Tal vez no me recuerdes, pero durante un tiempo de mi vida laboral como sobrecargo de Mexicana de Aviación, fui además Secretaria de Actas de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), y con ese cargo me tocó ir varias veces al despacho de tu papá, desde entonces asesor legal del sindicato, para la revisión y en su caso corrección, de las actas que yo elaboraba para los diferentes procesos sindicales.

No recordarás mi presencia, pero yo me acuerdo perfectamente de ti; estabas en la preparatoria y tu padre exhibía orgulloso las fotografías donde posaban sonrientes tú y tu hermana. Pero eso no es lo importante, sino meramente anecdótico y para dar contexto.

Lo que sí es importante es que, aprovechando que este lunes asistirás a una mesa de negociación con mis compañeros aglutinados en la Asociación de Jubilados y Trabajadores de la Aviación Mexicana (AJTEAM), quiero hacer algunas puntualizaciones al escrito que tu oficina de Comunicación Social hizo en respuesta a la entrevista que Fausto Guerrero, Presidente de la AJTEAM, dio a La Jornada.

Primero dices que lo dicho por mi compañero Fausto es falso, ¿qué es falso, Luisa? Tu papá sigue siendo hasta el día de hoy el asesor legal de ASSA, al que sigo agremiada. Él, junto con Eugenio Narcia -que trabaja en el despacho con tu papá- han planteado la ruta jurídica desde un principio en el caso de Mexicana de Aviación.

Tú le llamas “coalición” y mencionando que alrededor de 5 mil es el número de trabajadores sindicalizados que, vía sindicatos interpusieron diversas demandas, pero no dices que entre ellas están algunas promovidas por tu papá, desde el año 2010. Olvidas que somos 8, 500 trabajadores y más de 600 jubilados; desconozco quién te pase tal dato, pero es incorrecto, y lo digo con conocimiento de causa, porque cuando sucedió la “bajada de vuelo” de Mexicana de Aviación, yo estaba en el cargo de Secretaria de Actas.

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Siguiendo con tu respuesta, permíteme poner en duda que los “activos” fueran repartidos, como afirmas. Lo único que se vendió fueron 9 aviones y 17 motores Airbus, y este dinero se repartió entre todos los trabajadores, pero ese dinero correspondió a dos meses de salario que Mexicana nos dejó de pagar en 2010, por lo que de ninguna manera ese dinero debe considerase una liquidación, de ningún tipo.

No lo digo yo, así lo mencionó en su momento el propio Alán Velázquez, secretario del Juzgado encargado de tal dispersión.

Prosigo. Tú aseguras que “se han resguardado los bienes” pero no es cierto. Está debidamente documentado que los trabajadores perdimos los almacenes fiscales, que eran propiedad de Mexicana.

¿Y qué me dices de la siguiente lista? El 50% del Centro de Capacitación Alas de América (CECAM) que es el Centro de Adiestramiento de Aeroméxico; el Centro de Adestramiento a Tripulaciones (CAT), que está dentro de la masa concursal y que nunca dejó de laborar, actualmente Volaris lo utiliza para sus adiestramientos y reclutamientos; el 50% de Servicios de Apoyo en Tierra (SEAT); Aeromexpress; el Edificio de Servicios de Mexicana de Aviación y los estacionamientos que forman parte del edificio de servicios que ahora maneja mi sindicato, por ciento, sin rendir cuentas a los compañeros sobrecargos… ¿le sigo? No Luisa, no han resguardado nada, al contrario.

Se te pidió, desde que llegaste al cargo, que llamaras al Síndico de la quiebra para que rindiera cuentas a los trabajadores sobre cuáles son los bienes con los que cuenta Mexicana de Aviación, pero te negaste y es un dato que no tenemos al día de hoy.

Y sabemos, porque es evidente, que lo embargado no alcanza para entregarle a cada trabajador lo que le corresponde, pero tampoco han rendido cuentas del Fideicomiso que se hizo en 2014 para “resarcirles a los trabajadores”. Los sindicatos, y lo sabes perfectamente, han manejado ese dinero de manera opaca, y aunque argumentan que no tiene dividendos, jamás han mostrado documento alguno de rendimiento, y lo peor es que no tarda en fenecer dicho fideicomiso.

Y sí te refieres a la dispersión que se hizo del Fideicomiso fueron 171 millones de pesos, que sólo benefició a cerca de siete mil trabajadores, tal y como lo plasmaron los sindicatos en diferentes comunicados “este pago no corresponde a una liquidación de los adeudos a los trabajadores, sino a un apoyo económico derivado de la constitución del Fideicomiso Mexicana MRO 2100, administrado por INVEX.”

Y de los pagos que dices que cobraron los jubilados, fue de su propio fideicomiso dentro de la empresa. el F767, que sólo tenía al momento de la bajada de vuelo cerca de 90 millones de pesos, eso fue lo que cobraron, cuando debía de tener más de 3 mil millones.

Falta saber el destino de los terrenos que Mexicana de Aviación tiene en Tuxpan, y de la Base de Mantenimiento de Guadalajara, entre otros.

Y lo sostengo frente a ti, aunque lo consideres ataque “personal”, pero hay un claro conflicto de interés cuando tu padre es abogado de mi sindicato y el Secretario General le dice a la nueva representación sindical “que se olviden del caso de Mexicana, que está muerto y que no hay absolutamente nada que hacer”.

¿Después de más de 10 años de estar esperando justicia, crees que nos vamos a quedar así, de brazos cruzados? Tal parece que esa es la ruta jurídica trazada por el despacho de tu padre.

En tu escrito que mandaste a La Jornada, en el que calificas de falsa e imprecisa la información de la nota publicada, señalas que se hará una repartición justa, pero… ¿justa para quién?, ¿para los representantes sindicales de ASSA, por ejemplo, que llevan más de 9 años sin dar un solo informe a los sobrecargos activos del caso Mexicana?

Lo siento, pero no puedo quedarme inerte cuando se maneja con frivolidad la información del caso de Mexicana de Aviación, en el que los trabajadores llevamos una década esperando que se resuelva. No cuando pretende desestimarse un justo reclamo con una palmadita en la espalda diciendo: “ya, ya… todo va a estar bien”. No cuando se subestima la reseña periodística de un medio impreso, solamente para disimular la abolladura de un escudo heráldico.

Es lo que por el momento tengo que decir, Luisa. Por tu atención, muchas gracias.