Hace pocos días en una de las redes sociales más importantes, Twitter, surgió una discusión aparentemente sin sentido; la famosa figura de “los negros” de la pluma, —llamados así por ser los autores (esclavos) en las sombras— y la puso en la palestra nuestro querido Ricardo Sevilla @sevillacritico, al mencionar y arrobar a @BeltranDelRio reconocido “profesional” del periodismo, sic, como uno de sus principales beneficiarios, ante lo cual viene la inevitable pregunta. ¿Apropiarse de las letras y estampar firma vale para un artículo, ensayo, libro y hasta para una tesis doctoral; no es delito intelectual si el material tiene contraprestación?

“Ricardo Sevilla @sevillacritico

¿Cuántos libros he escrito? ¿Y cuántos artículos? Si les dijera, se irían de espaldas. Cinco con mi nombre y unos 80 con el nombre de falsos escritores. Y durante años también escribí artículos (cientos) que firmaban falsos periodistas y opinólogos. ¿Verdad, @beltrandelrio?” ¡Toing!

México tiene un alto índice de corrupción en la materia mencionada, obviamente no todos se prestan a solapar  tal corruptela, un ejemplo claro de ello es la Maestra María Isabel Hernández Carrillo  —Catedrática reconocida de INADEJ, universidad especializada en Derecho, criminología, criminalística y Ciencias Forenses y Facultad de Derecho UNAM entre otras instituciones de prestigio—, la maestra al percatarse que una de sus alumnas plagió una tesina, opta por reprobarla, ante el claro disgusto de la  alumna la cual en vez de presentar una disculpa y solicitar nueva oportunidad, lleva el asunto a redes sociales utilizando a una “amiga” con la finalidad de causar desprestigio, pero no hablamos del desprestigio profesional y académico, sino que valiéndose de la supuesta amiga caen en la injuria personal y familiar sumando un delito más al plagio inicial; ¿se vale este tipo de acciones revanchistas ante la ineptitud escolar? Casos hay muchos…

Pero regresando al tema de los mal llamados “negros”, sacado a colación por los artículos  hechos en “loscurito” a  @BeltranDelRio y a una larga lista de intelectuales orgánicos mexicanos, conocidos en las cúspides elitistas como, “abajofirmantes”.  Es secreto a voces en ciertos pasillos editoriales, muchos conocen con  nombres y apellidos a quienes sólo firman el material terminado, aunque en su defensa y a decir verdad, los pobres escritores de renombre se exponen a firmar pifias  y datos inexactos como aquellos que el gran Krauze confiadamente firmó al “historiador” que hizo famoso un payasito en la tele…

Estábamos en plena “chorcha tuitera” tratando que Sevilla nos compartiera más nombres elegantes del periodismo y compartiendo letras, cuando otro compañero remata…

“Francisco @francisco1fdz En respuesta a @sevillacritico @juliocebz y @beltrandelrio

Yo hice 14 tesis de licenciatura y maestría para funcionarios del gobierno del Estado de México y de la universidad autónoma del Estado de México…”

¡Pácatelas!

Ante lo cual por broma le dije: “Nombres; es para una tarea…” Me contestó que  el dinosaurio sigue  vivito y coleando en el Estado de México, —cosa muy sabida— y no podía… Pero lo anterior vino a sumar condimento a la charla de plagios y plagiarios…

Pero bueno, dirá usted querido Divagante, no es noticia nueva, todos recordamos y sino, hay muchas notas al respecto de altos funcionarios, burócratas de postín y hasta ex presidentes presumiendo títulos que  nunca sudaron; ¿no me digan que no conocen a más de uno? ¿De verdad creen que con el conocido intelecto que ostenta Vicente Fox Quezada daba para presentar un examen de licenciatura y presumir título universitario? ¿O el verdadero bombón asesino, aquel que todas querían en su colchón? De ser competentes nuestros funcionarios, las Cámaras alta y baja no gastarían los muchos millones en asesores y mejor aún a los MP no se les caerían los casos por mala integración de expedientes, las llamadas violaciones al debido proceso.

Nos sirvió mucho esa tertulia de escritores fantasma y con ello recordé una historia que precisamente me envió un querido amigo y catedrático de la facultad de Derecho UNAM, con motivo del día del Abogado. Se los comparto para que al menos terminen la columna con una sonrisa y reflexión.

DUDA RAZONABLE

Se encuentra un magistrado Presidente de una sala civil, —sin un carajo para hacer, por supuesto— sentado cómodamente en el sillón de piel, contemplando su inmenso despacho, pensando en la inmortalidad del cangrejo, cuando de pronto llega una situación a la cabeza generando gran duda.

Hacer el amor con la secretaria, ¿es trabajo o es placer?

Ante la tremenda inquietud y pasando  10 minutos sin resolver, llama a su Secretario particular que cómodamente leía “El Deforma”, y le plantea.

—     Hacer el amor con mi secretaria, ¿es trabajo o es placer?

Todo atolondrado por tan importante pregunta, el Secretario responde:

—No lo sé señor Magistrado, tendría que estudiarlo…

—     ¡Te doy una hora, ni un minuto más para responder!

El Secretario particular intrigado y con cara de preocupación acude presuroso al Proyectista de la sala y le pasa la pelota:

—     Que el Magistrado Presidente haga el amor con su secretaria, ¿es un acto de trabajo o de placer?

El proyectista, (que muy ocupado chateaba por whatsApp), le responde que no sabe…

—     ¡Tienes 45 minutos para averiguarlo, busca jurisprudencia y doctrina al respecto!

El proyectista va corriendo y traslada la pregunta  al Secretario de Acuerdos, el cual estaba muy ocupado tomando café y planificando su fin de semana… Por supuesto tampoco sabe la respuesta, ante lo cual llama al Meritorio y pregunta angustiado…

Para no hacerla más larga, la pregunta baja escalón por escalón  llegando hasta el Escribiente, quien acaba de atender una diligencia de dos horas, que tiene  el escritorio atiborrado de expedientes con acuerdos por elaborar, varias sentencias que redactar (Sí, ya sabemos que no es su trabajo), una audiencia con testigos, alteros de expedientes para confrontar documentos y foliar copias certificadas, elaborar la estadística mensual,

—     Qué el Secretario de Acuerdos olvidó — Y por si fuera poco, tratando de estudiar para el parcial que presentará en dos horas, en fin, atorado hasta la m…

—     ¡Escribiente! Tiene 5 minutos para contestarme; Que el Magistrado haga el amor con su secretaria, ¿es un acto de trabajo o de placer?

Sin levantar la vista ni parar de escribir, el Escribiente responde inmediatamente:

—     ¡ES PLACER!

El jefe intrigado ante la pronta respuesta le pregunta:

—     ¡Explíqueme! ¿Cómo ha llegado a tan rápida conclusión?

Nuevamente sin levantar la vista…

—     Muy simple; porque si fuera trabajo ya me hubieran ordenado que me la echara yo.