Alfredo Jalife, pseudoanalista y racista bien reconocido en este país, antisemita con discursos que sonrojarían a varios miembros destacados del extinto Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, da nuevamente la nota por la única razón por la que puede hacerlo: agredir a tontas y locas a alguien más.

Pero la ocasión que comentaré hoy me llama la atención poderosamente por una causa específica: está agrediendo a un miembro destacado del movimiento que está en el poder y al que, se supone, es afín. El pasado 24 de marzo, en una entrevista a modo, se dedicó a agredir de la forma más vulgar y barata que uno pueda imaginar a José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña, amenazándolo, además, con exhibirlo “de dónde cobra”. Como era de esperarse, el diputado Fernández Noroña contestó a estos ataques al día siguiente con oportunidad y, para sorpresa mía, con mucha mesura e invitando al payaso Jalife a que haga público lo que supuestamente sabe.

Mi experiencia personal con el cirujano Jalife fue en 2014, cuando, como abogado, tuve la oportunidad de participar en la defensa de don Federico Arreola, contestando una demanda por un supuesto daño moral que se habría cometido en contra suya. Al final, la defensa logró evidenciar lo infundado de los argumentos del señor Jalife, quedándome claro la poca calidad intelectual y humana de este payaso. Un vulgar enano majadero es lo que es el señor Jalife.

La cuatroté no es movimiento de mi devoción y tampoco soy parte de la hinchada que apoya incuestionablemente a don Gerardo, pero este caso particular me demuestra por qué buena parte de la clase media y otros sectores de nuestra población nos mantenemos críticos y alejados del movimiento que encabeza el presidente: elementos peligrosos y severamente dañinos como Alfredo Jalife le restan absoluta credibilidad. Y, a pesar de mis percepciones personales, debo reconocer que Fernández Noroña ha estado siempre en la lucha social, es una persona con cultura y bastante inteligente y, dentro de lo que cabe, se conduce con mesura y proporción. Vaya, al lado de Jalife, el diputado es Manuel Carreño y lo digo de buena fe.

Así que, desde mi trinchera, vaya mi apoyo moral e intelectual a don Gerardo, reiterándole que, más allá de diferencias políticas, me pongo a sus órdenes en contra de este personaje tan cretino.