A mitad del camino… la oposición parece haberse perdido y facilita al partido gobernante avanzar con rumbo al 2024.

El PAN que estaba llamado a convertirse en el partido opositor con más probabilidades de éxito para arrebatarle el poder a Morena, esta cayendo víctima de sus propias decisiones y erradas estrategias, que no parecerían tener una explicación lógica.

De poco han servido las lecciones y resultados del pasado para que Acción Nacional retome su rumbo, modifique su proyecto y ajuste su discurso a las necesidades y exigencias actuales de la mayoría de la población. Al contrario, parecería que están conscientes de que no les alcanza de aquí a tres años para volver al poder y su prioridad es reagrupar y proteger a sus liderazgos, para dar la pelea en otra ocasión, cuando el viento de manera fortuita, les sople a favor.

Enfrascados en discusiones twitteras estériles y muchas veces sin importancia, el PAN poco aprendió de lo que sucedió en Tamaulipas el pasado mes de junio, en donde ante la embestida de la justicia federal, decidieron cerrar filas para apoyar a su gobernador Cabeza de Vaca, marchar por él, y tratar de convertirlo en una especie de mártir de la democracia; el resultado, perdieron prácticamente todo el estado, congreso y municipios, todo, salvo Tampico, se lo llevó Morena.

Hoy, sin hacer caso a ese ejemplo, han decidido defender a capa y espada a su ex candidato presidencial Ricardo Anaya, beatificándolo como una figura pulcra y honesta, un perseguido político de un régimen que prácticamente solo desempolvó denuncias que en el pasado habían hecho priistas y también varios panistas que hoy lo defienden. No han entendido que para la mayoría de la población, no existe el político honesto, y por ende, cuando hay una acusación de ese tipo, la sentencia de culpabilidad se da desde que los señalamientos se convierten en noticia.

Aunado a eso, ahora legitiman el discurso oficialista que los señala como una oposición que atenta contra la libertad y que trabaja para intereses extranjeros, al traer como invitado de honor al Senado de la República, al líder del partido de ultraderecha española VOX, Santiago Abascal; quien incluso firmó con el coordinador de los panistas en el Senado y otros militantes, la llamada Carta de Madrid. Lo que le ha valido una serie de críticas a los firmantes, no solo de otros partidos, sino también de periodistas, analistas y hasta de miembros de su instituto político, quienes tuvieron que salir rápidamente a deslindarse de dicho acto.

La división al interior del partido tampoco ha ayudado. A la salida de Felipe Calderón y su círculo cercano (que solo respaldan al panismo cuando las designaciones de posiciones les favorecen), ahora también se sumó la crítica que hizo el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, quien tuvo que declinar a su intención de buscar la dirigencia nacional, por no existir condiciones democráticas al interior del PAN. Exhibiendo a Marko Cortés como un político autoritario, que ha basado las decisiones del partido en base a lo que le puede convenir a él. Por algo es que ha dejado que sus “patrocinadores” o liderazgos locales hagan lo que quieran con las candidaturas, así sea heredarlas, con tal de que le ayuden a mantener su posición de dirigente nacional.

Por eso el PAN puede criticar al gobierno actual de autoritario, de ser un régimen dictatorial, donde solo unos cuantos mandan; pero nada de eso le reditúa porque por más que lo griten, no es creíble viniendo de un partido que está acostumbrado a que sus posiciones se las pasen de padres a hijos, hermanos, esposas, sobrinos y demás. No tienen autoridad moral porque ellos mismos se han encargado de deslegitimarse a sí mismos.

Entre estas y otras pifias, navega sin rumbo fijo el barco de Acción Nacional, muy lejos pero muy lejos de llegar a buen puerto. Un navío secuestrado por piratas que solo buscan cuidar su riqueza y sus intereses, a costa incluso de su misma militancia.

Una verdadera lástima en un momento en el que México necesitaría un contrapeso serio y responsable, que se abra al debate, que arrope las causas de la mayoría real, y que priorice por delante de sus intereses, la voluntad de un pueblo que pide a gritos mejores resultados.

Hasta cuando se darán cuenta que entre Vox, Anaya y otras pifias, están ayudando a consolidar el proyecto, pero de la 4T; y sus resultados electorales en el corto plazo, lo seguirán demostrando.