Al nepo baby Córdova nadie lo cuestionó por ser hijo de un brillante antecesor de Morena. Tiene razón Sergio Sarmiento en su artículo de Reforma de este lunes: “Dice AMLO que no conoce a Guadalupe Taddei, la nueva presidenta del INE, pero sí a su morenista familia, muchos de cuyos miembros trabajan en gobiernos de la 4T. Sin embargo, el padre de Lorenzo Córdova, Arnaldo Córdova, fue un cercano colaborador de Andrés Manuel y nadie objetó el nombramiento de Lorenzo como consejero electoral. Sugiero dar ahora a Taddei el beneficio de la duda”.

Su crítica debería el señor Sarmiento dirigirla a los diarios en los que colabora —Reforma, de la Ciudad de México; El Norte, de Monterrey, y Mural, de Guadalajara—, ya que fueron los que más escándalo hicieron con el tema de la familia Taddei. Hasta una foto publicaron para probar que AMLO sí conocía a la nueva presidenta del INE. Pero esto resultó una calumnia, ya que en la fotografía no aparecía Guadalupe Taddei al lado de Andrés Manuel, sino Irene Arriola, esposa de Jorge Taddei.

Como siempre, la mentira publicada en una nota muy destacada de primera plana fue aclarada… en la parte de abajo de la página dos.

En cualquier caso, Córdova es hijo de una celebridad del movimiento de AMLO, Arnaldo Córdova, fallecido en 2014, mientras que Taddei solo tiene relaciones familiares con gente mucho más sencilla ligada a Morena en Sonora.

Sin duda, Lorenzo Córdova es todo un nepo baby —palabra que surge de nepotismo y bebé, o sea, es un hijo de famosos que la hizo en la vida—. Y es que no solo su padre era un destacado intelectual; también su madre, Anna Paola Vianello.

Hay de dos sopas con los y las nepo babies, o son personas tan elegante como deliciosamente sencillas, como la actriz Gwyneth Paltrow, o se trata de paradigmas de mamonería como don Lorenzo.

Sea lo que fuere, Córdova hizo un buen trabajo al frente del INE. Se pasó de arrogante en su agresividad contra AMLO y la 4T, pero esa es otra historia. Debió imitar el comportamiento digno de la ministra presidenta Norma Piña, quien las críticas presidenciales las ha respondido con silencio, que vale más que la alharaca propia del niño mimado y berrinchudo..

Todos esperamos que Guadalupe Taddei también sea excelente como presidenta consejera del Instituto Nacional Electoral.

Lo mejor que podría pasar es que pronto, en una mañanera, el presidente López Obrador se diga decepcionado de la señora Taddei. En efecto, exactamente lo mismo que ha dicho de dos personas cercanas a su movimiento que llegaron a la corte suprema, Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara Carrancá.

Ríos Farjat y Alcántara Carrancá han decepcionado a AMLO porque, a pesar de su ideología cercana a Morena, han actuado con independencia y respetando más la Constitución que al partido político con el que simpatizan.

La señora Taddei igualmente deberá ignorar los intereses del partido de su familia para atender lo ordenado por la ley fundamental. Es lo que todos esperamos, aunque el presidente siga ejerciendo su sagrado derecho al encabronamiento, que a nadie debe escandalizar.