I. La elección general

La elección del 6 de junio de 2021 ha significado una gran victoria a nivel nacional para el presidente López Obrador, Morena y los mexicanos que simpatizan con este movimiento político; no obstante, la victoria ha dejado un evidente amargor por la pérdida histórica en la Ciudad de México de la izquierda electoral frente al fin desenmascarado PRIAND.

Hipócritamente, mintiendo, engañando, manipulando, la oposición integrada al PRI, PAN y PRD, el PRIAND (e informalmente Movimiento Ciudadano), encabezada por Claudio González y multidifundida por los medios tradicionales de comunicación, se ha querido asumir como ganadora de la contienda electoral negando el triunfo contundente del presidente, su partido y sus aliados. Pero los datos son muy claros.

¿Imaginan una derrota en la que se obtienen 11 de 15 gubernaturas en disputa, mayoría en la cámara de diputados y 19 congresos locales? (falta aún definir el número de municipios obtenidos). Lo que conduce a 17 Estados bajo el signo del movimiento obradorista (y 18 con el triunfo de partidos aliados en San Luis Potosí), a ordenar el presupuesto federal anual y a tener control en la más de la mitad del país. ¡Una derrota así cualquiera la quisiera!

En cambio, la oposición que gobernaba 14 de los Estados en disputa se quedó sólo con 3 y su mayor derrota ha sido, sobre todo, no haber obtenido el control del Congreso que era su objetivo crucial para obstaculizar y desmantelar las políticas del presidente; y no menos importante, para seguir haciendo lo que siempre han hecho con maestría: robarse el presupuesto, dirigirlo a sus cuentas y la de sus amigos y cómplices. Entonces se ve claramente quién ganó y quién perdió.

II. Ciudad de México

Se ha especulado, y seguirá haciendo, sobre el porqué de la derrota de Morena en la mayoría de las alcaldías de la Ciudad de México. Independiente de las causas múltiples –que ya mencionaré-, diré primero que desde mi percepción acudieron a votar 3 grupos de personas determinantes en la elección. 1. Las clases altas; que odian y desprecian a López Obrador ayer, hoy y siempre. Acudieron a la casilla en mayor cantidad que en otras ocasiones. 2. Las clases medias permeables que a veces votan y a veces quieren y otras no a AMLO; en 2018 votaron por él, ahora mayormente votaron contra Morena. 3. La clase media baja y baja que usualmente votan por la izquierda electoral lo hicieron de nuevo pero fueron a las urnas en menor cantidad; quizá, como Morena, asumieron que ganarían, Los dos primeros grupos determinaron el rumbo del voto.

Los que por clasismo o ideología desprecian a AMLO y su causa salieron más que nunca; sus perspectivas de sociedad y sus privilegios han sido trastocados. Por su parte, la clase media ha sido la más afectada por las campañas de desinformación y manipulación; por la “guerra sucia” de la oposición PRIAND. Su juicio político electoral más que racional, ha sido emocional.

Ahora bien, los analistas y críticos han estado considerando varios factores aparte de los ya mencionados en relación a los tres grupos de votantes aquí citados. De lado de la oposición: que se unieron PRI y PAN contra el gobierno (el PRD prácticamente no cuenta), guerra sucia, desinformación, manipulación, uso carroñero de tragedias como la pandemia y la línea 12 del metro, uso de los medios tradicionales, exceso de dinero en la campaña, etcétera. De Morena: dar por sentado que tienen garantizado el triunfo en la ciudad, no trabajar en busca del voto, no desmentir a la oposición e informar sobre las distintas políticas del gobierno federal que tienen su réplica en el local, recorte presupuestal a la burocracia y a los medios de comunicación, la pandemia, la crisis económica, lucha y división interna tanto en el partido como entre los funcionarios, malos candidatos y poca transparencia en la selección de estos, sabotaje al interior (como se especula en los casos de las alcaldías Cuauhtémoc y Tlalpan), escasez de programas sociales específicos para la ciudad (los que se han extendido al país ya existían aquí), falta de atención del presidente a su fuente de energía política, etcétera.

En este punto, es importante escuchar a críticos y autocríticos como Pablo Gómez, Pedro Miguel, Rafael Barajas, Epigmenio Ibarra, Ignacio Marván, Lorenzo Meyer, al propio López Obrador, etcétera, para un diagnóstico lo más aproximado posible a la realidad y evitar y/o corregir errores.

III. Futuro inmediato y qué hacer

Conociendo el perfil y el historial de la Ciudad de México, difícilmente esta sostendrá en el poder al PRIAND en 2024. Morena, la jefa de Gobierno de la Ciudad y el presidente tendrán, sí, que volver a poner mayor atención a la misma, no dar por sentado que tienen el apoyo en automático, garantizado. La ciudad ha sido generosa con la izquierda electoral, se siente bastante cómoda con ella sin dejar de reconocer que existen sectores derechistas o neoliberales que la habitan.

Es de suma importancia la autocrítica y el diagnóstico correcto de lo que sucedió el pasado 6 de junio. De ello dependerá, de hacer lo que se dejó de hacer y corregir lo equivocado para recuperar la confianza y el voto en 2024. Porque sin duda, la oposición, envalentonada y con presupuesto público a su disposición, arreciará la agresividad de sus ataques, mentiras, manipulación; el odio está garantizado.

Y qué difícil es, para una ciudad habituada a una perspectiva de izquierda electoral libertaria y humanista, vivir bajo la perspectiva conservadora de vida y, en particular, bajo el gobierno de la corrupción tradicional que representa, que significa por antonomasia el PRIAND.

El triunfo de López Obrador, Morena, sus votantes y simpatizantes ha sido magnífico, mas el dejo de amargor es innegable. Así por el momento…

@NietzscheAristo