Cuatro pilares han sostenido a la economía mexicana en tiempos particularmente turbulentos a nivel global:

  • El primer pilar de la economía. Un gobierno sensato encabezado por un presidente como AMLO, sin duda polémico —y a veces quizá demasiado algarero y aun fuertemente provocador, lo que debe interpretarse como mecanismo de defensa ante una comentocracia que no le da tregua—; pero lo fundamental de la administración de Andrés Manuel López Obrador es la decisión, pensada con prudencia para evitar males futuros, de poner el acento en entregar la mayor parte de los recursos públicos a decenas de millones de personas pobres, pero sin descuidar la disciplina financiera que se ha hecho con una metodología tan admirable como sorprendentemente neoliberal para un proyecto político de izquierda.
  • El segundo pilar de la economía. Contar con dos empresas del Estado, Pemex y CFE, capaces de garantizar energía a la población. Solo hay que voltear a ver la incertidumbre en la civilizada Europa, cuyas sociedades no saben si podrán calentarse en el invierno a punto de llegar, para entender la importancia de que en los mercados eléctrico y petrolero se haya impedido el laissez faire, laissez passer —maravilloso en la teoría, desastroso en la práctica en una época aciaga como la actual—.
  • El tercer pilar de la economía. Remesas. Es decir, las decenas de miles de millones de dólares que no dejan de enviar a sus familias, desde Estados Unidos, trabajadores y trabajadoras de origen mexicano —”héroes vivientes”, les ha llamado AMLO—. Las remesas no han dejado de subir, y qué bueno.
  • El cuarto pilar de la economía. Turismo. Ayer viernes, Sergio Sarmiento escribió lo siguiente en ReformaEl Norte, en Monterrey; Mural, en Guadalajara: “Tal vez a Claudia Sheinbaum no le guste ir a las carreras de autos, un ‘espectáculo fifí’, pero debo reconocer su trabajo para que la Fórmula 1 permanezca en la Ciudad de México. La derrama económica es de más de 15 mil millones de pesos. A todos nos conviene conservar este Gran Premio”. Más allá del merecido reconocimiento a la jefa de gobierno y el aplauso a la continuidad de tal competencia deportiva en la capital mexicana, lo cierto es que México es una potencia turística. Lo es por su bellezas naturales, arqueológicas, gastronómicas… pero, sobre todo, por sus bellísimas playas. Antes de la pandemia el turismo representaba más del 8% del PIB y va a ser todavía mayor ese número porque las inversiones en el sector no paran.

Baja California Sur, la joya de la corona

Son maravillosos las playas de Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta, Punta Mita y la zona que hoy se llama Nuevo Nayarit —el nuevo nombre lo decidió el gobernador Miguel Ángel Navarro—. Pero, la verdad sea dicha, está en Baja California Sur el turismo de más recursos, esto es, el más fifí: no nos hagamos bolas, diría el innombrable, turismo de altos ingresos y atractivo fifí son sinónimos.

San José del Cabo y Cabo San Lucas reciben diariamente a los turistas con más dólares para gastarlos. No son visitantes que llegan buscando carreras —ni de coches ni de bicis ni caballos... ni de perros ni de humanos—, tampoco esperan encontrar espectáculos musicales de calidad global, como sí los hay en la Ciudad de México o en Monterrey, y no les pasa por la cabeza que verán un gran partido de futbol, basquetbol, beisbol o cualquier otro deporte. Visitan Los Cabos por sus playas, que antes de que arribaran en masa los y las turistas atrajeron a hombres y mujeres de negocios con la mentalidad de arriesgar enormes patrimonios en la construcción de la que seguramente es la mejor infraestructura hotelera de México.

Los y las inversionistas que han hecho crecer ese destino turístico no solo confían en los y las gobernantes obradoristas, sino que les prefieren; lo mismo ocurre con la clase empresarial de la Ciudad de México. Dos gobernadores izquierdistas han hecho un gran trabajo en Baja California Sur: el primero, Leonel Cota Montaño, y el actual, Víctor Manuel El Profe Castro Cosío.

Baja California Sur no es un estado pequeño, pero sí el de menor densidad poblacional en México. Tiene 11 habitantes por kilómetro cuadrado. Solo por comparar, mencionaré que en Nuevo León hay 90, en Jalisco 106, en el Estado de México 760 y… en la CDMX en cada kilómetro cuadrado se apiñan 6 mil 163 chilangos y chilangas —aunque soy orgullosamente regio, por razones de trabajo desde hace años por ahí he andado yo complicando el, por lo demás, muy atractivo amontonaniento capitalino—.

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Hay poca gente en Baja California Sur, pero cuánto contribuye al prestigio turístico de México. El estado es mucho más que San José del Cabo y Cabo San Lucas. También son bellísimos destinos La Paz, Loreto, la isla Espíritu Santo, el pueblo Todos Santos, la Misión San Javier, las islas de Loreto, Mulegé y hasta sus sierras, como La Giganta.

Sobran en Baja California Sur lugares para el futuro desarrollo sustentable —por ejemplo con agua tomada del mar— y, por fortuna, no faltan inversionistas con proyectos viables a quienes motiva la belleza del Estado, pero también la confianza de que hay un gobernador honesto, con quien ideológicamente quizá no coincidan, pero que hace su trabajo con toda eficacia y con una elevada dosis de pragmatismo.

El Profe

Habemos de El Profe Castro, quien toda su vida ha sido un militante de izquierda. Es decir, a diferencia de otras personas relevantes en Morena, no tiene un pasado priista. En este sentido es más como Claudia Sheinbaum, activista progresista toda su vida, que como Marcelo Ebrard o Adán Augusto López, quienes sí pasaron —vamos a suponer que sin manchar sus plumajes— por el pantano del viejo PRI, todavía peor que el de ahora, el de don Alito Moreno.

El Profe, precisamente —cito su biografía tal como la presenta Wikipedia—, se formó como profesor de educación primaria en la Benemérita Escuela Normal Urbana de La Paz, de donde se graduó en 1974.

Un año después, en 1975, cursó en la Ciudad de México una licenciatura en educación media. Y en 1994 se graduó de licenciado en historia en la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

Víctor Manuel Castro ha sido profe de primaria, secundaria y bachillerato. Por su reconocida militancia izquierdista, Leonel Cota —quien había pertenecido al PRI— lo integró a su gobierno como secretario de Educación.

Siempre en la izquierda, fue presidente municipal de La Paz, diputado federal, senador , delegado de Programas para el Desarrollo en Baja California Sur —ya en la presidencia de AMLO— y ahora es uno de los mejores gobernadores de Morena.

El Profe está casado con una activista progresista quien, como él, durante muchos años ha luchado desde abajo por sus convicciones, Patricia I. López Navarro.

Andrés Manuel acaba de estar en Baja California Sur, donde encabezó reuniones de trabajo con El Profe Castro, quien después de que el presidente se fuera debió haber recordado que tuvo sentido toda su vida de lucha en la izquierda. Ya había sido candidato a gobernador, en 1987, por el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Partido Mexicano de los Trabajadores; no ganó, eran tiempos del PRI invencible, pero sembró democracia y progresismo en Baja California Sur. Intentó de nuevo llegar al cargo cuando, en 2015, Morena era un partido recién nacido; tampoco ganó, pero vaya que ayudó a que tres años después AMLO arrasara en las elecciones presidenciales. La tercera para él fue la vencida.

Los cargos públicos a El Profe le importan menos que los ideales. Si fuera un ambicioso vulgar (Andrés Manuel dixit) en su juventud habría colaborado con el PRI. En vez del camino fácil hacia el poder, tomó la ruta más complicada, la de luchar desde la marginada izquierda en la época del priismo dominante. De muchacho participó en el Grupo de Acción Popular, perteneciente a la Liga Comunista Internacionalista. Fue también activista en luchas sindicales, estudiantiles y de ejidatarios. Como profesor, Víctor Castro apoyó corrientes democratizadoras del SNTE y estuvo en la CNTE

Hoy El Profe Castro es un gran gobernador de izquierda del estado más fifí de México. Sin ceder cuando no debe hacerlo y sin renunciar a sus convicciones, sabe dialogar con la gente de empresa, de ahí que las inversiones no paren en Baja California Sur. Un ejemplo para muchos gobernadores que no están a la altura de lo que sus cargos exigen.

El tracking

Interesante cómo se ha movido el tracking realizado por MetricsMx y publicado diariamente en SDPnoticias. En el caso de Morena, este ejercicio solo mide a Claudia Sheinbaum y a Marcelo Ebrard, quienes desde hace meses están en todas las encuestas muy arriba del resto de los otros dos aspirantes que más se mencionan, Ricardo Monreal y Adán Augusto López.

Debo aclarar que en las encuestas de MetricsMx —distintas al tracking— sí se mide a Monreal y a Adán. Pronto se realizará un nuevo estudio en que se estimarán las preferencias electorales de cada corcholata. Sabremos entonces a dónde se fueron los puntos que Marcelo ha perdido en el tracking —ya bastantes: durante meses estuvo en empate técnico con Claudia, pero desde hace un par de semanas, ella se ha despegado en la delantera: ya supera la jefa de gobierno al canciller por casi 7 puntos, diferencia notoriamente significante luego de meses de estar parejos.

Claudia se despega

La duda dejará de serlo cuando se publiquen las próximas encuestas. Es decir, conoceremos la respuesta a estas preguntas:

  • ¿Lo que ha perdido Marcelo Ebrard se lo ha llevado Claudia Sheinbaum?
  • ¿La disminución de Marcelo ha significado crecimiento de Adán?
  • ¿La merma de Ebrard es ganancia de Monreal?

Lo cierto es que Marcelo Ebrard anda en horas bajas. Creo que está deprimido porque la realidad de las encuestas no es la que él veía: una ventaja aplastante a su favor. De ahí su pésima estrategia de presentarse como comediante en TikTok. Ha sentido como bofetadas brutales los estudios que consistentemente lo ubican tan cerca de Claudia Sheinbaum —según el tracking de MetricsMx ya bastante lejos de ella—. Entonces, desesperado ha tomado el peor de los caminos: el de promover su nombre con acciones de plano ridículas. No le ha funcionado. Ya veremos si crecieron, o no, Ricardo Monreal y Adán Augusto López con acciones también desesperadas: el senador victimizándose con muy mal gusto, y el titular de Gobernación golpeando a medio mundo, incluyendo a la gente del norte de México.