Organizaciones de la sociedad civil y el sector privado mexicanos tienen un proyecto para rescatar el futuro energético de México. El sitio se llama http://energiaparaelfuturo.org/

Estamos en un momento clave de la historia de México. El objetivo debe ser que nuestra energía sea barata y limpia para que podamos combatir el cambio climático y lograr que la economía crezca. El desafío es enorme. Según los especialistas de “Energía para el futuro”, tenemos sólo 10 años para transitar hacia fuentes limpias de generación de energía – como las del sol y el aire- , mientras multiplicamos los empleos disponibles para los mexicanos, las fuentes de inversión y mejoramos la calidad de vida de todos.

En 2015, México se comprometió a pasar del 20% al 35% de generación de energía limpia para 2024, y diseñó mecanismos para alcanzar la meta. Los Certificados de Energía Limpia obligarían a los grandes consumidores de energía a disminuir gradualmente su consumo de energía fósil.

Según la Asociación Mexicana de Energía Solar y la Asociación Mexicana de Energía Eólica, eso permitió que, en sólo cinco años, se invirtieran 400,000 millones de pesos (20,000 millones de dólares) y México llevara de 3.2% a 17% su capacidad de generación eléctrica con energías renovables.

Pero hay un problema. Cuando inició el gobierno de la 4T, hace tres años, se detuvieron todas las nuevas inversiones. Para alcanzar la meta del 35%, tendríamos que invertir 200,000 millones de pesos más y construir las nuevas plantas de generación en tres años. Es una tarea de todos. Ni la CFE ni ninguna otra empresa podría sola, ni aquí ni en ninguna parte del mundo.

Para enfrentar los desafíos económicos y ambientales de México, debemos dar la bienvenida al conocimiento, tecnología e inversiones, sean públicos o privados.

En “Energía para el futuro” se habla de lo que nos acerca y lo que nos aleja de esa visión. Ahí estarán los expertos. Necesitamos un modelo para el futuro, no para el pasado.

La Reforma Eléctrica que el gobierno de la 4T presentó al Congreso el 30 de septiembre de 2021 busca cambiar 3 artículos de la Constitución con dos objetivos principales:

  1. Darle a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) preferencia siempre, para que pueda generar la mayoría de la electricidad sin importar el costo o el nivel de emisiones contaminantes (esto significa limitar la participación de las empresas privadas, aun cuando ofrezcan un menor costo de generación o energía más limpia con menos emisiones contaminantes).
  2. Eliminar los órganos reguladores autónomos que hoy garantizan la libre competencia entre CFE y otras empresas que se dedican a generar electricidad (los reguladores justamente tienen como misión que el país tenga energía cada vez más limpia y barata).

El resultado de la discusión de los diputados y senadores sobre el modelo eléctrico que tendrá México en las próximas décadas va a determinar qué tan sustentable y qué tanto crecimiento va a tener nuestra economía. Por eso nos debe interesar lo que se está discutiendo en el “parlamento abierto”. Son los legisladores quienes tendrán que responder a nuestros hijos: ¿Cuál es el modelo de energía para el futuro?

La explicación que ha dado el gobierno sobre la reforma es que busca fortalecer a CFE y garantizar la soberanía energética. Pero muchos expertos en “Energía para el futuro” sostienen que, si se aprueba, la reforma en realidad no lograría eso.

¿Por qué no conviene a México esta reforma? Si usted entra al sitio “Energía para el futuro” podrá descubrirlo:

  1. La reforma de la 4T reinstalaría un modelo viejo.

La iniciativa de reforma constitucional regresaría a México a un modelo energético que es casi idéntico al que existía en la década de 1960, cuando se nacionalizó el sector eléctrico y se le dio el monopolio a CFE.

Pero, ¿cómo era México en aquel entonces?

  1. La electricidad la generaba sólo el gobierno.
  2. No había reguladores especializados.
  3. El concepto de energía limpia prácticamente no existía.
  4. La economía mexicana estaba cerrada al mundo.

Para nadie es una sorpresa que nuestro país ha cambiado mucho en las últimas décadas.

Hoy México es una economía grande y moderna, abierta al comercio e inversión de todo el mundo.

¿Qué ha pasado en las últimas seis décadas?

  1. La población casi se ha triplicado.
  2. La economía ha crecido 80 veces.
  3. El consumo eléctrico es 30 veces más alto.
  4. El cambio climático nos ha forzado a actuar con enorme urgencia para mitigar sus consecuencias.
  5. La reforma de la 4T impulsaría la generación de energía sucia, con mayor uso de combustibles fósiles.

Al forzar que sea CFE quien produzca la mayor parte de la energía en el país, la reforma haría que se aprovechen menos las plantas modernas de los privados – que usan energías limpias como el sol y el aire – para emplear más las plantas viejas de CFE, que usan carbón, diésel y combustóleo.

Por eso dicen los especialistas que la reforma privilegia la generación de energía fósil. La CFE prácticamente no produce energía solar ni eólica.

En el sitio “Energía para el futuro” se explica que estos efectos ya los midió el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de Estados Unidos (NREL). Concluyó que forzar la dominancia de CFE, como la reforma eléctrica de la 4T pretende, multiplicaría las emisiones de dióxido de carbono de México hasta en 65%, junto con:

  1. Un aumento en las emisiones de dióxido de azufre de hasta 256%.
  2. Un incremento en las emisiones de dióxidos nitrosos de hasta 92%.
  3. Un aumento en el uso de carbón de hasta 129.6%.
  4. Un incremento en el uso de combustóleo de hasta 1,109.5%.

Por eso los expertos sostienen que la reforma impediría que México alcance las metas de sustentabilidad y energía limpia, deteriorando además la calidad del aire y la salud de la población.

La reforma de la 4T resultaría en energía cara, que terminaríamos pagando todos.

Al darle prioridad a plantas viejas, con tecnología obsoleta, los costos de producción y venta de la electricidad se dispararían. El mismo Laboratorio Nacional de Energía Renovable de Estados Unidos, ha calculado que el costo de generación de energía en México subiría hasta en 52%.

Estos son costos que terminaríamos pagando nosotros, o con nuestro recibo eléctrico o con nuestros impuestos. Peor aún, como todos los productos y servicios necesitan electricidad, habría un efecto inflacionario general en la economía.

Además, las empresas estarían obligadas a comprar energía a la CFE a un precio mucho más alto que el actual, disminuyendo su capacidad de competir con otros países y generar empleo para los mexicanos.

  1. La reforma de la 4T generaría un sistema discrecional, desplazando los criterios objetivos construidos por los expertos.

La regulación del sector eléctrico requiere de un enorme conocimiento técnico. Por buenas que puedan ser las intenciones, tomar decisiones en este sector, sin la supervisión y regulación de los técnicos y especialistas, produce consecuencias no deseadas – como pueden ser privilegiar la energía más cara y sucia.

Al eliminar a los órganos reguladores autónomos – como la Comisión Reguladora de Energía o el Centro Nacional de Control de Energía-, la iniciativa de Reforma eléctrica de la 4T no sólo pretende privilegiar a CFE y eliminar su competencia, sino otorgarle a su dirección general el control absoluto sobre las decisiones del sector, subordinando los criterios técnicos y objetivos a las prioridades de los políticos.

El sitio http://energiaparaelfuturo.org/ es muy claro: “la suma de estos cuatro factores debilitaría financieramente a la CFE”. La CFE generaría energía más cara. No tendría recursos suficientes para hacer las inversiones necesarias. Nos haría más dependientes de los combustibles fósiles del exterior – como el gas de Estados Unidos. Con la reforma eléctrica de la 4T ponemos en riesgo nuestra soberanía.

Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino