistas de Noruega y Dinamarca” cuentan con un sistema de salud pública gratuito “desde que los ciudadanos nacen y hasta que se mueren”. El presidente, ante esa comparación, prometió que trabajaría en emular ese esquema en México. Bueno, pues aquí está otro ejemplo, proveniente de Dinamarca, en el que AMLO debería poner atención.

La firma danesa Ørsted AS fue fundada en 1972 para administrar activos de petróleo y gas en el Mar del Norte. En la actualidad, es el desarrollador de energía eólica marina más grande del mundo. Los activos de petróleo y gas, que originalmente eran el núcleo del negocio, se han vendido en su mayoría. En menos de una década, Ørsted pasó de ser una compañía de petróleo y gas sin importancia a una de las principales compañías de energía renovable del mundo.

Aquí va otro ejemplo para AMLO, ahora de Noruega.

Equinor, la empresa estatal noruega, anteriormente llamada Statoil, ha estado entre las más agresivas en su impulso hacia la energía limpia. Han invertido en una gran cartera de parques eólicos y solares, y la empresa apunta a establecerse como uno de los principales desarrolladores de energía eólica marina. También se han comprometido a ser neutrales en carbono para 2030, un logro increíble si tienen éxito.

¿Hace falta otro ejemplo? La firma holandesa Shell también ha invertido mucho en el sector.

En 2017, adquirieron la red de carga de vehículos eléctricos NewMotion, que ahora cuenta con más de 40 mil puntos en toda Europa. Shell también está a la vanguardia del hidrógeno verde, que se produce con energía renovable.

¿Más casos? La compañía francesa Total compró una participación de 1.4 mil millones de dólares en el fabricante de paneles solares SunPower, en 2011, y 2.5 mil millones de una participación del 20% en el desarrollador de energía solar Adani Green Energy. Ya tiene una red de 2 mil puntos de carga de vehículos eléctricos y, para 2025, su objetivo es operar 150 mil puntos.

¿Otro? Para 2030, BP planea reducir la producción de petróleo en un 40% mientras aumenta su negocio de energías renovables a veinte veces su tamaño actual.

Por su parte, los productores estadounidenses están invirtiendo en la captura de carbono. Al hacer que el proceso de extracción sea menos intensivo en emisiones, esperan que el petróleo y el gas puedan seguir siendo dominantes en la combinación energética durante los próximos años. También han asignado importantes cantidades a otras tecnologías, incluidos los biocombustibles e incluso nuevos reactores nucleares modulares.

Ante la desconfianza que puedan tener PEMEX y CFE sobre estas ideas, es importante aclarar que todas las empresas de los ejemplos que les di anteriormente todavía dependen principalmente de los combustibles fósiles para obtener ingresos. Es cierto que el 84% del consumo de energía mundial todavía proviene de los combustibles fósiles. El petróleo y el gas seguirán jugando un papel importante. Pero hay un cambio transformador que debemos ver. Y ese cambio no se detendrá por más impulsos ideológicos y visiones anticuadas de la 4T.

Las fuentes renovables como la eólica y la solar están desempeñando un papel cada vez más importante en la combinación energética mundial. La electrificación en curso del transporte público y privado acelerará esta tendencia. La energía renovable está aumentando como fuente de electricidad para Estados Unidos. El presidente de Estados Unidos Joe Biden, ha establecido un objetivo de 30,000 MW de energía eólica marina para 2030, lo que equivale a 2,500 turbinas de 12 MW.

La energía renovable, que incluye energía solar, eólica, geotérmica, de biomasa e hidroeléctrica, ahora produce más electricidad de Estados Unidos (20%) que el carbón (19%).

También hay que mencionar que la reducción en la generación de energía del carbón se debe en gran parte al suministro muy abundante y económico de gas natural doméstico. Ello ha permitido reducir sus emisiones de CO2. Las emisiones de CO2 del gas natural son la mitad que las del carbón por unidad de energía. Sin embargo, el precio del gas natural ha aumentado significativamente este año, a 3.85 dólares por millón de BTU en Henry Hub, un incremento del 55% desde abril.

Hay quienes argumentan que existen diferencias importantes entre la electricidad generada por el viento y el carbón. Dicen que el viento generalmente no es predecible o confiable y no coincide con la demanda de energía que es más predecible según la época del año, la hora del día, la temperatura. Está claro que la energía eólica no va a acabar con la energía del carbón, pero hay nuevas tendencias.

Hay un ejemplo que ilustra muy bien el futuro de la combinación. En los Apalaches, en Mount Storm, West Virginia, hay dos proyectos eólicos de Ned Power y New Creek que constan de 181 turbinas de 2MW con una capacidad combinada de 367MW. Pero también ahí se encuentra la central eléctrica de carbón Dominion Energy Mount Storm con su capacidad de generación de 1,681MW.

El mensaje central de todos estos casos es que no necesitamos en México una reforma constitucional en materia energética. Lo que se requiere es visión de futuro, analizar lo que ocurre en otras parte del mundo, certeza, reglas claras, estado de derecho.

Si la evidencia de los ejemplos que presenté no es suficiente, entonces sí vamos a necesitar una estampita, una oración y un “detente” como escudo para cuidarnos de las insensateces que escucharemos en los debates del Congreso.

Mi Twitter: @javier_trevino