Siempre ha habido un tabú en el fútbol mexicano sobre el descenso y cómo manejarlo. En nuestro país hay pasión por el juego en todas las divisiones pero no hay inversión en las divisiones menores. En países con un buen desarrollo de fútbol, la segunda división no es buenísima pero no es tan mala como la segunda división mexicana. Además de esto, la segunda división mexicana es como un cementerio donde se han buscado muchas maneras de revivirla sin éxito.
El descenso en las ligas europeas
En las grandes ligas de fútbol como la de España o Inglaterra la promoción para subir o bajar a la división inferior es algo bastante interesante. En España entran en competencia los últimos tres equipos de la calificación y se van para la segunda. En la segunda hay playoffs que deciden quién va a subir. Simple sencillo y sin dolor. Todos los equipos de la segunda división tienen la posibilidad de estar en primera división, así como todos los que están en la primera división se pueden ir a la segunda si no tienen los puntos necesarios para mantenerse en la primera.
El descenso es simple, sin ciencia y directo. Si tienes una temporada mala, adiós. Eso hace que los equipos de la parte baja de la tabla se preocupen por invertir y los de la parte alta de la segunda división hagan lo mismo para quedarse.
El descenso en México
México copió el modelo de descenso más malo de todas las ligas, el modelo de Argentina. En Argentina cuidan a los equipos que tienen un mal año pues entienden que tal vez pueden tener uno mejor al siguiente. Se castiga la mediocridad larga y no la inmediata. Pues eso es lo qué pasó en México y nos hizo tener equipos medianos comodinos.
¿Por qué digo que el Atlante es el culpable? Hace años el equipo azulgrana era un equipo popular, se podría decir que cerca del nivel de popularidad de Cruz Azul o del Pumas. El Atlante era un equipo muy chilango que jalaba mucha gente en la capital del país. Allá por los ochentas fueron la vitrina del juego de Ricardo Lavolpe que los hacía jugar de manera divertida y espectacular. Una temporada, el Atlante la rompió, fue superlíder aunque no quedó campeón. La siguiente temporada bajó a segunda división. La crónica deportiva chilanga decía que no podía ser que un equipo que había quedado de líder la competencia anterior no podía bajar a segunda la siguiente temporada por una mala administración.
El Atlante bajó, y regresó a la primera división, quedó campeón y a los pocos años bajaron de nuevo a la segunda de donde no han regresado desde entonces. A la prensa chilanga ya se les olvido el Atlante pero el sistema mediocre de ascenso y descenso se quedó.
Si a este sistema le suma todas las trabas que tienen los equipos de la segunda división para llegar a la primera y que cancelaron el descenso por algunas temporadas, podemos ver cómo esto afecta a la generación de futbolistas en el país.
La segunda división como desarrollador de jugadores
En México no se invierte en la segunda división como división de desarrollo. No se busca que se tenga un buen nivel de competencia para tener a la segunda como semillero de jugadores. La aritmética es fácil, si quitan uno o dos extranjeros de los equipos de primera división habría máximo 36 lugares más para mexicanos en los equipos. Si se desarrolla bien la segunda división, podríamos tener equipos enteros como generadores de jugadores. El problema es que como no hay competencia o un premio para subir a la primera división pues no hace tanto sentido meterle a esa división.
Imagine de nuevo a Atlante, al Tampico-Madero, al Correcaminos, al Irapuato, al Celaya, al Veracruz, jugando en la primera división. Sería bueno, ¿no cree?
Esos juegos donde se decidía quien se quedaba en la primera división y quien se iba, eran tan interesantes como los de la liguilla, donde ahora entran 12 equipos. ¡La mitad de los equipos de la liga!
Los culpables, los comentaristas chilangos
Sí, esos que dicen que las Chivas son el orgullo de México y que la Selección es mediocre porque hay muchos extranjeros. Sí esos que se quejan que los 4 grandes no quedan campeones son los que hicieron a la liga mediocre cuando dijeron “pobrecito el Atlante que fue muy bueno una temporada y malísimo la que sigue y por eso se fue a segunda”.
La solución no está en 36 lugares más en la primera división, la solución está en una primera división sólida y una segunda división competitiva que genere más jugadores. Si la segunda división genera buenos jugadores, los equipos de la parte baja de la tabla se tendrían que preocupar por generar buenos jugadores para poder quedarse en la primera.
La Liga MX puede estar jodida por muchas cosas, pero una de las cosas que la tiene jodida es la mediocridad de las divisiones inferiores que se acrecentó desde uno de los descensos del Atlante.