Top 3 de los filmes de vampiros:

1.- Vampyr

Película francoalemana de 1932, dirigida por Carl Theodor Dreyer y protagonizada por Julian West. Según Wikipedia es una adaptación libre de la novela de 1872 Carmilla, de Sheridan Le Fanu, una historia anterior a Drácula, de Bram Stoker, de 1897. Un día la vi y me pareció bastante entretenida. Quise leer esa novela y la compré pero nunca pude ni siquiera dar el primer paso. Volveré a intentarlo.

2.- Abierto hasta el amanecer

Dirigida en 1996 por Robert Rodriguez con guión de Quentin Tarantino. El actor es George Clooney. La historia está relacionada con nuestro país y el mayor de nuestros problemas: la frontera con Estados Unidos. Cito a Film Affinity: “Dos de los criminales estadounidenses más buscados huyen a Mexico. Cruzan la frontera y “pasan la noche en un local de carretera llamado la Teta Enroscada”.

Film Affinity destaca dos hechos: (i) que Tarantino actuó, pero lo hizo tan mal que fue nominado a los Premios Razzie de 1996 como Peor actor secundario, (ii) el “sinuoso baile de Salma Hayek con la serpiente”.

3.- Drácula

Largometraje de 1921 dirigido por Tod Browning con Béla Lugosi en el papel principal. Lo interesante es que Lugosi se tomó tan serio al personaje que se murió creyendo que era un vampiro de verdad. Pero en la vida real, dice National Geographic, Béla Lugosi más que un monstruo fue alguien que se enfrentó a las peores bestias. Como líder sindical y antifascista luchó contra los monstruos de verdad, los seres terroríficos que dominan la economía y la política. Simpatizó con el comunismo.

¿Vieron la película El Conde, en la que se descubre que Pinochet es un vampiro?

Como no es ficción, sino biografía, no compite con filmes basadas en monstruos de mentiras. Es un hecho, Pinochet era en realidad un vampiro. La historia se cuenta en esa película de Netflix del año pasado —cito dos notas, una de El País, y la otra de La izquierda diario—:

  • El conde es un filme dirigido por el chileno Pablo Larraín.
  • Pinochet aparece como en realidad era: un vampiro de 250 años de edad.
  • “Está decidido a dejar de beber sangre para terminar con su larga existencia, presa del desprestigio y conflictos familiares”.
  • A su casa del sur de Chile llega una joven monja (Paula Luchsinger): “El personaje de la monja muestra a una iglesia cómplice con la dictadura”.

En alguna entrevista, el director Larraín dijo que “las malas ideas tienen la tendencia a perdurar, mutar e infectar a las sociedades una y otra vez, incluso muchos años después de que supuestamente hayan sido disipadas y destruidas”. Es verdad. El fascismo pinochetista está vivo y pretende ahora dominar México.

¿Cómo llegó el vampiro Pinochet a Chile?

Nació en alguna localidad de Francia, antes de la Revolución francesa. Estuvo presente en la ejecución de María Antonieta, la frívola reina a quien los revolucionarios le cortaron la cabeza en la guillotina. En ese momento Pinochet tomó la decisión de combatir para siempre a los movimientos que originan las revoluciones sociales, especialmente los comunistas.

Pinochet se educó en la ideología conservadora de su madre, una vampira de ultraderecha que con los años reencarnó en la británica Margaret Thatcher (Stella Gonet). ¿Historia verdadera poco conocida? Quizá. El vampiro robó la cabeza de María Antonieta y se fugó a Sudamérica. Cito a la World socialist web site:

  • En Chile, el vampiro Pinochet probó la sangre de los trabajadores, y la halló “desagradablemente acre”.
  • Llegó a Chile en 1935 y se unió al ejército ya con el nombre de Augusto Pinochet.
  • Después lideró el golpe contra Salvador Allende, “rescatando al país de una infestación bolchevique”.
  • La narradora, que es la madre de Pinochet (la vampira Thatcher), dice: “Un general brillante, se convirtió en un millonario invencible matando a cientos de revolucionarios con sus propias manos”.
  • Pinochet confesó: “Maté a cientos de rojos, destrocé... sindicatos y al marxista-leninista Allende”.
  • Y presumió que “se convirtió en una estrella en todo el mundo porque derroté al comunismo”.
  • Tiene un depravado sirviente, Fyodor (Alfredo Castro), “un ‘cosaco forjado con vodka y acero’…”.
  • Fyodor le dio vida eterna a Pinochet por haber matado a muchos bolcheviques.
  • El vampiro es sincero: “Para el ejército chileno —su ejército— la tortura es de suma importancia”.
  • Está convencido el vampiro Pinochet de que “todos los generales tienen derecho a quedarse con el botín”. Robó, pues, pero con legitimidad.
  • En la película aparece la familia: su esposa y los hijos y las hijas de Pinochet, gente parásita y ladrona.
  • La esposa de Pinochet, Lucía Hiriart (Gloria Münchmeyer), “participa con entusiasmo en los robos de su marido, malversando enormes sumas de dinero, blanqueando dinero y apoderándose ilegalmente de propiedades públicas y privadas para venderlas en su propio beneficio”.

El vampiro Pinochet quiere reencarnar en México y pide ayuda al New York Times

En la película la esposa del dictador no es vampira porque Pinochet no la ha mordido en 60 años de matrimonio. No la quiere como compañera para toda la eternidad. La señora Hiriart se frustra, pero tiene la suerte de que la muerda su amante, el depravado Fyodor, él mismo vampiro.

Así las cosas, el filme termina con una nueva monstruo de la vida real, la vampira Hiriart.

Lo que viene a continuación ya no es parte de la película, sino de otras informaciones. Se trata de una hipótesis político-periodística.

Pinochet y su mamá (Thatcher), las figuras que más inspiran a la derecha mexicana, han decidido lanzar una ofensiva contra la 4T. Detestan lo que ha hecho el presidente AMLO, sobre todo cobrar impuestos a aliados que aman con pasión abrasadora a la libre empresa sin ningún tipo de controles, como don Ricardo Salinas Pliego.

Cuando se supo que en 2023 se registró en México una recaudación récord, la derecha entró en pánico, ya que algo así solo pudo ser posible porque se ha obligado a pagar correctamente sus impuestos a los grandes contribuyentes. Y eso que no ha concluido el juicio a Salinas Pliego, quien entregará a la tesorería de la nación 26 mil millones de pesos, poco más de 1 mil 500 millones de dólares, y además devolverá un campo de golf en Oaxaca, donde quizá Pinochet se ha aventado dos que tres cascaritas de ese deporte tan popular en las catacumbas.

Ante semejante crimen atroz —¡cobrar impuestos a los ricos, qué espanto!—, se le encomendó a la nueva vampira, la señora Hiriart, ir a la redacción del New York Times a morder editores y editoras y periodistas de a pie. Cumplió y les transformó en vampiros y vampiras; en efecto, como hizo su marido con la monja de la película. Ya como bestias horripilantes, aventaron su calumnia contra AMLO, el líder de la 4T que cobra impuestos.

Fue un reportaje fallido el del NYT, pero es un aviso. Los vampiros y las vampiras existen y son de la ultraderecha. Apoyan desde luego a la alianza PRI, PAN, PRD y harán todo para tratar de impedir la victoria presidencial de Claudia Sheinbaum, a la que también ven como enemiga de quienes nomás no quieren pagar impuestos ni dejar de hacer negocios en complicidad con el gobierno.

Deben cuidarse Andrés Manuel y Claudia. No se trata de que peleen a muerte con fuerzas diabólicas como las estadunidenses, poderosísimas, sino de torearlas con habilidad. En ese sentido fue bueno que Sheinbaum se reunieran con Larry Fink, presidente de BlackRock, la empresa de gestión de activos más grande del mundo. Este tipo tiene negocios con los peores vampiros de la derecha y puede neutralizarlos. Mejor eso que coquetear con una Rusia, también vampiresca, que está demasiado lejos de Dios y todavía más lejos de México.