El día de ayer, el presidente de la república y la presidenta electa comieron juntos para tratar una serie de temas. Si bien la agenda no se hizo pública; no obstante, se sobreentendía que lo que tratarían ambos personajes sería la transición política y el paquete de reformas que comprende lo que el oficialismo llama el Plan C, que no es otra cosa que los caprichos del presidente convertidos en iniciativas de ley. La expectativa se mantuvo latente hasta las cinco de la tarde, que Claudia Sheinbaum Pardo se dirigió al país para dar un anuncio al respecto.

El mensaje fue moderado y sereno. Se comprometió a presentarnos a su futuro gabinete la próxima semana, lo que considero prematuro, por los tiempos que atravesamos.

Además, lo que la próxima presidenta de México nos comunicó fue que, en lo que compete a las reformas pendientes, ella se encargaría de impulsar lo relativo a los programas de adultos mayores para que el derecho a recibir el beneficio se adquiera a los sesenta y cinco años y no hasta los sesenta y ocho; los planes de becas; la reforma al ISSSTE para aumentar el monto de las pensiones. Pero lo más relevante fue que, en relación con la materia electoral, de momento únicamente se abordaría en función de acabar con la reelección; y en la cuestión más delicada, la reforma al poder judicial, nos anticipó que antes de aprobarla, promoverá una serie de consultas, se instalará un parlamento abierto y se pedirá la intervención de especialistas en el ámbito jurídico.

Esto bien podría interpretarse como que no existe intención alguna de parte del equipo de Sheinbaum para que se apruebe la reforma al poder judicial antes de la toma de posesión. Es decir, en septiembre, que se instale la nueva legislatura con mayoría calificada del oficialismo. El mismo Julio Hernández López, del periódico La Jornada, publicó en X lo siguiente: ”No se buscará aprobar la #ReformaJudicial en septiembre. Señala @ClaudiaShein que la #ReformaJudicial debe discutirse ampliamente, con barras de abogados, especialistas y los propios ministros y jueces. Ello llevaría meses”.

Esperemos así sea. La colaboración de abogados en la discusión pública de la reforma judicial abonaría para lo fundamental: revertir la propuesta de que jueces y ministros sean elegidos por voto popular.

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Ojalá y Claudia hubiera sido un poco más enfática. Sobre todo en cuestiones de tiempos. Estoy convencido de que si hubiese sido más efusiva en cuanto a que la reforma al poder judicial no se aprobaría en septiembre, los mercados financieros le hubieran dado tregua tanto al peso como a la Bolsa Mexicana de Valores.

Ahora falta esperar a ver cómo amanecen los mercados y cómo se comporta Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia de prensa matutina del día de hoy.

A todos nos vendría bien un poco de calma. Esperemos llegue cuanto antes.

X: @HECavazosA