En junio de 2020, la canadiense Mexivada Mining Corporation cambió su nombre a Carbon Streaming Corporation. Con esta decisión, dejaba atrás su pasado como empresa orientada a la identificación, adquisición, promoción y exploración conjunta de oro y plata, molibdeno, diamantes y metales raros en República Democrática del Congo, México y Sierra Leona.

Incluso, en el listado de la Secretaría de Economía del Gobierno de México con los proyectos mineros de capital extranjero de 2021, Carbon Streaming Corporation aparece con tres concesiones en Sonora en etapa de exploración de oro, plata, zinc y plomo. Se trata de Aurotellurio, en el municipio de Moctezuma; La República en Caborca y Yécora (Chuchu-Estrella) en Yécora y otra llamada Tamazula en El Fuerte, Sinaloa.

De pronto, pausó su vínculo con el extractivismo minero para concentrarse en promover inversiones en bonos de carbono azul. En producir dinero más sustentablemente.

Portafolio

Son 22 proyectos en 12 países. De los más grandes Rimba Raya, ubicada en la isla de Borneo en Indonesia, para proteger y preservar los bosques pantanosos de turba de tierras bajas tropicales, con un valor monetario de los servicios ecosistémicos de 57.8 millones de dólares por más 30 años. La empresa calcula unos 3.5 millones en créditos de carbono por año .

Otro es The Sustainable Community, son proyectos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por parte de pequeños emisores (menos de 25,000 toneladas de CO2 por año), como empresas, gobiernos locales y organizaciones, en las provincias de Quebec y Ontario. Unos 100 millones de créditos de carbono en los próximos 10 años.

Otro de los mencionados es Community Carbon que intenta llevar soluciones de bajo consumo de combustible a millones de hogares en el este y el sur de África a través de siete proyectos. El eje central es recompensar a los miembros compradores por las reducciones de emisiones de GEI a través de la desviación de desechos, iniciativas de conversión y eficiencia energética, con planes para expandirse al transporte. Son alrededor de 50 millones de créditos de carbono totales durante los años 15 a 21.

Magdalena Bay Blue Carbon

Carbon Streaming Corp también anunció que comenzó una estrategia para certificar bonos de carbono azul con 22 mil hectáreas de manglares y 137 mil hectáreas de ecosistemas marinos en Bahía Magdalena, en el municipio de Comondú, Baja California Sur. Conservando estos ecosistemas calcula conseguir créditos internacionales por medio de la captura de dióxido de carbono frente al cambio climático.

La estrategia proviene de REDD Azul, un instrumento del sistema financiero, algo parecido a lo que sucedió con REDD y los bonos de carbono para proteger bosques, esta empresa pretende inyectar seis millones de dólares en su proyecto de conservación y producción de carbono azul “MarVivo” en Bahía Magdalena en la costa del Pacífico sudcaliforniano.

A través de Mar Vivo Fundación MX, Carbon Streaming Corp desarrolla el proyecto MAGDALENA BAY BLUE CARBON estimando que “reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero en aproximadamente 25 millones de CO2 durante los 30 años de vida del proyecto y genere una cantidad equivalente de créditos de carbono azul”.

Pretenden reforestar espacios donde los manglares fueron supuestamente destruidos para permitir granjas de camarón. Carbon Streaming Corp conseguiría el derecho a 200 mil créditos azules, o el 20% de los créditos de carbono verificados por generar el proyecto, si llegan a ser mucho mayores. Unos 4.8 millones de dólares para su portafolio en 2024.

MarVivo Corpotation

En 2019 nace MarVivo Corporation cofundada por Todd Lemons y orientada a energía, servicios públicos y residuos. Financió con 6 millones de dólares el inicio del proyecto y costos de implementación inyectados por Carbon Streaming Corp, adquiriendo el derecho de la venta del 40% de las ganancias totales de la venta de los créditos de carbono provistos por el proyecto de conservación MarVivo.

A través de Fundación MarVivo México, A. C. comienzan a operar en Bahía Magdalena en 2019 para emular el proyecto Rimba Raya. La organización civil es dirigida por el exdelegado de la SEMARNAT en Baja California, ex asesor del Fondo Minero y miembro del Partido Verde: Alfonso Blancafort-Camarena.

MarVivo Corporation justifica su modelo de negocio comprometiéndose a impulsar a la comunidad local proporcionando empleo y desarrollando un plan local de manejo de ecoturismo.

Mercado de emisiones

Carbon Streaming Corp vio una oportunidad de ganar dinero en el mercado de emisiones porque allí las empresas extractivistas contaminantes pueden pagar a otros para proteger ciertas zonas y mitigar el impacto de los gases de efecto invernadero (GEI), relacionados con el calentamiento global.

Ante la crisis ambiental venidera, en 1997, 38 países industrializados firmaron el protocolo de Kyoto comprometiéndose a disminuir en un 5.2% para el 2012 los GEI, pero el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sugirió una reducción del 50% al 70% para evitar una catástrofe climática (Gilbertson y Reyes, 2006). Por supuesto, en el Cuarto Informe de 1990 a 2008 las cosas no han cambiado.

Bonos de carbono azul

El carbono azul lo usan para referirse a la captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) en forma de carbono orgánico (SEMARNAT, 2021) por ecosistemas oceánicos costeros del mundo, principalmente manglares, marismas salinas, pantanos, praderas marinas, turberas y potencialmente macroalgas.

Con la justificación de que la protección de estos sitios ayudaría a cumplir a los países y empresas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), inicia así una nueva fase en la financiarización de la conservación ambiental. Es algo así como mitigar el cambio climático a punta de bonos y créditos.

Dentro del mercado de emisiones existen diferentes tipos de bonos o créditos. Los más conocidos son los bonos de carbono. La adquisición de un bono de estos de algún proyecto de reforestación o conservación de bosques equivalen la liberación de una tonelada de CO2. La misión es lograr que los corporativos puedan convertirse en una empresa de carbono neutral mediante la compensación.

Lo mismo ocurre con bonos de carbono azul, pero con ecosistemas marino-costeros. En términos monetarios, “una inversión en carbono azul puede dar sus frutos si el valor monetario de los pagos de carbono supera los costos de protección (Murray et al, p.5, 2010)”.

Financiarización de la conservación

La crisis ecológica parece ser una oportunidad más para mover grandes cantidades de dinero de un lugar a otro. Una oportunidad de bisnes. Es una forma de bluewashing a los grandes corporativos. Estamos siendo testigos de la financiarización de la conservación ambiental como una nueva manera de acumulación de capital mediante la valorización en los mercados financieros de recursos naturales y del medio ambiente. Es una nueva cara del ‘desarrollo sustentable’, del ‘capitalismo verde’.

¿Será posible que con soluciones del mercado podamos conservar los manglares o marismas de Bahía Magdalena e impulsar el desarrollo de las comunidades colindantes? ¿Realmente debemos creer que les interesa más nuestro territorio que tener más dinero en la cuenta de quienes participan en el negocio de ‘conservar’? ¿Son estos fondos de carbono azul la respuesta para corregir el colapso ambiental que vivimos?