Dos noticias importantes han golpeado recientemente a los mexicanos. Primero, los pronósticos del crecimiento económico de la economía para 2022. Y en segundo lugar, el anuncio publicado por CitiBank relacionado con la venta de Banamex y todos sus recursos físicos, personales y financieros.

De acuerdo a los más recientes pronósticos, la economía mexicana crecerá en 2022 alrededor del 2.8 por ciento. Si bien es cierto que esta cifra era esperable ante la gran recuperación experimentada en 2021 (si tomamos en consideración la caída inconmensurable del PIB en 2020 como resultado de la pandemia) muchos habrían esperado que la economía diese muestras de mayor dinamismo para el presente año.

Desafortunadamente, la irrupción de la variante Ómicron y, sobre todo, la falta de incentivos fiscales por parte del gobierno federal, la economía no aprovechó una buena ventana de oportunidad ofrecida por la recuperación mundial de 2021. En este contexto, el histórico paquete fiscal impulsado por el presidente Biden y el consiguiente crecimiento de las exportaciones mexicanas y las transferencias de remesas, han resultado insuficientes ante el estancamiento que vivirá nuestro país a lo largo del 2022.

Huelga señalar que este pobre crecimiento (como de tiempos del neoliberalismo... asegurarían los morenistas) se traducirá inevitablemente en la magra creación de empleos y en la pérdida de oportunidades para millones de mexicanos que han iniciado –o buscan iniciar- una pequeña o mediana empresa.

Por otro lado, el anuncio realizado por CitiBank pone a muchos a especular sobre las razones que yacen detrás de la venta de Banamex. Según dijo el director, Citi continuará operando en México, mientras que los bienes que pertenecen a Banamex como Banco Nacional de México serán puestos a las manos del mejor postor. Vale recordar, en este sentido, que Citibanamex representa el tercer grupo financiero más grande del país, con un total de 1 billón 500 mil millones de pesos.

Si bien -según aducen los especialistas- la venta de Banamex no golpeará directamente a la economía mexicana, lo que ha hecho Citi es crear un ruido innecesario que puede ser interpretado por algunos inversionistas como una señal de falta de confianza de la entidad financiera hacia la viabilidad del mercado mexicano. Aquí sí que deberán las autoridades, dentro de los próximos días, reiterar el mensaje de que la venta de los activos del banco nacional no conlleva el retiro de las operaciones de la entidad estadounidense en nuestro país.

En conclusión, México tendrá un complejo 2022 en términos económicos. Si a ello le añadimos el azote de Ómicron, la absurda consulta de revocación de mandato, y una hipotética (e improbable) renuncia del presidente AMLO, nuestro país deberá navegar en aguas tormentosas. ¡Qué bien nos vendría un buen liderazgo!

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4