Resulta paradójico, por decir lo menos, que los que más decididamente lucharon y colaboraron para tener una democracia que le permitiera al mismo compañero presidente y camarada Andrés Manuel llegar a la grande, hoy sean sus detractores buscando una reforma retrógrada que regrese el control de las elecciones al gobierno.

Pero no solo es el gobierno, son también las dirigencias de oposición que han secuestrado a los partidos para negociar desde pactos de impunidad hasta gubernaturas.

Durante años los ciudadanos luchamos —junto con AMLO y los otros líderes partidistas— por crear una democracia, plural, equitativa y representativa. Pero hoy, después de mucho dinero entregado por el gobierno a los partidos, si quieres tener una participación electoral, solo es posible lograrla a través de los muy deficientes partidos políticos.

Es decir, tenemos una ciudadanía que hoy es irrelevante a los políticos.

La negociación panista

El día de ayer vimos sentarse a la cúpula panista con AMLO, la pregunta es si saldrá algo positivo de esto, si se incluirá a expertos, asociaciones civiles, académicos o solo servirá para sus con acuerdos cupulares lejos del pueblo.

Basta ver lo que dijo Santiago Creel en una entrevista posterior al encuentro: “Queremos, por ejemplo, entender si hubo corrupción en la distribución de medicamentos y que luego plantearan una solución de fondo”.

¿En serio? O sea: no hay propuesta, ni alternativa, ni datos ni nada.

El INE

El Instituto Nacional Electoral está bajo ataque, pero no tiene más opción que ser un órgano sujeto a los actuales partidos con el dilema de regular, organizar y defender su autonomía de las agresiones del poder. Regula a los reguladores por lo que lleva un yugo siempre.

Los partidos reciben recursos, apoyos y hacen compromisos con grupos de interés; entre sus aliados suele estar la delincuencia, es decir, su base no solo es ciudadana. ¿Por qué lo sería si estamos secuestrados por ellos? Saben que no tenemos opción más que votar por el candidato que elige su dedazo.

El líder se siente Dios

Para hacer carrera política hoy es más fácil lambisconear al “líder” por dinero, puestos o contratos que hacer propuestas o trabajo de base.

Así, gobierno y oposición juegan con nosotros y les vale hacerse más chicos, perder municipios o que avance el régimen, ellos tienen secuestrada la democracia.

En la partidocracia el líder es amo y señor de su voluntad y compromisos que no responden a la ciudadanía.

Es tiempo de exigir a los partidos democratizarse, ser transparentes y hacer propuestas claras con expertos, ciudadanos, organizaciones, y no con ocurrencias a modo de los líderes o gobernantes.

O cambian los partidos, su dirigencia y su corrupción o habrá 4T para largo.

Hoy todos los partidos necesitan cambiar y no ser autoritarios, no reproducir las mismas prácticas de Palacio Nacional.

Manuel Díaz en Twitter: @diaz_manuel