Hay leyes escritas y no escritas. En cualquier circunstancia deben respetarse las que son sensatas en términos de garantizar una convivencia social sin violencia.

El debate político-periodístico en México está violando, casi a diario —peor aún: varias veces al día—, una ley que me parece fundamental: la de que todo debate debe ser civilizado, esto es, basado en la verdad, la buena fe y la tolerancia.

Se puede discrepar sin ofender. De hecho, se debe discrepar sin caer en el insulto, la mentira y el fanatismo.

El debate civilizado necesariamente exige pericia en una disciplina no muy difícil de practicar, pero con frecuencia marginada: la empatía, que simple y sencillamente es el arte de ponerse en el lugar de la persona con la que no se está de acuerdo.

El principal enemigo del debate civilizado es la ira. Aplica aquí una sentencia del escritor romano Publilio Siro: “La ley ve al hombre encolerizado, pero el hombre encolerizado no ve la ley”.

Una parte de la comentocracia mexicana —tristemente mayoritaria—está enojada con AMLO, Sheinbaum y en general con toda la gente que simpatiza con la 4T. La molestia tiene que ver con dinero que recibían los medios y que la 4T redujo sensiblemente.

Sobran los y las columnistas que piden al presidente López Obrador dejar de polarizar a la opinión pública. Se trata de una exigencia razonable, ya que solo la concordia podrá llevarnos a superar tantos problemas en México. Pero…

La comentocracia suele coordinarse —el nado sincronizado es evidente— cuando se piensa que Andrés Manuel ha cometido un error grave. Entonces, en vez de analizar el comportamiento de AMLO con objetividad, esto es, tomando en cuenta todas las posibles explicaciones de la actuación presidencial que se está analizando, los y las columnistas que odian a la 4T se lanzan, mucho más allá de la reflexión racional, a la siembra de discordia.

Viene al caso otra sentencia de Publilio Siro: “La discordia nos hace más cara la concordia”. Y sin concordia, esto es, sin unidad social para enfrentar con posibilidades de victoria los problemas que nos dañan a todos y a todas, lo único que se logra es dividir todavía más.

Trampa contra Claudia

Ayer vimos un lamentable espectáculo de nado sincronizado periodístico contra Claudia Sheinbaum. Un número elevado de comentócratas se aventó a matar a la aspirante presidencial de Morena por un simple error, que por cierto ella no cometió.

Tal error fue causado por una estructura partidista local, la de la Ciudad de México, más ocupada en este momento en la grilla por la candidatura a la jefatura de gobierno y, ni hablar, encabezada por gente con poca experiencia.

El error existió, es un hecho: no se llenó el Estadio Azul. No fue grave porque Claudia hizo lo más inteligente que podía hacer una candidata presidencial: se ausentó para no regalar a la oposición una foto de ella con las tribunas vacías. Ya llenará la campaña de Sheinbaum el Estadio Azul, o el Azteca o inclusive el Zócalo. No ha sido para tanto, pues.

Por supuesto, el equipo de la morenista y aun la propia exjefa de gobierno merecían algunas críticas, pero no la oleada de perversidad que vimos en no pocas columnas políticas. Lo peor es que no se trató de periodistas con criterio independiente que coincidieron en un tema. Nada de eso. Fue una acción perfectamente orquestada y dirigida desde el atril del frente PRI, PAN, PRD donde mueve la batuta el jefe de jefes de esa alianza política, el empresariao de ultraderecha Claudio X. González.

En la columna de Pablo Hiriart publicada en El Financiero este viernes se anuncia la segunda parte del mencionado ejercicio de nado sincronizado contra Sheinbaum: Que si Omar García Harfuch no logra la candidatura a la jefatura de gobierno capitalina, entonces Claudia “será vista como una figura de ornato, sin fuerza para sostener una decisión”.

El problema es que sí Harfuch es candidato, entonces dirán que Claudia ya pelea con AMLO por el poder.

¿Cuál decisión asegura Hiriart que Claudia Sheinbaum tomó y podría no sostener? Ninguna. Si acaso decidió algo relacionado con el proceso interno de Morena en la CDMX, fue aceptar que Harfuch participara como un contendiente más. La poseedora del bastón de mando en la izquierda no pudo haberle garantizado nada a un aspirante carismático que va líder en las encuestas, pero que quizá no tiene tanta ventaja como necesitaría para hacer a un lado a Clara Brugada. Esto se sabrá con los resultados de las encuestas que aplique Morena.

De hecho, si las encuestas del partido de izquierda coinciden con las de MetricsMx publicadas en SDPNoticias, habrá candidatas mujeres en:

  • CDMX, con Clara Brugada.
  • Chiapas, con Sasil de León.
  • Guanajuato, con alma Alcaraz
  • Morelos, con Margarita González
  • Veracruz, con Rocío Nahle.

No significa que las cinco ganen las encuestas en sus entidades, pero las que no resulten triunfadoras si quedan suficientemente cerca de los punteros se beneficiarán de la necesidad de que participen en las elecciones estatales cinco mujeres. Podría ser el caso de Brugada y Harfuch. En cualquier escenario la doctora Sheinbaum estará satisfecha porque se habrá cumplido con la norma interna de Morena, que es lo importante.

Que ahora sí AMLO dejará de ser popular

Desde que empezó el sexenio eso se ha escuchado en las redacciones de medios de comunicación mexicanos. Lo dicen columnistas y directivos de diarios, televisoras y estaciones de radio cada vez que el presidente enfrenta un problema. Pero no ha ocurrido. Situaciones complicadas van, situaciones complicadas vienen..., y la aprobación de AMLO se mantiene en niveles muy altos. Ahora pronostican que esta vez sí caerá la popularidad presidencial. Veamos columnas de este viernes.

Francisco Garfias, de Excélsior: “Otis le abolló el teflón a YSQ”

  • “El huracán Otis, categoría 5, no sólo devastó Acapulco y cinco municipios más de Guerrero. Se llevó un pedazo de la popularidad de López Obrador a quien han tundido durísimo por considerar que subestimó la fuerza del meteoro”.
  • “Su traslado por tierra al devastado puerto, a sabiendas de que no iba poder a pasar, es parte de las críticas. Su adversarios lo vieron como un montaje para ganar simpatías en horas trágicas”.
  • “¿Que no hay helicópteros?, es una pregunta reiterada”.

Raymundo Riva Palacio, de El Financiero: “Una foto, estilo de gobernar”

  • “La fotografía en la brecha es la síntesis del colapso presidencial en la toma de decisiones, resultado no de un momento, sino consecuencia de una forma ultrapersonal de gobernar”.
  • “Una fotografía dibujó sin proponérselo el estilo de gobernar del presidente Andrés Manuel López Obrador. Fue captado por un autor no identificado a bordo de un Jeep militar atascado en una brecha entre Chilpancingo y Acapulco, donde ni avanzaba ni retrocedía, atrapado como miles por la alteración de vida que causó el huracán Otis”.
  • “López Obrador estaba paralizado y había caído en una trampa natural, a donde él mismo se entregó por actuar con más estómago que cabeza”.

Héctor Aguilar Camín, de Milenio: “Acapulco: la responsabilidad y el ridículo”

  • “Para no llegar rápido al Acapulco destruido, el presidente tomó la decisión de irse por tierra, a sabiendas de que las carreteras estaban tapadas”.
  • “Llegó tarde, mal y nunca; su trayecto tuvo momentos ridículos, como quedarse atascado en el lodo. Fue acompañado en todo por los secretarios de la Defensa y la Marina, que dieron muestras así de su propia nulidad ante lo que sucedía”.

Carlos Loret de Mola, de El Universal: “México no tiene presidente para las cosas importantes”

  • “Ver a López Obrador atorado en una carretera es un grotesco espectáculo demagógico”.
  • “¿Qué no estaba disponible ninguno de los helicópteros de alta tecnología super equipados para sortear las peores tempestades, los Black Hawk y los Puma, que utiliza todos los fines de semana para supervisar el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas?”.

Joaquín López-Dóriga, de Milenio: “Catástrofe y vanidad”

  • “La fotografía del momento, con soldados en el cofre y otros atrás tratando de hacer palanca con un tronco, retrató todo: el comandante supremo de las fuerzas armadas hundido en el fango en medio de la nada”.

Jorge Fernández Menéndez, de Excélsior: “Las lecciones de Otis”

  • “Más insólito resulta que haya decidido ir a Acapulco por carretera, como si él y sus destacados acompañantes no supieran que las rutas estaban cortadas”.
  • “Y que en ese camino se hayan atascado en numerosas ocasiones, hayan terminado atrapados en un lodazal, una imagen que perdurará en el tiempo”.

Carlos Marín, de Milenio: “Inútil presidencial viaje de pesadilla”

  • “Se requieren más de las nueve o diez horas que le llevó al presidente López Obrador viajar de Palacio Nacional al devastado Acapulco para intentar descifrar el misterio detrás del absurdo de que viajara por tierra en tres distintos vehículos y pasara el bochorno de quedar varado en dos ocasiones”.
  • “En el soleado mediodía, bien pudo viajar por aire y llegar en menos de una hora”.
  • “Como película cómica de cine mudo, el mandatario utilizó una camioneta Suburban, un jeep militar y un camioncito de redilas”.

Si se hubieran puesto en los zapatos de AMLO los columnistas mencionados habrían entendido lo que hizo el presidente: sufrir él lo que muchísimas personas sufrirán antes de que la infraestructura de Guerrero vuelva a estar plenamente operativa. Eso es empatía en los hechos, no en el discurso. A la gente afectada le habría insultado ver pasar los helicópteros del gobierno para llegar rápido a tomar la foto. Es decir, la popularidad de Andrés Manuel crecerá, y no al revés.

La corte merece respeto

Me parece que los extraordinarios moneros de La Jornada y El Chamuco están abusando con la ministra presidenta de la corte suprema Norma Piña. Con los admirables Rafael El Fisgón Barajas y José Hernández mucha gente de Morena está pasándose en sus cuestionamientos cargados de mala lecha contra la SCJN. No es ilegal burlarse de las figuras públicas, pero hacerlo solo por ideología perjudica al debate civilizado.

Hasta en medios de derecha hay abusos, como el de la columna anónima de El Financiero, llamada Confidencial, en la que se cuestionó a un ministro muy serio y totalmente alejado de la política, Jorge Mario Pardo Rebolledo, solo porque un domingo comió en el restaurante Morton’s, que al redactor le parece caro. A mí no: ni tan caro… y ni tan bueno. Prefiero otros establecimientos, como el de Arturo en Polanco. Lo más lamentable es que el columnista pregunte si la corte pagó la cuenta. ¿Es necesaria tanta vileza?

La Suprema Corte de Justicia de la Nación en general está integrada por gente buena y estudiosa que merece respeto. Si hay una jurista que quizá no está a la altura de sus colegas es la más identificada con Morena, Yasmín Esquivel, ya que se copió sus tesis de licenciatura y doctorado. Las cosas como son.