A escasas horas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) haga acto de presencia en el podio de la ONU… “Mantenimiento de la Paz y seguridad internacionales: exclusión, desigualdad y conflicto” será el tema,  y no dudamos hablará de Sembrando Vida.

“Si no se actúa con determinación, nos estamos jugando nuestra última oportunidad, literalmente, de cambiar el rumbo de las cosas”, dijo el secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, días antes a la reunión en Glasgow COP26, el pasado mes de octubre.

Reuniones al parecer infructuosas, dado que desde 1994, cuando comienza la Conferencia de las Partes, COP. Realmente los logros han sido casi nulos, las decisiones allí tomadas siguen beneficiando a los que más tienen y perjudicando a los pobres tercermundistas que contaminan en porcentajes mínimos si los comparamos en relación a los países del llamado “primer mundo”.

Los grandes análisis al término de tan afamada reunión, que como siempre servirán para hacer mesas de “debate” —no son otra cosa que relaciones públicas y salir en la foto—tratarán de inocular las ideas previstas con antelación y “los que saben” nos llevarán de la mano  invitándonos a “participar”; nos permitirán reflexionar sobre lo que los humildes ciudadanos “estamos haciendo mal”…

No obstante el modelo propuesto plantea, como siempre, paliativos a los cuales se les inyectan miles de millones que pararán en las manos y bolsillos de unos cuantos, la contaminación jamás parará mientras hayan ganancias fructíferas para las grandes corporaciones que son dueñas, amas y señoras de todo lo que consumimos; taparon el ojo al macho como cada año, esa fue la consigna.

Para no ir más lejos tenemos el llamado “Protocolo de Kioto”, creado con bombo y platillo para reducir las emisiones de gases de efecto (GEI) invernadero que a decir de los que saben causan el calentamiento global. Este instrumento llegaría para poner en práctica lo acordado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; pero como sabemos, los principales países contaminantes se lo pasan por el arco del triunfo… ¡Letra muerta, vaya!

Algo que es de aplaudir, presumir y que sirve como una medida audaz e implementada en México sin tanto rebuscado análisis, es el programa Sembrando Vida.  

“Se estima que cada vivero produzca 50 mil plantas al año, por lo que en total se obtendrán más de 280 millones de plantas. El programa requiere 575 millones de plantas. El 40 por ciento, 229 millones, son 14 especies agroindustriales: café, cacao, maguey, coco, entre otras”

Gobierno de México

Quienes, como Ricardo Anaya, aseguran que la inasistencia del presidente de México en estos menesteres y juntas internacionales es por “sentirse incómodo en lo que no conoce”, podemos recordarles que sus predecesores acudían gustosos a ese tipo de festines con la finalidad de agarrar hueso y hacer conexiones sin importar el conflicto de interés que esto acarrea, y sobre todo hacer turismo político llevando de paseo a la familia y amigos. Lo digo por Felipe, Enrique y Chente. La naturaleza nunca importó y los recursos naturales, renovables y no renovables de nuestro país les fueron rentados y regalados al mejor postor… Al final nunca vimos acciones serias al respecto.

Las grandes mineras canadienses saqueando y contaminando y convirtiendo en páramo cada lugar donde sientan sus reales son el claro ejemplo. Las cadenas hoteleras, que si bien incrementan el trabajo, llenan de contaminación y radicalizan la pobreza a sus derredor. Las textileras y talabarteras contaminando ríos... Habría que analizar a fondo los costos a todos niveles. La lista es larga, las amonestaciones y multas módicas no representan una solución de fondo, y sí aumentan la corrupción en los municipios y estados.

Más adelante la historia nos narrará hechos que solo el paso del tiempo  permitirá apreciarlos en total magnitud, nadie queremos llegar a lo planteado en la fatídica película Wally.

Aquello que en la experiencia propia resultaron útiles debiera ser lo que siga implementando en España y otros países. Grupos ambientalistas luchan por que no se queme la paja del arroz, la consecuencia al no quemarse y pudrirse a cielo abierto o en los mismos lagos, es la mortandad de peces. La paja al pudrirse en las aguas libera gas mortal, los agricultores por tradición llevan siglos de experiencia respecto a los temas del campo y agropecuario para que de la nada salen unos “niños verdes” a querer enseñar. Urge personal de experiencia en los gobiernos y no activistas que muchas veces tienen buena intención pero nulo conocimiento.

Pero algo que es más que conocido en los diferentes foros: Los valores respecto a la naturaleza varían dependiendo el escalón y empresa dónde estés posicionado. Los conflictos de intereses siempre son trastocados, ningún país se escapa de ello e invariablemente los políticos que fuerzan la creación de nuevas leyes ambientales, participan o son accionarios de las mismas empresas que sobrepasan las mismas leyes.

Un gran ejemplo es Al Gore, ex vicepresidente y ex candidato de Estados Unidos: Cobraba  n 2019 la nada módica suma de 175 mil dólares por conferencia, y está vinculado con al menos 14 empresas de la llamada tecnología verde... verde al menos en el papel.

El 26 de enero de 2006 el diario The Washington Post declaró que Al Gore “cree que a la humanidad le pueden quedar solo 10 años para salvar al planeta de convertirse “en una sartén total”. Una de sus tantas mentiras maquilladas. Su factura eléctrica revela que consume un 3 mil 400 por ciento más de energía que el hogar promedio de Estados Unidos. Cuando dejó la Casa Blanca, Al Gore tenía una cuenta por valor neto de 2 millones de dólares; hoy se le estima en más de 200 millones.

Al final pareciera que las ideas que en algún momento expuso el tachado como fanfarrón diletante político, al que incluso sus rivales miraban de forma tangencial, Donald Trump, no andaba tan errado en algunas de sus aseveraciones: las grandes riquezas se acumulan en la “lucha contra el calentamiento global”.