IRREVERENTE

Su madera no es yesca que se prenda ni en medio de un incendio forestal

Les platico:

Su mensaje ante un abarrotado y grande salón del hotel más grande de Monterrey fue que México está en un proceso de deterioro. Cierto.

Se necesita ser muy valiente para decir esto y hablar de economía frente a un ex gobernador de Banxico. Cierto.

Así lo dijo ayer Ildefonso Guajardo Villarreal teniendo en primera fila a Everardo Elizondo Almaguer.

Entre la audiencia estaba otro picudo del tema financiero: Marco Antonio Pérez Valtier, ex asesor del segundo secretario de Hacienda en el gobierno de López Obrador.

Ildefonso se anima a eso y más, merced a su amplia preparación, experiencia y fogueo en las grandes ligas del comercio mundial.

El y Kenneth Smith Ramos fueron artífices de los dos tratados comerciales de México con Estados Unidos y Canadá.

Lo que hoy escribo, creo muy difícil que se lo vayan a decir sus seguidores, que los tiene a borbotones dentro y fuera del PRI.

No se trata de agüitarles la euforia, pero como Ildefonso me cae bien, se lo digo. Conste y ¡Arre!

Es la popularidad... No nos hagamos guajes

Sostiene que las encuestas de popularidad no garantizan que el candidato más capaz llegue a una alcaldía, a una diputación, a una senaduría, a ser gobernador y por supuesto, a ocupar la presidencia de México. Cierto y a las pruebas me remito.

Pero dando por cierto lo que dijo Ildefonso respecto al proceso de deterioro en que está metido México, no nos hagamos guajes:

Los que están más sumidos y emBOLAdos en ese deterioro -económico, educativo, de seguridad, salud, cultural- son los que hicieron ganar a AMLO en el 2018.

Esos mismos son los que lo mantienen con un % de popularidad que nadie, ni las corcholatas de su partido, puede presumir.

Elegir candidatos capaces -aunque no sean populares- es propio de países avanzados, educados y en vías de progreso.

Es propio de ciudadanos que no andan viendo como le sacan la vuelta a pagar impuestos, con el pretexto -cierto- de que los políticos se los roban.

Por cierto, México es el país dentro de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo) con el nivel más bajo de recaudación fiscal.

Así lo dijo Ildefonso y es de sobra sabido.

Para ser candidato a cualquier puesto hoy en día, se necesita ser POPULAR.

Se necesita despertar:

  • Lástima.
  • Ternura.
  • Gratitud.
  • Amor, querencia, cariño y apego.
  • Se necesita hacerse la víctima.
  • 6. Se necesita echarle la culpa a otros del pasado, sobre sus ineficacias del presente.

Ildefonso no es capaz de provocar esas seis características. Su madera es otra.

En consecuencia, no prende, no enciende, no inflama.

Puede levantar la mano cientos de veces -como volvió a levantarla ayer- pero no es lo suficientemente popular para mover al electorado.

Si sigue así de animado va a toparse con la realidad apabullante de votantes que se va a inclinar, no por el más capaz, sino por el más popular.

Lo dicho: su madera no es yesca que se prenda ni en medio de un incendio forestal.

Ildefonso Guajardo/Foto: Plácido Garza

Representación proporcional

Ildefonso fue el único secretario de Estado que estuvo los seis años en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Su palmarés internacional impresiona.

Parece más un técnico que un político.

De hecho habla como técnico, no como político.

Hoy, es diputado de representación proporcional por el PRI.

Está en la Cámara de Diputados gracias a un proceso donde los ciudadanos no votan directamente por una persona, sino por el bonche que postulan los partidos políticos.

Ildefonso no es diputado federal por que los electores hayan votado por él.

Si fuera diputado por mayoría relativa ocuparía su curul gracias a haber obtenido el mayor número de votos.

Es decir, estaría en el Congreso por ser la persona que los votantes quieren que los represente. Pero no es así.

Está en la Cámara de diputados representando a su partido, no a los electores.

Su perfil se define a la perfección en una foto donde aparece en cierto acto de campaña del fallido candidato a la gubernatura de Nuevo León, Adrián de la Garza.

Los reflectores se los llevó en esa ocasión -y durante toda la campaña- el cuestionadísimo Adrián, y para uno de sus estrategas -Ildefonso- el ostracismo de una lamparita de carburo, ni siquiera de pilas.

¿Qué fue eso?

De lo que dijo ayer en el variopinto y nutrido evento organizado por el grupo “Café Político”, que preside Leopoldo Espinosa Benavides, no me ocupo, porque ya lo hizo sobradamente mi colega Raúl Monter.

Antes de ocupar la mesa que me fue asignada, en los corrillos me encontré con muchos amigos y a algunos les pregunté: ¿qué es esto? ¿El destape de Ildefonso? ¿Cómo para qué?

CAJÓN DEL SASTRE DE PANAMÁ.

“Para que gente valiosa como Ildefonso llegue a la presidencia de México, no solo tendrían que cambiar las reglas electorales. Tendría que evolucionar la idiosincrasia de los mexicanos, tan acostumbrados a pegarle al ´juega vivo´, al que anda viendo como fregarse al SAT para que no se lo frieguen a él; al que se mete en la fila; al que ´charolea´ hasta en la tortillería y en el Oxxo, y esto es generacional…”, remata la irreverente de mi Gaby, que como le dije a mi hermanita Bertha, es medio rejega para andar en bretes como este…