Después de las sendas goleadas que vivimos hace apenas una semana en el futbol mexicano, vino una especie de contagio que continuó en el viejo continente. El Liverpool FC dio la nota con el 9–0 que le anotó a Bournemouth. Un marcador muy raro para nuestros tiempos y especialmente en una liga como la Premier inglesa. Marcador que opacó, el 4–1 que el Manchester City le propinó al Crystal Palace tras iniciar el partido perdiendo.

En la Bundesliga, el 1.FC Unión Berlin sorprendió con un 1–6 en calidad de visitante al Schalke 04. Mientras que semanas antes, el Bayern Múnich había repetido el mismo marcador al Eintracht Frankfurt y posteriormente un 7–0 al Vfl Bochum. En la Serie A, esta semana el Salernitana superó 4–0 a la Sampdoria. En España, esta semana se registraron otros dos partidos que terminaron con cuatro goles de diferencia, Barcelona y Athletic Club dieron cuenta del Valladolid y del Cadiz, respectivamente.

No soy un estadístico, para comparar si estas goleadas son atípicas contra otros torneos, pero si percibo que están siendo “ruidosas”. ¿Hay una razón para que estén sucediendo? ¿Son destellos de algunos intentos de cambio de estilo de juego, especialmente de equipos “menores”? O al contrario ¿Se están marcando más las diferencias entre equipos? ¿Tiene que ver la Copa del Mundo (que también está siendo atípica)?

Demasiadas interrogantes que difícilmente podemos resolver. Lo que sí es un hecho, es que tenemos que ser muy cautos a la hora de analizar estos resultados. Una goleada, suele ser una combinación alta de aciertos y errores, y en muchos casos, una rendición casi total de uno de los equipos en el aspecto mental-competitivo. “Bajar los brazos” le han llamado en el box.

Mucho se ha dicho que esta clase de marcadores son “accidentes del futbol” y puede ser cierto si generalizamos y no siempre las generalizaciones son buenas. Porque tendríamos que preguntarnos si en realidad fue un accidente o es la real diferencia entre un equipo y otro. Quizás la diferencia entre un equipo como el FC Barcelona y el Valladolid sí sea de “cuatro goles”, es decir, la superioridad es de tal nivel que no sorprende el marcador, incluso, pudiera pensarse que es relativamente normal. ¿Es normal que el equipo de Múnich lleve dos goleadas en cuatro jornadas de la Bundesliga? ¿Es tanta su superioridad? ¿Dos “accidentes” con un mismo equipo involucrado?

Y cuando el accidente parece ser uno, suele suceder cuando esperas un partido mucho más cerrado y termina resuelto de manera escandalosa, como sucedió en el “Clásico Joven” entre América y Cruz Azul. Esta clase de accidentes suelen desatar olas de pasión en todos los niveles y dejan poco espacio para lo racional y terminan convirtiéndose en sacudidas para los equipos. Cuando una goleada no tiene lugar en el pronóstico, es cuando termina por tener esos aires de tragedia para unos y superioridad para otros.

Definitivamente es un tema en el que podemos profundizar más y más. Para los que disfrutamos el futbol, los partidos con muchos goles se vuelven épicos, memorables, muchos se guardan para la memoria, el récord y la estadística, pero llega un punto en que dejan de ser emocionantes, porque hay alguien que ya no está compitiendo. Y es aquí donde los derrotados tienen que trabajar, sacar de ese estado mental a los equipos y fans que reciben esa clase de derrotas. No es fácil, pero el deporte nos brinda la oportunidad de redimirnos, y más cuando tienes la siguiente jornada tan cerca.

Víctor Alvarado en Twitter: @vic