Durante muchos años desaparecieron las campañas publicitarias del gobierno con miras a evitar/combatir las adicciones, en este sexenio. Afortunadamente, hicieron su reaparición, pero no está de sobra decir que su orientación no tendrá los impactos que la sociedad mexicana necesita, y me permito explicar algunos puntos al respecto:
- Demasiado tiempo en medios, radio, TV, medios escritos, ya sea electrónicos o en papel, dedicado al fentanilo, droga que en México su consumo, máxime respecto a otras sustancias más ‘comerciales’, es prácticamente inexistente.
- Al alcohol, que es justo la droga que más estragos y muertes, sobre todo en jóvenes, provoca en México año con año, no se menciona casi en los spots oficiales, teniendo todos a la mano licores, de la más baja calidad, incluso, en cualquier, ya no digamos bar, sino tienda de conveniencia y/o miscelánea, en cada esquina y rincón del país. Haría falta una suma se esfuerzos equivalente a la que logró una drástica reducción en el consumo del tabaco.
- Y la arista más importante quizás, el mostrar en dichos tiempos en medios, una campaña agresiva consistente en esparcir un mensaje previniendo a los jóvenes (y a los no tanto) de caer en las garras del crimen organizado trabajando para él, mediante contenido en imágenes crudas y testimonios del infierno que supone entrar a ese “mundo laboral”, donde el destino de la mayoría será una muerte más que espantosa, el sufrimiento para la Familia y, en el mejor de los casos, que sus cuerpos sin vida no desaparezcan, ya en otro caso mejor, una sucia y fría plancha de concreto en alguna cárcel.
La reciente guerra de cifras en cuanto a la cantidad de personas que recluta, como empleador, el crimen organizado, es un debate que no lleva a nada y que además es prácticamente imposible el conocer los números reales. El hecho es que la cantidad es lo suficientemente grande como para considerar un cambio radical en la óptica de las campañas del gobierno para cuidar a los jóvenes del narcotráfico, o ya más bien es ese un concepto en desuso, crimen organizado es el correcto, que abarca una cantidad creciente y enorme de actividades ilícitas.
Ya existe en México, mal que bien, una red nada despreciable de centros de rehabilitación, tipo los “DOBLE A”, algunos privados incluidos, pero los chavos que entran a “trabajar” con los criminales sin darse cuenta muchas veces cuál será su destino. Una madre sufrirá mucho más la desaparición de un hijo, que la hipotética caída en una enfermedad como lo son las adicciones, ya sea al alcohol y/o a otras drogas.