Quien a simplificaciones absurdas mata, a simplificaciones absurdas muere. ¿De qué estoy hablando? Del dinero de dos comentócratas, Héctor Aguilar Camín y Raymundo Riva Palacio. Esto es, del dinero de de los programas sociales. Dinero, como sabemos, que va directamente a los bolsillos de la gente más necesitada en México. Dinero en este caso bendito: un gasto éticamente justificado.

Ahora resulta que ese dinero, el mejor utilizado en nuestro país, tiene la culpa de la derrota electoral de la alianza PRI, PAN, PRD. Así lo han escrito recientemente no pocas personas en los medios de comunicación, destacadamente este martes Hector Aguilar Camín en Milenio y Raymundo Riva Palacio en El Financiero, con más rigor analítico el primero que el segundo —supuesto rigor, desde luego: cita encuestas convenientemente interpretadas para apoyar su argumento y estudios de la heredera intelectual de Claudio X. González, María Amparo Casar—.

Aguilar Camín insiste en que la autoridad electoral informe a la nación que ese dinero no lo recibe la gente pobre gracias al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sino que se trata de un derecho constitucional que no desaparecerá ya sea que llegue a la presidencia la candidata de izquierda Claudia Sheinbaum o si la que se queda con el gran premio es Xóchitl Gálvez.

La gente no es tonta. Este es el error del razonamiento, tan idéntico —clásico nado sincronizado—,  de Aguilar Camín y Riva Palacio.

El INE podría diseñar y lanzar la mayor campaña publicitaria de la historia en medios de comunicación y redes sociales con ese mensaje, inclusive convirtiéndolo en abierta promoción de la candidata X: “Si Xóchitl es presidenta tú seguirás disfrutando del dinero que te da el gobierno”. Pero eso sería una gran tontería. Implicaría un enorme desperdicio de recursos en algo que no serviría de nada. Doble tontería porque perjudicaría a la candidata, la llamada X, a la que busca apoyar la comentocracia.

La gente es inteligente y sabe que la ayuda que recibe actualmente, en el sexenio de la 4T, no la recibió cuando gobernaron quienes están detrás de la candidatura de Xóchitl Gálvez, a saber: Felipe Calderón, Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, Enrique Peña Nieto y Ernesto Zedillo. Todos estos ex presidentes, en forma directa o indirecta, están involucrados en el proyecto —fallido, como queda claro en las encuestas— de derrotar a la candidata de izquierda Claudia Sheinbaum. La participación en el proceso electoral de los expresidentes del PRI y del PAN, y de sus principales aliados, es una verdad evidente en sí misma que no requiere de mayor comprobación.

Ahora los voceros, estrategas y aliados de Calderón, Fox, Salinas, Peña Nieto y Zedillo insisten en que Morena lleva ventaja porque AMLO entrega dinero a la gente pobre. ¿Es verdad?

Creo que los programas sociales solo son parte de la explicación del éxito de Sheinbaum, pero hay otros factores que deben considerarse en la tarea de entender por qué las enormes ventajas, nunca vistas en encuestas aplicadas en elecciones presidenciales, que han llevado a la propia comentocracia de derecha a diagnosticar que el arroz presidencial ya se coció.

¿Qué otros factores explican que Claudia vaya ganando por goleada a Xóchitl? Cinco al menos: (i) la mejor preparación académica de la izquierdista, (ii) su trabajo de muchos años en investigación científica, (iii) su activismo desde muy joven a favor de la educación absolutamente gratuita, (iv) su estilo de vida muy modesto y alejado de la ostentación, (v) sus resultados positivos administrando grandes proyectos en dos gobiernos de la compleja Ciudad de México.

En la comparación Xóchitl queda muy mal parada. Tiene estudios universitarios, pero no de primer orden. Es muy pobre su experiencia en la administración pública, de plano. Lo que más presume es cierto éxito empresarial, pero rápidamente quedó evidenciado que cayó en conflictos de intereses cuando fue delegada en una demarcación capitalina.

Además de que resulta una simplificación absurda, indigna de analistas de la talla de Aguilar Camín y Riva Palacio, argumentar que Claudia Sheinbaum lidera la contienda porque AMLO ha entregado dinero a los pobres resulta estratégicamente inadecuado, es decir, daña a la candidata de derecha a la que pretende beneficiar la comentocracia. Vemos.

Cuando los comentarios de Aguilar Camín y Riva Palacio lleguen a la gente que se beneficia por los programas sociales, será un doble recordatorio: el primero, que en efecto, en este sexenio el gobierno ayuda a las personas pobres; el segundo, que en todos los gobiernos priistas y panistas la ayuda se presumía —sobre todo en la propaganda oficial, pagada a precio de oro—, pero NO llegaba a las personas.

Con justificada razón la gente no se tragará el cuento de que los programas sociales son un derecho constitucional y que nadie los va a tocar. Quizá la mayoría de las personas no entienda de leyes, pero está clarísimo que si existe una constitución modificable en el mundo es la mexicana. Así que a la gente le espantará la posibilidad de que cambien la Constitución quienes, pudiendo en su momento haber gastado el dinero del gobierno en programas sociales para las personas pobres, prefirieron destinar los recursos a otros proyectos, todos estos para beneficiar a las élites, como a los medios de comunicación y a los y las comentócratas que tanto dinero recibían del Estado mexicano… dinero que AMLO les quitó para entregarlo a quienes sí lo necesitan.