La educación superior privada es importante para la sociedad, pero solo cuando su objetivo principal es preparar jóvenes, no hacer un vulgar negocio.

Leí en un articulo de 2020 que existen en la Ciudad de México ¡¡¡301 instituciones con rango universitario: 58 publicas y 243 privadas!!!

¿243 universidades privadas en la capital del país? Escandaloso, ya que entre instituciones de excelencia, como el Tecnológico de Monterrey, el ITAM y la Escuela Libre de Derecho, hay que enlistar en esa categoría a instituciones particulares patito de educación superior que dan títulos de repostería, belleza, manualidades, etcétera sin criterios académicos rigurosos.

No exagero al señalar que licenciaturas balinas como las mencionadas se ofrecen en las universidades privadas patito. Según los expertos del artículo citado —”La educación superior de CDMX en cifras”, de la Revista Open— en la capital se ofrecen 2 mil 198 licenciaturas, 611 en universidades públicas y ¡¡¡1 mil 587 en privadas!!! Ridículo.

Lo anterior significa que solo con carreras balinas se pueden diseñar en las universidades privadas mil licenciaturas más que en las del sector público; estas no buscan utilidades, así que no compiten para atraer clientela con carreras de medio pelo atractivas solo para estudiantes que no quieren estudiar, pero necesitan un título.

En los posgrados es la misma cosa: en las universidades capitalinas se ofrecen 1 mil 783, de los cuales 721 corresponden a universidades públicas y 1 mil 062 a las privadas. Disparatado, de plano.

El hecho es que Reforma aplicó una encuesta electoral entre universitarios de la Ciudad de México.

En forma absolutamente arbitraria —no creo que solo haya habido criterios estadísticos en el trabajo de Reforma—, el diario propiedad de la familia Junco seleccionó 12 universidades privadas y 3 públicas para aplicar 1 mil cuestionarios a estudiantes entre 18 y 26 años de edad.

¿Cuáles tres universidades públicas seleccionó Reforma para su encuesta? No lo aclara ese periódico, pero supongo que son:

  • 1. UNAM.
  • 2. Politécnico.
  • 3. UAM.

Lo anterior deja fuera —y genera sesgo— a las universidades más populares, como la Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud financiadas por el gobierno capitalino.

El sesgo no es menor ya que cualquiera de las dos instituciones del gobierno local tiene más estudiantes que las universidades privadas verdaderamente prestigiadas de la Ciudad de México; solo hay más alumnos y alumnas en la UNITEC y la del Valle de México, que masifican su matrícula probablemente para incrementar la rentabilidad, no con propósitos de excelencia académica.

¿Cuáles 12 universidades privadas seleccionó Reforma? No lo sé, no lo dicen los editores, así que especulo:

  • 1. Tecnológico de Monterrey.
  • 2. Universidad Iberoamericana.
  • 3. Instituto Tecnológico Autónomo de México.
  • 4. Universidad Anáhuac.
  • 5. Universidad del Valle de México.
  • 6. Universidad La Salle.
  • 7. Universidad Panamericana.
  • 8. Universidad Tecnológica de México.
  • 9. Universidad Pontificia de México.
  • 10. Universidad Chapultepec.
  • 11. Universidad de Londres en CDMX.
  • 12. Escuela Libre de Derecho.

¿Cómo distribuyó los mil cuestionarios la encuestadora de Reforma —supongo que haya sido un trabajo de la señora Lorena Becerra, lo que no precisa la nota de ese periódico—?

Si en la Ciudad de México hay alrededor de 440 mil estudiantes en universidades publicas y 323 mil en universidades privadas, supongo que la encuestadora más o menos aplicó un 60% en las públicas y un 40% en las particulares.

El problema es el peso que dio a cada una de las universidades privadas. Si la señora Becerra se basó en el número de estudiantes, debió aplicar más del 80% de los cuestionarios en unas pocas instituciones particulares, sobre todo en la la UVM y la UNITEC.

Pero no creo que haya sido el caso, ya que por ideología y cuestiones reputacionales seguramente Reforma aplicó más encuestas de las que en una muestra probabilística corresponderían en el Tec de Monterrey, la Ibero, el ITAM, Lasalle, Anáhuac y hasta en la Libre de Derecho y la Pontificia —la Libre tiene 650 estudiantes y la otra 285—.

La UVM y la UNITEC juntas tienen casi tantos estudiantes como la UNAM. Entonces se les debió haber dado un peso enorme en la muestra sobre el alumnado de las universidades privadas. Si no ocurrió así por el prestigio del Tecnológico de Monterrey, el ITAM, etcétera —donde estudian muchachos y muchachas de clases medias altas y altas—, la muestra se sesgó groseramente en contra de jóvenes de clase media y media baja, que son los que en forma mayoritaria buscan universidades como la UVM y la UNITEC y otras similares.

La conclusión del estudio de Reforma es obvia: quienes van a las universidades públicas votan más por Claudia Sheinbaum que por Marcelo Ebrard, y al revés: quienes van a las universidades privadas votan más por Marcelo que por Claudia.

Reforma encontró un empate entre la corcholata líder en todas las encuestas (Sheinbaum) y el segundo lugar (Ebrard). La verdad de las cosas es que con una muestra verdaderamente probabilística entre estudiantes universitarios capitalinos, esto es, que representara adecuadamente a jóvenes de clase media baja y baja, la ventaja de Claudia habría sido enorme sobre Marcelo.

Se confirma lo que dijo AMLO (Lázaro Cárdenas) en su discurso en el Zócalo del pasado 18 de marzo: Claudia Sheinbaum es Francisco Múgica... y Marcelo Ebrard, Manuel Ávila Camacho. En otras palabras, la jefa de gobierno es la opción popular y el canciller el candidato de las personas con más recursos.