“Por muy hermosa que sea la estrategia, de vez en cuando debes mirar los resultados”

Winston Churchill

Los falsos pudores que el calderonato heredó junto con su guerra contra el narco y los caídos parecía que llevaban un mensaje claro: la militarización no es la respuesta. Durante años, López Obrador impulsó aquella idea arropado por la sociedad civil y la academia. Nadie sabía que su pacifista Proyecto de Nación iba a envejecer tan enrarecido con el opuesto extremo a lo que planteó: más militares, más presupuesto bélico, más secretos y más mentiras.

Andrés Manuel anunció una reforma militar para reconocer en la Constitución lo que de facto se ha señalado: la Guardia Nacional ni es civil en su mando, ni en sus prácticas. Es militar, se encuentra en las calles haciendo funciones de seguridad ciudadana y aquellos ánimos del encomendado especial para la creación del super cuerpo de seguridad, Alfonso Durazo, eran falsos o fracasaron.

Durazo aseguraba que en el proceso para desmilitarizar el país, un cuerpo con mando civil integrado por la extinta Policía Federal, el Ejército y la Marina daría respuesta a la inseguridad “con amplio respeto a los derechos fundamentales”. Ni los 100 mil elementos desplegados han logrado contener el aumento de homicidios, las lógicas locales criminales disparadas y la crisis de derechos fundamentales para activistas, periodistas y jóvenes. Medio millar de policías han muerto en circunstancias violentas. La cuenta ya superó a la de Calderón y el promedio general de personas asesinadas oscila entre 90 y 100 al día, con todo y pandemia.

Los militares llegaron para quedarse en la puerta de la casa

Hay malicia manipuladora o nula planeación y oscura estrategia de seguridad.

Malicia manipuladora porque al aprobarse su creación, se planteaba la temporalidad de cinco años de Fuerzas Armadas en función de patrullaje callejero. Pero en realidad, llegaron para quedarse. Ahora que el presidente pretende elevar a rango constitucional la adscripción del cuerpo militar con algunos civiles a la Secretaría de la Defensa Nacional deja claro que todo era mentira: ni había ánimos de retirar al ejército de las calles, ni hubo lección aprendida del calderonato, ni hay prioridad por entender que el militar tiene amplias facultades para la aplicación del régimen de excepción contra cualquier ciudadano. Que serán ellos los que escriban la versión de los hechos. Que no serán 5 sino los años que quieran. Que nos robaron a las juventudes más precarizadas porque en donde no son reclutas del narco, lo son de la Guardia Nacional militar. Que crecer pobre en tiempos de la 4T no trae becas ni escuelas, sino armas y muerte. Que la palestra pública se usa para mentir, manipular, ganar confianza y militarizar.

Y si no estaba en la estrategia inicial pero dos años y medio después, Durazo se dio cuenta de que la Guardia Nacional necesitaba mínimo 250 mandos de grado de coronel (militar) sin un mando civil capaz de dirigirlos, pues qué falta de planeación y estrategia. (Por más que uno quiera pecar de ingenuo), hay de dos: o en la 4T se sufre disonancia cognitiva o maquillaron la malicia de calderonizar la política criminal.

Es malicia porque ha fracasado en otros momentos del país, porque hoy las intenciones quedan claras y no encaja la versión discursiva con la reforma constitucional. Es malicia porque de la calderonización del país, las principales víctimas son jóvenes.

No hay una guerra declarada pero de facto, entidades como Guanajuato, donde la explosión violenta se disparó en 60% de homicidios o Zacatecas, con crecimiento de 30% de muertos, están en ella. Crecer pobre en México implica elegir entre capos o militares y morir en ello. Ni las Becas Benito Juárez ni los Jóvenes Construyendo el Futuro pueden más que camionetas con armados levantando muchachos para integrarlos de halcones o sicarios y matarlos si se resisten.

Entre tanta disonancia y para complacencia de los aplaudidores a sueldo, parece que el único motivo mediocre que celebrar es que por fin se nos ha dicho una verdad: “la única opción de coordinación de una instancia como la Guardia Nacional formada con una base de militares y marinos es que tenga una adscripción en esa dependencia.” Así lo dijo Durazo, gobernador electo. Seguridad Sin Guerra lo dijo hace dos años pero convenía no reconocerlo. Ahora será una realidad: 20 congresos quedaron integrados con mayoría de Morena y aliados, se requieren 17 para una reforma constitucional. Touché para el segundo calderonato en materia de seguridad.