Cada vez resultan más evidentes las contradicciones en el discurso y la narrativa del presidente López Obrador y es preocupante, porque sus vacilantes decisiones afectan al país.

En la mañanera de ayer, AMLO lanzó duras afirmaciones en contra del gobierno de Joe Biden responsabilizándolo de financiar organizaciones de la sociedad civil que son incomodas a su gobierno.

Lo hizo a pesar de que ya se ha mencionado que esos apoyos vienen de hace décadas e incluso se entregaron durante el gobierno de Trump, que son transparentes y auditados y se destinan a la promoción de la democracia y anticorrupción, Biden no los instauró ni tienen el fin de descarrilar su gobierno.

Las incongruencias

Por cierto, en la misma mañanera, reiteró que con Trump llevó muy buena relación “y lo respetamos y nos respetó”.

Ya olvidó que en campaña le dedicó su libro “Oye Trump” donde aseguraba que se le pondría al tú por tú y que a él no le haría lo que supuestamente le hizo a Peña. También olvidó que el expresidente lo insulta y lo sobaja cuando se refiere a la forma en que se “dobló” para lograr inconfesables acuerdos, sin embargo, para nuestro presidente, solo se trata de entender “que así es él”.

Tampoco ha dicho nada del yerno de Trump que en su libro narra cómo lo sometieron a cambio de apoyos políticos. ¿Entonces lo de “Oye Trump” fue pura vacilada y oportunismo o realmente lo Trump lo tiene agarrado y deberíamos preocuparnos?

Con respecto a la corrupción de los expresidentes, dijo que “son procesos” a cargo de la FGR y “no podemos hacer juicios sumarios, hay que esperar que se lleven a cabo las investigaciones y no adelantarnos.”, que no posee información específica ni es su intención perseguir a ningún adversario, que el pueblo decidiría mediante una consulta y que él no haría lo de Salinas cuando detuvo al líder del sindicato de Pemex, Joaquín Hernández Galicia.

Luego, unos minutos más tarde se lanzó en contra de sus antecesores:

“Pues en el Gobierno de Salinas, lo hemos dicho, es en el Gobierno en el que se entregaron los bienes de la Nación, del pueblo a particulares, a sus allegados, un gran saqueo, entonces nada de eso, vamos a que ya no se repitan esos hechos de corrupción y hacer a un lado la parte espectacular”.

Andrés Manuel López Obrador

Después la contradicción:

“Y mucho menos fabricar delitos y actuar a partir de venganzas políticas, no es mi fuerte, lo he dicho varias veces, la venganza, lo que queremos es erradicar la corrupción y lo estamos logrando, acabar con la corrupción y con la impunidad”.

Pero si antes dijo que si el “pueblo bueno” no lo pedía no intervendría, que mejor ver para adelante.

Entonces ¿Los deja impunes o no? Y así nos ha traído toda su administración, primero acusa y despotrica para luego, no hacer nada.

¿Y el Ejército?

Quizá una de sus más graves contradicciones tiene que ver con la Guardia Nacional y la militarización del país.

Durante su larga campaña, repetía que el Ejército debería utilizarse para suplir:

“las incapacidades de los Gobiernos civiles”.

“No es con el Ejército como se pueden resolver los problemas de inseguridad y violencia”.

“El presidente Juárez sabía que no podíamos apostar a una Republica militar, sino a una República civilista”.

“No podemos aceptar un gobierno militarista”.

Andrés Manuel López Obrador

Pero, ya en la presidencia, creó una Guardia Nacional bajo mando militar y ahora trata de oficializarlo. Quién le entiende.

La “mafia del poder”

Lo mismo con los empresarios, un día hace juicios sumarios y afirma:

“Y lo mismo, ya lo hemos hablado, porque no era nada más el grupo de oligarcas o el grupo compacto que se creó cuando Salinas sobre todo, llevó a cabo la venta, entrega de los bienes de la nación a particular que fue la piñata, que se quedaron los bancos, se quedaron con las empresas y todos sus allegados, porque quería crear así se expresó en ese entonces un grupo compacto, una nueva oligarquía para eternizarse en el poder, nada más que no le salieron las cosas, hicieron mucho daño”.

Pero ¿Quiénes son los empresarios de su circulo más íntimo? Carlos Slim, empresario al que Salinas le entregó el monopolio de Telmex y que ahora AMLO lo quiere reforzar al tratar de desaparecer el IFT.

Roberto González “el Mazeco”, heredero del emporio de dos salinistas emparentados y Carlos Hank, de grupo Atlacomulco, que unieron sus fortunas e influencia bajo la dirección del nieto, Carlos Hank González, del favorecido grupo Banorte a quienes AMLO ahora quiere ayudar para que se queden con Banamex.

Carlos Peralta de Grupo IUSA, cuyo director general es Raúl Salinas de Gortari, con AMLO volvieron a ser el mayor proveedor de conectores y medidores de la CFE, como cuando AMLO lo criticaba.

Ricardo Salinas Pliego, Salinas le entregó Imevisión, hoy TV Azteca, posteriormente Banco Azteca, y con AMLO le otorgaron el manejo y emisión de la Tarjeta Bienestar para entregar los apoyos sociales y le quieren condonar impuestos.

El presidente se contradice en todos los sentidos y sectores, con el Poder Judicial y con el Legislativo, con los empresarios, en la supuesta lucha contra la corrupción y la inseguridad y en materia económica.

Qué difícil tratar de entender para dónde va el país. Parece que depende del humor con que amanezca AMLO.

Lo que nos sostiene es que existe una buena parte de la vida institucional que no ha podido destruir.