La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) y los líderes obreros de la aviación a nivel mundial se solidarizan con los sobrecargos de la aerolínea Breeze Airways, aerolínea estadounidense fundada en 2021, que en estas fechas están votando para poder formar un sindicato.

Así lo dio a conocer -a través de un video- Sara Nelson, la presidenta internacional de la Asociación de Asistentes de Vuelo-CWA, AFL-CIO. Esta mujer de 51 años, es sobrecargo de United Airlines.

Sorprendentemente, los derechos laborales de los tripulantes de aviación de nuestro vecino país del norte están mucho más atrasados que en nuestro país.

¿Lo pueden creer? En el país del sueño americano no fue sino hasta hace relativamente poco que la profesión de sobrecargo fue reconocida; así como lo leen. Por eso es importante conocer el contexto más allá de nuestras fronteras.

De manera concomitante los sobrecargos de Inglaterra están luchando por tener su propio sindicato que luche por sus derechos laborales; y esto no es obra de la casualidad, sino que se ha vuelto imperante dejar atrás las malas prácticas laborales, ante los atropellos que comete nuestra bajo costera favorita: Ryanair.

Para aportar un punto de comparación, echo mano de nuestra historia reciente: los sobrecargos en México estuvieron sindicalizados con la Confederación de Trabajadores de México (CTM), hasta que se pudieron sacudirse de ellos y conformar un sindicato gremial en el año 1960.

Desde 1970, los tripulantes de cabina o sobrecargos estamos reconocidos en las leyes laborales de nuestro país en el apartado de “Trabajos especiales”. Por ello para volar ejerciendo la profesión es requisito tener una licencia de sobrecargo, entre otras cuestiones.

Pero en Estados Unidos la situación fue diferente, pues tuvieron que luchar más por sus derechos, específicamente de 1972 a 1976. En el libro “La gran rebelión de las sobrecargos”, la periodista Nell McShane Wulfhart nos habla de la travesía por la que estas mujeres tuvieron que pasar.

Sobre todo en Estados Unidos, las sobrecargos fueron usadas como parte del marketing para vender boletos de avión, expuestas y cosificadas como objetos sexuales, fueron parte fundamental de la propaganda de las aerolíneas.

A la distancia temporal, resulta inconcebible que la publicidad de las aerolíneas se centrase en el físico de sus sobrecargos, y no en la cantidad de destinos, o en el servicio a bordo, mucho menos en la seguridad, sino en la apariencia de estas mujeres.

Y para ello utilizaron los uniformes, como los “hot pants”, que son una especie de mono pero en lugar de pantalón son shorts, o vestidos muy cortos. Incluso mi querida empresa Mexicana entró en la fiebre por los “hot pants”; podemos ver fotos de mis compañeras -ahora jubiladas- utilizando esta prenda, así como un vestido super corto que usaban para dar el servicio.

Tuve la oportunidad de utilizar este vestido en una marcha por el aniversario de Mexicana de Aviación y pude comprobar que era realmente corto; me imagino la incomodidad de dar servicio a bordo de un avión con una prenda tan diminuta.

Por tal motivo, las sobrecargos norteamericanas comenzaron a protestar por el uso de uniformes cortos. Y es que como bien reseña el libro, las campañas de publicidad hechas alrededor de las sobrecargos hoy serían inaceptables. Por ejemplo, una aerolínea que ya no existe, National Airlines, tuvo un gran éxito con su “Fly Me”; los encargados de su mercadotecnia decidieron colocar la fotografía de una sobrecargo precedida por la frase “I´m _____, Fly me”, con un alto sentido sexual en el mensaje.

Continental Airlines se voló la barda en aquellos ayeres cuando en su campaña mercadológica se les hizo muy fácil poner a las sobrecargos con un lema que decía “movemos el trasero por ti”.

Si lo anterior no los ha hecho sentir coraje, o nauseas, les voy a hablar del peor pasado misógino de la aviación, representado por la aerolínea ya desaparecida Braniff, con su campaña “The Air Strip”, un juego de palabras, con el mensaje subliminal de hacer ver a las sobrecargos como “strippers”, pues el uniforme consistía en varias capas de ropa, que debían irse quitando conforme avanzaban las fases del vuelo.

Esto originó que estas mujeres fueran abusadas sexualmente, al ser manoseadas con los pasajeros o pellizcadas, pues sentían que tenían derecho a hacerlo, pues la misma aerolínea incitaba al juego de irse desnudando poco a poco.

En 1972 estas mujeres, cansadas de ser vistas como objetos sexuales, comienzan a juntarse y realizar protestas por la forma en que son tratadas por sus empresas, “Sobrecargos por los Derechos de la Mujer” es la agrupación que formaron.

Y tal y como lo relata el libro de Nell McShane Wulfhart: “Las aerolíneas te convierten en un objeto sexual”, dijo una de las fundadoras del grupo, Sandra Jarrell, en declaraciones a Los Angeles Times en 1972. “Te lavan el cerebro para que lo aceptes y lo esperes. Pierdes tu autoestima... La gente no te considera una profesional, así que no te consideras como tal”.”

Ver los datos en crudo me sorprendió; resulta más fácil creer que los derechos laborales de nuestros pares gringos serían mucho mejor que lo que nosotros tenemos. Pero no es así, ellos solamente ganan por el tiempo de vuelo, para ellos no existe el tiempo de servicio, ni el tiempo de las escalas. Y de liquidaciones conforme a la ley mejor ni hablemos, menos de los salarios, pues es por hora y no están muy bien pagados que digamos.

Fue hasta después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, que el Congreso norteamericano discutiera el reconocer a los sobrecargos como profesionales de la seguridad a bordo de una aeronave, pero es hasta el año 2003 que se le concedió el tener una licencia como sobrecargos.

Sí, a mí me explotó la cabeza, porque en muchas cosas, sobre todo en temas laborales es increíble ver el atraso que tiene nuestro país vecino en comparación con México.

Si el sindicato de sobrecargos de México se pusiera las pilas podría ser un referente a nivel mundial, pero no han querido trabajar en ello, porque ASSA forma parte de la ITF, pero como en el caso de los sobrecargos ingleses, no se solidariza para nada; en cambio en Estados Unidos a través de Sara Nelson, ponen los puntos sobre las íes, porque además no es la única lucha que esta mujer ha dado.

Tiene una larga trayectoria de lucha, desde defender su plan de pensiones que se vio amenazado después del 11 de septiembre del 2001, hasta lo más reciente que fue su actuación durante la pandemia de Covid, donde criticó fuertemente a su gobierno al obligar a los trabajadores a trabajar gratis o a ser suspendidos sin pago alguno.

De esta historia me entero gracias a Roberto Reinoso, quien además es un gran apasionado de la aviación. Vale la pena que lo sigan si quieren saber de la aviación argentina, su usuario es @PostaAero.

Finalmente, la ITF es una federación formada por sindicatos democráticos. Están afiliados poco más de 700, provenientes de 150 países de alrededor del mundo. Esta organización internacional busca garantizar los derechos laborales de sus afiliados, que son cerca de 18.5 millones de trabajadores. Es de suma importancia el apoyo que está dando a los sobrecargos de Breeze Airways.